Ana Luz y Jorge, “activos” de Rocha y sus odios desatados

Carlos Leonel Reichel Mendoza

En el 2016, el 4 de diciembre para ser precisos, escribí un artículo que llamé o titulé “Amargura, vanidad y dinero mueven en la UAS a Guillermo Ibarra y Ana Luz Ruelas”, en el que describí la inquina desatada por la pareja por no haberles permitido construir un cacicazgo familiar en la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas. En aquel entonces, Ana Luz era académica en activo de la FEIyPP. Hoy es maestra jubilada.

Esa amargura, convertida en odios ancestrales, aún persisten; han trascendido en el tiempo y la distancia y se los han heredado a Jorge Ibarra Martínez, a quien han convertido en un retrato de ambos. Jorge Ibarra, quien ostenta el título de abogado, pero que no se le conoce haber litigado en casos relevantes, es la copia de Guillermo y Ana Luz. Sobre Jorge hay acusaciones serias de acoso sexual por parte de estudiantes de la UAS y por haber embarazado a una de sus alumnas.

El viraje. Después de renegar días y noches completas porque Rubén Rocha Moya no emprendía ninguna acción contra la UAS, Ana Luz Ruelas se ha convertido, con todo y que la quiere despistar, en un “activo” importante del gobernador en la consumación de los ataques a la Universidad, no por su chafa brillantez ni por su falsa pose de “intelectual”, sino porque tiene un espacio en El DEBATE, el cual usa para descargar sus amarguras contra las autoridades de la Casa Rosalina, principalmente la FEIyPP.

El “espíritu crítico” de Ana Luz Ruelas contra la máxima casa de estudios le brotó a borbotones cuando el Consejo Universitario le negó la oportunidad de convertirse en directora de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas para evitar la formación interna de un cacicazgo familiar. Su esposo Guillermo Ibarra dejaba la dirección de la Facultad y ella pretendió que le heredara el cargo. Al no cumplírsele su capricho estalló en cólera.

Todo mundo recuerda que al terminar su periodo en la Facultad, Guillermo intentó perpetuarse en el cargo a través de su pareja: Ana Luz Ruelas Mojardín. No lo logró: el Consejo Universitarios que a él lo llevó a la dirección de la FEIYPP y que en su momento él aplaudió le negó el apoyo a Ruelas, frustrando así el proyecto de cacicazgo familiar.

Al recibir la pareja dispareja el revés a sus vanidades y codicias, se vinieron en cascada los desvaríos públicos. Los dos comenzaron a atacar ferozmente a la UAS. Todo lo descalifican. No ven los avances de la universidad. Cayeron en lo que parece ser una ceguera permanente por interés mutuo. Sus agresiones contra la UAS son una campaña sistemática de improperios y de descrédito.

Ana Luz Ruelas a vuelto a las andadas, pero ahora convertida en una “activa” colaboradora de Rubén Rocha Moya, en la voz del gobernador, en su columna “Retorno” de El DEBATE, que, a como se ve, fue creada exclusivamente para atacar a las autoridades de la UAS y a actores políticos a quienes por años la falsa “intelectual” ha atacado culpándolos de su desgracia, de no haberla convertido en directora de la FEIyPP.

Esos odios descargados por la jubilada universitaria fueron transferidos a Jorge Ibarra Martínez, otro “activo” de Rubén Rocha y de Feliciano Castro Meléndrez, diputado de Morena, que al igual que Ana Luz Ruelas descarga sus amarguras en el periódico NOROESTE, intentando hacer creer, por indicaciones del Tercer Piso del Gobierno Estatal, que los abogados de la UAS no sirven y que las resoluciones del Juez de Control y ministro de culto religioso, Adán Alberto Salazar Gastélum, son apegados a derecho.

El alegato de Jorge Ibarra, popular en la UAS por el acoso sexual a las alumnas de la FEIyPP, no tiene ningún fundamento jurídico, ya que aunque ostenta título de abogado, es un neófito en los quehaceres del derecho. Para muestra basta un botón: el Juzgado de Primera Instancia de Control y de Enjuiciamiento Penal de la Región Centro admitió un recurso de recusación en contra del Juez de Control Adán Alberto Salazar ante su parcialidade en el proceso contra el Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, doctor Jesús Madueña Molina, y el Abogado General de la institución, Robespierre Lizárraga Otero. Punto.

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