Crisis de la transición 1977-2000 4.- Intelectuales e INE-bloque opositor

Carlos Ramírez

La incorporación del INE al bloque opositor PRI-PAN-Partido de Los Chuchos-Coparmex-Claudio X. González representó la definición del órgano electoral como un grupo político militante a favor de una determinada corriente ideológica. Desde su fundación, el organismo electoral fue entregado por Salinas y Zedillo a un grupo intelectual que venía de la izquierda socialista y hasta comunista, pero que ya formaba parte del realineamiento neoconservador.

Lo lógico en la fundación del aparato electoral hubiera sido la consolidación de un grupo de juristas, en tanto que la tarea institucional en las elecciones tenía que ver con la aplicación de la ley cada vez más compleja. El presidente Salinas de Gortari fue el que incorporó como consejero ciudadano del IFE en 1991 a José Woldenberg, proveniente del grupo intelectual de la revista Nexos –de la que fue director después de terminar su ciclo en el Instituto– y desde entonces el funcionamiento y designación de los consejeros obedece a ese cacicazgo intelectual.

El debate político después de las elecciones de 1988 se concentró en el espacio intelectual, al grado de que Woldenberg potenció el Instituto de Estudios de la Transición Democrática como un espacio de apropiación de la interpretación política oficial posterior al conflicto electoral de 1988.

En su vigente libro “El Evangelio de la transición” (Debate, 2009), el politólogo César Cansino abrió una larga discusión 1995-2005 con Woldenberg para analizar la disputa por la propiedad de la transición de México a la democracia entre los intelectuales de Nexos que se habían “acercado al Gobierno de Salinas tan necesitado de apoyos y soporte legitimador y obtuvieron a cambio un lugar de privilegio en el mundo cultural del país”. La apropiación intelectual del proceso de transición fue consolidada por Woldenberg en un documental realizado con entrevistas a miembros de su propio grupo y desde entonces esos intelectuales decidieron en su momento “sostener ideológicamente al viejo régimen y contribuyeron más a su permanencia que a su transformación, lo apuntalaron hasta su muerte pese a que ya acusaba señales crónicas desde mucho tiempo atrás”.

El debate sobre la transición a la democracia tiene que ver con procesos sociales y políticos reales, no con definiciones intelectuales. El bloque intelectual de Nexos se apropió del IFE-INE no solo con asesorías sino con la expropiación del discurso de ideas transicionistas solo en el aspecto procedimental de respeto al voto, pero a través de mecanismos de ejercicio cada vez más creciente de autoritarismo político intelectual desde el Instituto para ir acotando la dinámica de desarrollo político a través de partidos y sociedad.

La centralización autoritaria del control intelectual en el IFE-INE y el papel de autoritarismo político del organismo sobre el desarrollo político de partidos y sociedad centralizó la democracia solo en el respeto al voto, pero inhibió la dinámica política que debió haber llevado al Estado, sus instituciones y la sociedad a lo que Leonardo Morlino estableció como la calidad de la democracia y definió en cinco dimensiones: estado de derecho, rendición de cuentas, reciprocidad social, respecto a derechos y libertades en igualdad política social y económica.

El bloque intelectual que se apropió del INE determinó la definición de democracia en función solo del control del padrón electoral y de las elecciones libres, pero de tal manera que le ató las manos al papel que deberían jugar los partidos políticos en la dinamización del desarrollo de instituciones más allá de las campañas y las elecciones. El IFE-INE de Woldenberg a Lorenzo Córdova Vianello vedó el desarrollo realmente democrático del cambio político impulsado con la nueva estructura electoral de 1990 y convirtió a los partidos en meros recaudadores de votos, con lo cual el organismo electoral se convirtió en un elemento de perversión de la transición democrática y evitó que la liberalización electoral derivará en una instauración y consolidación democráticas de nuevas reglas e instituciones, desconociendo que toda transición, también establecida por molino, es un régimen temporal.

Este proceso de perversión de la transición desarrollado por el IFE-INE explica el papel actual del Instituto con Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón como una institución opositora al grupo de López Obrador y aliada al bloque conservador de Va Por México.

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