Rocha exhibido ¡se le cayó el montaje de las tortillas!

Álvaro Aragón Ayala

No hay duda ¡Son inocentes!¡se le cayó el montaje de las tortillas a Rubén Rocha Moya!, sin embargo, el Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina, el ex Rector Juan Eulogio Guerra Liera, y los integrantes del Comité de Adquisiciones, fueron vinculados a proceso sin ninguna prueba, por las órdenes del gobernador giradas al Juez de Control. Se quedó, eso sí, con las ganas de destituir a Madueña Molina.

¿Por qué, pues, se vinculó a proceso sin ninguna prueba al Rector en activo, al ex Rector y a los funcionarios del Comité de Adquisiciones de la UAS? Es elemental. De párvulo la deducción lógica: porque fue la consigna que recibió el Juez y porque de no acatarla dejaría en ridículo y desnudaría a Rubén Rocha. El gobernador sería blanco de la burla sinaloense. El Juez de Control lo salvó, pero aun así el mandatario quedó exhibido.

El miércoles y el jueves los funcionarios en activo de la UAS y el ex Rector Juan Eulogio Guerra Liera fueron sometidos una agresiva embestida de la Fiscalía de Justicia del Estado y su aliado, el Juez de Control, Adán Alberto Salazar Gastélum, intentando que reconocieran las perversidades de un montaje prefabricado por el propio gobernador: la supuesta compra irregular de tortillas con una factura “fantasma” de 18 millones de pesos que, sin existir, les sirvió a Rocha para elaborar una querella de desempeño irregular de la función pública y ejercicio indebido de funciones.

Pero ¡se les cayó el montaje de las tortillas! creado por Rubén Rocha Moya, la Fiscal Sara Bruna Quiñónez y los medios de comunicación amarrados con contratos millonarios con el gobierno del Estado. De entrada, la propia Fiscalía de Justicia reconoció que no había daño al erario de la Universidad ni a los recursos del estado, lo cual era suficiente para cerrar el caso. Sin embargo, la consigna del gobernador, todos lo saben, era vincularlos a proceso y destituir al Rector Jesús Madueña. Y de ser posible encarcelarlo.

Nadie lo puede negar. El gobernador gritó en una de sus semaneras que contaba con una factura de compra de tortillas por 18 millones de pesos. En el juicio se comprobó que esa factura nunca existió. Luego los medios de comunicación pagados por Rocha Moya fueron inflando la cantidad hasta los 45 millones de pesos. Tampoco ese monto existió, mucho menos la documentación que avale compras por esa suma.

Pero, aun así, sin ningún sostén legal, apoyándose en versiones elaborados por el propio gobierno del Estado para su publicación “periodística”, con la complicidad del Juez de Control, la Fiscal Sara Bruna Quiñónez, obedeciendo al gobernador, buscó la vinculación a proceso y la destitución del Rector y la judicialización del ex Rector y los miembros del Comité de Adquisiciones. Sólo logró la primera. La falta de pruebas le impidió consumar lo que sería una infamia: quitarle el cargo a Madueña Molina.

Bien. Al no poder comprobar la compra excesiva de tortillas para alimentar a los albergados de las Casas de Estudiantes y a las brigadas de salud de la UAS que apoyaron las campañas de vacunación contra el Covid-19, la Fiscalía pretendió hacer creer que la institución compraba el kilo de la tortilla a 60 pesos exhibiendo una factura falsa, ya cancelada, emitida por el Sistema de Administración Tributaria del Estado. La farsa no funcionó.

Luego, la Fiscalía acusó a los funcionarios de la UAS de no licitar la compra de tortillas, cuando la Ley de Arrendamiento y Adquisiciones del Estado de Sinaloa establece que cuando se trate de alimentos perecederos no hay necesidad de licitar. Se precisó también ahí que el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó un decreto para cancelar la licitación en la compra de alimentos cuando se tratara de apoyo a las brigadas de salud en la temporada de pandemia.

No hubo entonces pruebas. No hay pruebas. Todo es falso, es un montaje creado por Rocha Moya que sirvió para prefabricar una demanda penal contra los funcionarios de la UAS y el ex Rector Juan Eulogio Guerra. Con la vinculacion a proceso, el Juez de Control Adán Alberto Salazar salvó del ridículo al gobernador, pero no pudo impedir que ahí en el juicio saliera a flote, a la luz, la falsedades del “caso de las tortillas”, de que se trata de un montaje mal armado para causarle el mayor daño posible a la honra de los funcionarios uaseños que no le quieren pasar el control de la UAS. Así, este juicio exhibió las perversidades de Rubén Rocha.

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