El proyecto transexenal de AMLO en la lógica de la actual crisis
Carlos Ramírez
En su discurso del 112 aniversario de la Revolución Mexicana acomodó el presidente López Obrador el escenario político de la segunda mitad de su sexenio, del cierre de su administración y sobre todo del espacio real de la sucesión presidencial de 2024: la vialidad transexenal de su proyecto político definido como Cuarta Transformación.
Una cosa es que se utilice el análisis político para argumentar en contra de la propuesta lopezobradorista y otra cosa que se pierda de vista que todo proceso de sucesión presidencial se basa en tres pivotes de una sola continuidad: personal, de proyecto y de grupo político.
Coordinados por el politólogo Samuel Schmidt, un grupo de analistas está circulando el libro AMLO: más allá de la mitad del camino, (https://www.amazon.com/dp/B0BMSRJRFP/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=1668876525&sr=8-2, en versión Kindle e impresa en papel) para buscar una interpretación analítica del ciclo de reacomodo político que comenzó con las elecciones legislativas de 2021 y terminará con la toma de posesión de la próxima administración en 2024.
En el libro participan José Luis Talancón, Xóchitl Patricia Campos, Jorge López, Andrés Fábregas, Gerardo Lozada, Arnulfo R. Gómez, Margarita Salazar, Miguel Molina, Carlos Ramírez y Gabriel Campuzano, en uno de los pocos esfuerzos de análisis político con el instrumental de las ciencias sociales para entender e intentar explicar el proyecto presidencial y el contexto en el que se desenvuelve, mucho más allá de las fobias y las filias que están distorsionando el ambiente político y están contribuyendo a polarizar la correlación de fuerzas sociales.
Varios de los autores de textos participarán hoy en una mesa redonda de presentación del libro vía zoom a través del canal YouTube El Independiente en sus plataformas de Facebook y Twitter.
Las últimas declaraciones presidenciales han creado un ambiente más explicitó del momentum político del país, sobre todo por el desbordamiento de los espacios institucionales del involucramiento de grupos sociales en las calles a través de manifestaciones públicas, pero en el entendido de que detrás de las marchas se encuentran posicionamientos políticos e ideológicos de largo plazo que revelan la existencia de una coyuntura de redefinición de proyectos.
El presidente de la República ya definió la existencia de una circunstancia inocultable: la disputa por la nación entre dos proyectos políticos en el escenario de la exposición de las candidaturas presidenciales para 2024. Se trataría de la cuarta fase de disputa por la nación, después de la propia Revolución Mexicana como ruptura entre el viejo régimen y la recomposición de clases, de la ocurrida con el general Cárdenas en 1938-1940, la de José López Portillo con la disputa entre el proyecto popular del proletariado mexicano en declinación y el proyecto neoliberal encabezado por empresarios y la burocracia económica educada en el extranjero y ahora la del tiempo político de López Obrador.
La disputa ha encontrado ya un realineamiento alrededor del bloque político del presidente López Obrador, en tanto que la oposición sigue fragmentada y solo podrá disputarle la dirección política del Estado y del régimen si asiste unificada en un solo candidato presidencial, pero en medio de la lista de casi 45 aspirantes presidenciales opositores que dio a conocer el presidente de la República en una reciente mañanera.
La definición de un solo candidato opositor parece ser imposible por los alineamientos en disputa: los empresarios comandados por la Coparmex y Claudio X. González, la oposición subordinada a los intereses empresariales, la lucha individual de Ricardo Monreal Avila por presentarse como el candidato de la reconciliación en un contexto político de disputa de proyectos y la larga lista de aspirantes priistas que quiere la candidatura de coalición opositora porque por su partido sería imposible siquiera obtener alguna votación decente.
En este contexto, es muy importante comenzar a debatir el escenario político de la sucesión más allá de los apasionamientos de la coyuntura y en función de la polarización que pudiera ser una forma de posicionamiento político anímico en una lucha de proyectos con enfoques diferentes: el social-popular y el neoliberal-empresarial-tecnocrático.
La clave del 2024 estará en los alcances de acuerdos unitarios del sector conservador y en el perfil del candidato presidencial que deberá conciliar tres características: carisma, proyecto social y movilización de masas.
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