La oposición se estancó en 1994, hoy con su Señor X. y su elitismo

Carlos Ramírez

Personalidades del elitismo partidista que quedó al garete desde el Frente Democrático Nacional de 1988 y se dinamizó en el caos de 1994, ahora vuelven a las andadas tratando de vender el el espejito del modelo de la sociedad participativa sin los partidos.

Pero ocurre que la nueva organización de organizaciones Unid@s se quiere presentar como alternativa al movimiento de movimientos de Morena, llevando a una polarización social entre las élites y las masas, las primeras con los mismos que han enarbolado el discurso de la ciudadanización con agrupamientos elitistas y sin ciudadanos, aunque ellos mismos, ya reventados en sus propios partidos y sin que los reciban con los brazos abiertos en otros, dicen que ha llegado la hora de los ciudadanos.

Del otro lado, el proyecto político transexenal del presidente López Obrador quiere tener en Morena a un movimiento social que agrupe a movimientos comunitarios, de base, colectivos y todos aquellos beneficiarios de los programas sociales, una verdadera masa de lumpenproletariado –en el sentido de Marx—que sigue a un líder sin tener un espacio partidista de organización para procesar sus demandas y necesidades.

El nuevo líder de la derecha elitista es Claudio X. González, un empresario antipopulista que quiere impulsar el modelo de capitalismo ciudadano con todo y el costo de clases que implica la relación productiva burguesía-proletariado. Con mucho dinero de por medio, el Señor X. logró comprar la lealtad del PRI, el PAN y el PRD para la agrupación Va por México, pero se encontró que los partidos siguen teniendo sus intereses que no pasan por la ciudadanía y el PRI traicionó el sentido de la alianza. El Señor X. volteó entonces a la ciudadanía y está tratando de construir una coalición de coaliciones que pareciera más bien un arca de Noé política para fundar una nueva sociedad.

El listado de las nuevas-viejas organizaciones expartidistas-ciudadanas recoge toda la cauda de políticos que salieron destripados de sus respectivos partidos y que se sacaron de la manga la creación de grupos de ciudadanos que ahora  –por vida de Dios– van a combatir toda la corrupción partidista que ayudaron a construir.

Destaca un grupo que quiere convertirse en el brazo político de la ultraderecha del Señor X. y que se ha intentado agrupar en torno al modelo de un frente cívico que tuvo su expresión en los sectores conservadores panistas en la primera mitad de los años ochenta para esconder el conservadurismo católico del PAN. Casi todos los miembros del nuevo-viejo FCN han dejado huellas de su paso irrelevante por los partidos y cargos públicos y que quieren utilizar al Frente y al Señor X. como los padrinos para alcanzar otra vez –y hasta que la muerte los separe– cargos de elección popular legislativos en el 2024.

La organización Unid@s del Señor X. tiene como pivote interno y organizativo nada menos que a trece exgobernadores panistas, cada uno de ellos con verdaderas historias políticas dignas de la nueva corriente documentalista que están promoviendo algunas cadenas de reciente formación.

El problema de este tipo de reagrupamientos no consiste en su estridencia mediática y en sus presentaciones públicas al estilo rock star, sino que se localiza en la identificación de una larga lista de políticos en busca de posiciones de poder que han representado formas de consolidación del viejo establishment priista y que ninguno de ellos pudo siquiera enarbolar alguna idea clara para buscar un relevo en las relaciones sociales y de poder de México.

Asimismo, todos tienen una larga historia de negociaciones secretas o públicas y de concesiones hacia el régimen priista en el período 1988-2006 en el que se cocinó a fuego lento una frustrada transición de sistema/régimen/estado que fue pervertida por el propio PRI y esos políticos hoy ciudadanizados y capitalizada a favor de su permanencia como estructura de funcionamiento sociopolítico y económico de la República. En 1994, el presidente Salinas de Gortari pervirtió y reventó esa corriente de ciudadanización falsa, Fox y Peña Nieto no invirtieron esfuerzo en mantener el ritmo del lobotomización de los neociudadanos y el presidente López Obrador simplemente los desdeñó de manera pública y los ha estado exhibiendo de cuando en cuando en sus mañaneras.

La nueva agrupación Unid@s no llegará al 2024 porque los partidos que sobrevivan tendrán la capacidad de administrar los cargos legislativos con mayor seguridad. Y el estilo provocador del presidente López Obrador se va a encargar de marcar el ritmo de credibilidad decreciente de esta coalición gelatinosa de viejos políticos en busca de cargos públicos.

Política para dummies: La política se ejerce desde el currículum.

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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