Ex consejeros presidentes del IFE/INE llaman a defender presupuesto

Fabiola Martínez

Los tres ex consejeros presidentes del IFE/INE, José Woldenberg, Luis Carlos Ugalde y Leonardo Valdés llamaron a defender el presupuesto del organismo, al afirmar que la reducción de recursos es un duro golpe para la democracia y la operación de las instituciones electorales.

En un foro convocado por dirigentes y simpatizantes de partidos de oposición, los especialistas en materia electoral dijeron que la iniciativa impulsada por el presidente López Obrador es regresiva, tendiente al control autoritario de las elecciones.

Una de las principales inquietudes de los asistentes al encuentro convocado por el denominado Frente Cívico Nacional fue saber de qué manera el INE podría organizar elecciones primarias, es decir, definir por esta vía, el abanderado de la eventual alianza opositora; los ex consejeros respondieron de manera contundente que la ley actual no da esa atribución al Instituto.

En cuanto al presupuesto del INE, Valdés señaló que cuando él era presidente del organismo y le preguntaban si la democracia era cara, respondía que sí – relató- pero en el sentido italiano del término; en ese idioma, caro quiere decir querido.

“No es costosa, a los jóvenes hay que decirle que el presupuesto del INE, incluido el financiamiento público a los partidos, representa el 0.28 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación. O sea, nuestra querida democracia no cuesta ni medio punto porcentual del presupuesto”, aseveró quien tras una gestión de 2008 a octubre de 2013 fue el último consejero presidente del entonces Instituto Federal Electoral.

Cada uno de los ex consejeros hizo una exposición sobre la reciente iniciativa de reforma constitucional en materia electoral, enviada la semana pasada por el Ejecutivo a la Cámara de Diputados, la cual incluye un ahorro de la menos 24 mil millones de pesos, acorde con la respectiva exposición de motivos.

En el documento entregado a los legisladores se incluyen ocho puntos básicos: creación del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas; elección de consejeros y magistrados mediante el voto popular; desaparición de los institutos y tribunales locales, así como la eliminación de las diputaciones plurinominales y reducción del número de legisladores federales y locales.

Además, cambio de modelo de elección, reducción de regidores; eliminación del financiamiento público ordinario de los partidos, e implementar voto electrónico.

Woldenberg – presidente del INE de octubre de 1996 a octubre de 2003- dijo que la propuesta de López Obrador implica la demolición de lo construido. “De allá venimos”, expresó en relación al modelo electoral anterior.

Ugalde – presidente del IFE de 2003 a 2007, incluida la polémica contienda de 2006 en la que se dio ganador a Felipe Calderón sobre López Obrador por una diferencia de 0.56 por ciento- puntualizó que hay siete batallas que vale la pena dar frente a la nueva iniciativa de reforma electoral: memoria, legalidad, autocontención democrática, presupuesto, nombramiento de consejeros, aceptación de los resultados en 2024 y acción pacífica en las calles.

Más adelante indicó que uno de los parámetros para evaluar la democracia es si existe o no la capacidad de los partidos políticos para aceptar la derrota en 2024.

“El problema es mayor si ese participante fuera el gobierno, pero si no es el gobierno y algún otro participante de la oposición estuviera en posición de aceptar el resultado entonces nuestra democracia sigue estando en graves problemas, como lo ha estado en los últimos dos siglos”.

Valdés indicó que tras un estudio de los 100 años del sistema electoral en México se puede concluir que todo el desarrollo es para quitar el control autoritario y pasar al control democrático.

Por tanto, ejemplificó, acabar con el sistema profesional electoral es una propuesta temeraria, gravísima; es regresarnos al control autoritario del proceso electoral”.

El ex consejero presidente se manifestó entonces en favor de mantener el gasto de campañas porque lo contrario “es mandar a los partidos políticos a conseguir dinero quién sabe dónde”.

Igualmente dijo, la desaparición de los organismos públicos locales electorales es desproporcionado, incluso en términos de capacitación y profesionalización del personal.

“No veo una sola medida que fortalezca al tribunal; elegir cada seis años a magistrados, igual que a consejeros, es un paso atrás”, dijo.

Lo único que concedió fue la iniciativa de cambios al método de selección de candidatos a puestos de elección popular, aunque “parece una propuesta improvisada, no es un mal tema, hay que llevar la representación proporcional a la integración de los órganos legislativos para evitar la sobre representación o sub representación, pero no con la fórmula que se propone”.

Igualmente se dijo emocionado por la inclusión en la iniciativa del tema del voto electrónico.

Sin embargo, se sumó a los comentarios de sus ex homólogos: “no hay una sola propuesta en esta iniciativa de reforma que fortalezca el control democrático de los procesos electorales, y tampoco hay una propuesta que fortalezca la legitimidad del proceso electoral”.

Luego, tras las preguntas de algunos de los asistentes, Woldenberg dijo que el debilitamiento presupuestal puede ser un duro golpe para las instituciones electorales.

Señaló que si bien se ha dicho que el presupuesto es excedido, no se destaca que esta partida incluye prerrogativas a partidos políticos y, además, que más del 30 por ciento del presupuesto va para gastos del padrón y la credencial para votar.

Agregó que ante el contexto histórico de desconfianza, los mexicanos todavía votamos en papel seguridad, el cual es muy caro.

Después de lo anterior, Woldenberg aseveró que “la batalla por el presupuesto del INE es muy importante”.

Ugalde añadió que en recientes episodios – como el de la revocación de mandato- se vio que el INE no tuvo el respaldo del Congreso y de la Suprema Corte.

En la recta final de comentarios, Woldenberg aseguró: “A nuestro Presidente no le gusta ninguna de esas dimensiones (democráticas); el quisiera tener un poder concentrado en la Presidencia, unos poderes constitucionales subordinados a su voluntad, volver a realizar las funciones que hoy realizan los organismos autónomos del Estado.

“Desprecia las acciones de la sociedad civil y el periodismo crítico y le gustaría y piensa que México puede uniformarse bajo un ideario, bajo una sola bandera y organización política”.

En los próximos meses y años, el país se juega (definir) el formato democrático o el autoritario.

Con información de La Jornada

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