Tren Maya: una “inauguración electoral” y a medias 

Octavio Martínez

El presidente Andrés Manuel López Obrador estará hoy en San Francisco, Campeche, para inaugurar los primeros tres tramos del Tren Maya, con la promesa de tener concluido todo el proyecto el 29 de febrero de 2024. 

Pero a varios kilómetros de ahí, en territorio quintanarroense, las dudas son evidentes ante un suelo que no permite el avance esperado de la maquinaria con la que el gobierno de la 4T edifica esta obra.

Este viernes está programado que López Obrador dé salida a los trenes que comunicarán a localidades campechanas y yucatecas con las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Cancún, un punto alejado de los núcleos poblacionales del norte de Quintana Roo.

Es precisamente en este último lugar donde comienzan los verdaderos problemas para el gobierno federal porque ahí se inician los tramos finales, cuyos encargados de la obra han encontrado la resistencia de una selva repleta de cuevas con agua dulce que impiden la colocación de estructuras que sostendrán el tendido de la vía férrea, como se ha sabido desde que se anunció el Tren Maya como una obra prioritaria para el presidente.

En la conferencia matutina del 11 de diciembre último, Gustavo Ricardo Vallejo Suárez, comandante del Cuerpo de Ingenieros Felipe Ángeles, reportó que los tramos 5 Norte, 6 y 7 tienen un avance de 63 a 67% en una longitud de 532.3 kilómetros. En estos segmentos las labores son ejecutadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Mientras que el tramo 5 Sur, de Playa del Carmen a Tulum, de aproximadamente 62 kilómetros de longitud, es construido por tres compañías privadas, entre ellas ICA; tiene un progreso de 50 a 65% en diversos segmentos.

No obstante, a 11 semanas de la promesa de entregar toda la obra concluida para su operación, la realidad en el campo de trabajo es otra y el atraso es evidente con amplias zonas donde aún ni siquiera han logrado acondicionar los terrenos.

Los grupos de activistas y ambientalistas, que constantemente se encuentran en el campo de labores verificando la afectación de cuevas y cenotes por los trabajos, aseguran que los avances son mucho menores de los que se plantean en las conferencias del presidente.

“Nosotros no consideramos que los avances tengan más allá de un 20% o 25%; hay zonas donde no hay absolutamente nada, más allá de la devastación que se hizo en la selva. Hay tramos en los que no se ha avanzado porque están atorados en muchos de los pasos de cavernas donde hay que aplicar sus pequeños puentes y viaductos, u obras más específicas para lograr librarlos”, explica Guillermo DChristy, fundador del colectivo Sélvame del Tren.

El retraso en las obras. Foto: Guillermo DChristy

Dicha situación ha prendido la alerta entre los integrantes de este grupo ambientalista –el principal detractor del Tren Maya–, pues temen que las prisas por terminar la obra ocasionen más daños al ecosistema y mucho más graves que los imprevistos de un principio.

“Lo que nos preocupa es que siguen devastando selva, siguen afectando el acuífero para sacar material pétreo con explosiones (…) La presión de traer una agenda electoral para una inauguración electoral hace que muchas cosas se dejen en el tintero (…) Nos preocupa que en un momento dado, por las prisas, se dejen de hacer las cosas bien y haya mala decisiones. 

“Cuando la política va arriba de la técnica siempre hay problemas, y aquí no estamos exentos”, advierte DChristy.

Por lo pronto se mantienen vigilantes de lo que está ocurriendo con los trabajos, principalmente en el Tramo 5 porque es precisamente ahí donde se ubica la red de ríos subterráneos de los más extensos del mundo.

“Nosotros vemos complicado que para el 29 de febrero o primero de marzo de 2024 pueda correr una máquina de Cancún a Tulum; es la misma naturaleza la que ha ido complicándoles el camino, no nosotros”, aclara.

La selva fileteada. Foto: Octavio Martínez

Un tren a ninguna parte

A partir del sábado 16 de diciembre próximo cuatro trenes construidos por Alstom operarán por primera vez con pasajeros con boleto pagado.

Luego de pasar 12 estaciones al salir de San Francisco, Campeche, arribará a la estación Cancún Aeropuerto, donde los primeros usuarios llegarán a un punto que no lleva a ningún lugar. Hasta ahora no se ha anunciado la manera de acceder a la infraestructura aeroportuaria que se encuentra todavía a varios kilómetros de ahí.

En la estación de Cancún Aeropuerto las obras continúan –a marchas forzadas– pese a que son parte de la inauguración, de acuerdo con reportes de aquella ciudad.

Asimismo no se ha comunicado por ninguna autoridad la existencia de algún medio de transporte terrestre que permita conectar el centro de Cancún, a unos 15 kilómetros de ahí, con la estación ferroviaria. En los alrededores de la obra sólo hay selva que no han podido derribar los encargados del proyecto.

Ambientalistas. Temor por más destrucciones. Foto: @gchristy65 

Oscar David Lozano Águila, general de división director del Tren Maya, ha dicho que el proyecto comenzará a funcionar de manera paulatina.

Ese no es el único inconveniente: los precios de los boletos con los que se inicia el proyecto son caros para el grueso de la población: mil 166 pesos para clase turista y mil 862 en premier. El costo es único, abordando en Cancún o San Francisco, Campeche, sin importar en donde baje el pasajero.

Desde Cancún o Playa del Carmen el transporte más económico para viajar por la Península son los denominados taxis foráneos colectivos, cuyos precios oscilan entre los 300 a 500 pesos por persona a diversas localidades de Yucatán, incluida la capital, Mérida.

Es por medio de ese transporte que la población trabajadora regresa a sus comunidades, luego de laborar principalmente en establecimientos turísticos de la Riviera Maya.

Sobre los costos del boleto del Tren Maya, Lozano Águila aclaró que “están en adecuaciones”, pero no aclaró cuándo los ajustarán a costos económicos, tal como prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Instalaciones incompletas. Foto: Octavio Martínez

“El precio que tiene el boleto va con un factor por kilómetro que se calculó y que se registró en la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario. No, no es un precio libre, lo que nos dan es un margen”, explicó Lozano Águila en la conferencia matutina del 4 de diciembre último.

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