El empoderamiento de los grupos criminales

Alexei Chévez Silveti

Ha sido un año de muchas cifras sobre la violencia y delincuencia que padecemos los mexicanos gracias a los grupos criminales y su crecimiento en México.

Cifras donde vemos un país que parece hundirse en el terror, donde una maestra de preescolar les canta a sus alumnos escondidos debajo de sus pupitres para evitar ser heridos durante una balacera, donde se castiga a colegios que realizan simulacros para proteger a sus alumnos en caso de balaceras.

Sistemáticamente, nos negamos a aceptar que estamos inmersos en una pesadilla de la que no vamos a despertar pronto.

No se trata de jugar con los números de víctimas o delitos para que se vean mejor o peor y demostrar lo mucho o poco que se hace en esta materia. Es admitir que los grupos criminales están rebasando a las autoridades de muchas partes del país y que cada día estos sujetos son más violentos y más fuertes, ante la poca o nula respuesta de las autoridades.

Hoy, las organizaciones criminales no sobornan a los políticos para que les permitan continuar sus actividades ilícitas, hoy, estos grupos exigen a las autoridades puestos y presupuestos en los gobiernos. Son ellos quienes ahora reciben dinero y espacios en administraciones rebasadas ante el poder de los delincuentes.

Dinero para comprar más armas y equipos que les permitan superar a las corporaciones de seguridad locales y enfrentar con ellas a sus rivales. En lo que se ha vuelto una carrera armamentista para ver cuál “Grupo de élite” criminal tiene más y mejores armas o vehículos para presumir en redes sociales.

Ante esta realidad nacional el Estado tiene pocas opciones y ninguna es ideal.

Hay que regresar al Estado de Derecho que hemos perdido, debemos poder garantizar la paz y tranquilidad a los ciudadanos, los números de delitos y homicidios deben bajar sin importar cuales eran hace 10 o 20 años. ¡Eran terribles antes y lo son ahora! La tranquilidad con la que operan estos criminales debe ser contenida, hay que retomar las zonas donde estos sujetos imponen autoridades y extorsionan a los comerciantes locales, la impunidad sigue siendo un tema central para combatirlos, mientras no los llevemos a la justicia y logremos condenas contra ellos, todo lo demás es inútil.

¿Cómo lograrlo?

Se puede fortalecer aún más la presencia militar en el país y en los mandos de las corporaciones estatales y municipales, para asegurar que no se corrompan ante el crimen organizado y asegurar una coordinación local y federal efectiva, no es lo ideal pero hoy no hay mando civil que no pueda ser intimidado o coaccionado por los cárteles. Hay, que aumentar la presencia de la Guardia Nacional para inhibir las actividades delictivas en las zonas donde repunten los delitos donde autoridades locales no los puedan contener, se debe fortalecer la presencia de grupos de acción directa de Semar, Sedena y GN para apoyar a los efectivos desplegados en los operativos o cuando estos soliciten apoyo, fortalecer las capacidades de investigación de la GN y generar una coordinación interinstitucional con todas las áreas de seguridad del Estado para detener y condenar a los líderes y sus grupos criminales, así como las estructuras financieras que los apoyan.

El seguir dependiendo de las FFAA para tareas de seguridad no es lo ideal, es hoy, lo necesario para evitar que se sigan empoderando los grupos criminales en el país.

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