Retener talento en 2024, un reto inminente

Nima Pourshasb

Con la llegada y ampliación de empresas de la industria maquiladora, manufacturera y de servicios de exportación resulta innegable que la gestión y retención del talento se perfilan como retos fundamentales que determinarán el éxito de las organizaciones en México en 2024.

Desde mi perspectiva, confirmo que la competencia por el talento ha alcanzado un grado sin precedentes; las empresas ya no pueden confiar exclusivamente en ofertas salariales atractivas, por lo que es imperativo que vayan “más allá” para conservar a profesionales altamente capacitados.

La inquietud por el equilibrio entre la vida laboral y personal, el desarrollo profesional continuo, y la provisión de beneficios individuales, se han consolidado como la demanda esencial de la actual fuerza laboral. Este fenómeno nos exige a todos los líderes reconsiderar nuestras prácticas y edificar ambientes laborales que no solo aprecien la productividad, sino también el bienestar de cada empleado.

En este contexto, la realidad empresarial en México emerge como un terreno propicio para la innovación en la administración del talento. En un mercado laboral dinámico, la retención de profesionales competentes implica comprender sus necesidades cambiantes y adaptarse de manera proactiva a las mismas, al tiempo que se recibe de parte de ellos experiencia, una mezcla de habilidades, incluyendo las blandas, tecnológicas y especializadas, y por ende, de su productividad a favor de los negocios.

La compensación salarial, aunque mantiene su relevancia, no constituye la única variable que determina la permanencia de un colaborador en una organización. A mi entender, hoy en día los profesionales buscan un equilibrio entre el desarrollo personal y el éxito profesional. Un entorno que promueva la formación integral se ha vuelto imprescindible para atraer y conservar al mejor talento humano.

También hay que reconocer que la flexibilidad en las políticas laborales se ha vuelto un factor crucial. La implementación de modalidades de trabajo remoto, horarios flexibles y medidas que fomenten la conciliación entre la vida laboral y personal representa una inversión estratégica en la retención de talento. La instauración de políticas que permitan a los empleados administrar eficientemente su tiempo, reconociendo la importancia de la vida fuera de la oficina, es un acierto para retener a los colaboradores.

El desarrollo profesional continuo es otro aspecto que no puede pasarse por alto. Los profesionales buscan oportunidades para aprender y crecer dentro de la organización. La puesta en marcha de programas de desarrollo personalizado, mentorías y capacitaciones constantes beneficia no solo a los empleados, sino que también fortalece la posición competitiva de la empresa al contar con un equipo altamente capacitado, reforzando su marca como empleadora y volviéndose atractiva en el mercado.

Además, la oferta de beneficios individuales es una estrategia que ha ido cada vez más en ascenso. Reconocer y atender las necesidades específicas de cada colaborador crea un ambiente donde se sienten apreciados. Se trata de adoptar un enfoque personalizado en la provisión de beneficios, desde programas de bienestar emocional hasta opciones flexibles relacionadas al bienestar. Este enfoque ha demostrado ser no solo una inversión en bienestar y felicidad de nuestros empleados, sino también en la productividad y lealtad a largo plazo.

Estoy seguro que las empresas exitosas serán aquellas que comprendan las necesidades de sus empleados y se esfuercen por construir ambientes laborales que fomenten el equilibrio, el crecimiento y el bienestar. En este panorama, la inversión en el talento se convierte en una estrategia no solo necesaria en 2024, sino también visionaria para el futuro de cualquier organización. La competencia por el talento no es simplemente un desafío, sino una oportunidad para liderar el camino hacia una gestión del talento más humanizada, flexible y orientada al éxito sostenible.

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