Los latrocinios de Quirino que ameritan cárcel

Francisco Rocha García 

Con un cinismo que no tiene límites el ex gobernador priista Quirino Ordaz Coppel nos vio la cara a los sinaloenses. El grado de corrupción con que se condujo es terrible y de ese tamaño es la irritación de la sociedad, que se enteró, de que a través de una licitación de alcance internacional, hizo arreglos para que su primo hotelero Ernesto Coppel Kelly se quedara con la construcción de Acuario Mar de Cortés en Mazatlán, con una inversión inicial de mil 467 millones de pesos. 

Un reportaje del periódico de circulación nacional El Universal reveló que en la investigación se encontró que los fondos con que se realizó la obra que se considera la más grande de Latinoamérica, son de aplicación público y privada y el hoy embajador de México en España, la promovió hasta el final para cumplir un capricho a su familiar. 

El descaro con que actuó como Ejecutivo de Sinaloa, rayó en lo ofensivo al creer que los ciudadanos son unos ingenuos al pretextar que a la convocatoria para la adjudicación de los trabajos solamente acudió su pariente. No hubo ningún inversionista que se inscribiera. Es más, que siquiera solicitara información para participar. 

Esas argucias, desde este lunes, lo hicieron ver como el gobernante más mentiroso de la historia ante la ciudadanía que en las calles mostró su coraje y que demandó una indagación profunda para que se aclare y se castigue a quien merece estar en la cárcel. 

Y aplastar la llaga en una maniobra que se advierte que procedió asi para asegurar su vida financieramente y las de sus familiares porque este parque tendrá ingresos totales por 9 mil 500 millones de pesos, seis veces más de lo que se invirtió totalmente. 

La treta con la que se benefició él y su parentela, despertó la envidia de los jugadores de lotería y corredores de bolsa, porque se auto sirvieron de un obsequio a la sombra del poder y en vez de estar en prisión, goza de la protección del Gobierno Federal en una oficina diplomática en el país ibérico. 

El anhelo de Ernesto Coppel Kelly, dueño de una cadena de hoteles, comenzó a obsesionarlo desde el Gobierno de Mario López Valdez. En 2014 hizo sus primeros intentos sin resultados favorables. Le dieron para atrás porque proponía ganar y ganar todo. 

Pero en 2017 con apenas un mes de asumir la gubernatura, Quirino Ordaz Coppel se centró en sacar el proyecto que incluyó el cierre del antiguo Acuario, en una burda acción para canalizar todas las utilidades hacia sus bolsas, que como empresarios no tienen llene. 

Hoy se explica con mayor claridad, porque las autoridades federales lo protegen y lo premiaron con un cargo diplomático, lo que nada tiene que ver con la contra campaña que desplegó para que los priistas perdieran las elecciones al Gobierno del Estado en 2021. 

La trama es más perversa, al avistarse componendas de miles de millones de pesos, en cuyas operaciones, no escapa la posibilidad de que por el manto protector con que lo cubrieron, halla altos funcionarios, como beneficiarios, de la Presidencia de la República actual. 

Este es solo uno de los casos que se conoció. Se presume que hay muchos más en los que estuvieron en juego el dinero y otras ilegalidades. 

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