La estrategia de la 4T, entre reclamos de EU y operativos de bajo impacto
Patricia Dávila
En lo que va de este 2022 la lucha contra el narcotráfico ha estado marcada por las constantes desavenencias entre las distintas dependencias de los gobiernos de México y Estados Unidos, pese a que ambas partes públicamente asumen la existencia de una cooperación bilateral robusta.
Mientras desde territorio estadunidense se lanzan críticas contra la política antinarco de la 4T, la administración lopezobradorista ha dado a conocer en la mayoría de los casos el aseguramiento de laboratorios de droga, así como de sustancias ilegales.
En su edición 2384, Proceso publicó una entrevista con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en vísperas de la visita oficial que el presidente Andrés Manuel López Obrador recientemente hizo a la Casa Blanca. En la publicación el canciller habló sobre una campaña sucia de las agencias de seguridad estadunidenses, particularmente de la Administración para el Control de Drogas, en el sentido de que el gobierno de la 4T no ha dado suficientes resultados contra el crimen organizado.
Días después del encuentro bilateral, el 15 de julio último, México anunció la captura de Rafael Caro Quintero, capo por el cual el gobierno de Estados Unidos ofrecía una recompensa de 20 millones de dólares.
Otro ejemplo de la constante discordia entre ambas partes es la confrontación directa entre Palacio Nacional y el Congreso de Estados Unidos, donde algunos de sus legisladores han denunciado públicamente que la inacción del gobierno mexicano ha derivado en la entrega de territorios del país al crimen organizado, principalmente al Cártel de Sinaloa.
Una de las primeras denuncias contra el gobierno de la 4T ocurrió el 17 de febrero último, cuando Ted Cruz, senador republicano por Texas, señaló al presidente de México por intimidar e impulsar agresiones contra los periodistas mediante un discurso “estigmatizante”.
Ante el pleno del Senado estadunidense, Cruz dijo que el clima en el que realizan su labor los políticos y los comunicadores en México “es el más mortífero de la historia”. Y por esa razón llamó al presidente Joe Biden a presionar a su homólogo para frenar la violencia contra ese sector de la sociedad.
“En 2020 más periodistas fueron asesinados en México que en cualquier otro país del mundo. El presidente López Obrador parece decidido a empeorar todas esas tendencias”, agregó.
El 6 de junio pasado, en protesta por que Estados Unidos excluyó a Venezuela, Nicaragua y Cuba de la Cumbre de las Américas, López Obrador cumplió su advertencia de no asistir al encuentro que dio inicio ese día en Los Ángeles.
Con información de Proceso