La sucesión y la arquitectura del sistema/régimen/Estado
Carlos Ramírez
A mediados de los años setenta y en plena agitación por construir el tránsito del franquismo en decadencia a un sistema político moderno, los dirigentes de los partidos políticos españoles vieron a México y al PRI no solo como una estructura de estabilidad, sino como un ejemplo de un modelo sistémico autoritario con amplios consensos sociales.
La indagatoria sobre la configuración del sistema político mexicano tardó todavía varios años en instalarse en las ciencias sociales mexicanas, sobre todo por el control el pensamiento político que ejercía la ideología oficial dominante.
La revista semanal Palacio Nacional 2024 presenta en su edición de esta semana (https://indicadorpolitico.com.mx/?page_id=12227) una exploración histórica sobre la construcción del edificio sistémico a partir de un breve ensayo desde la izquierda marxista que hasta la fecha sigue siendo desdeñado por la politología académica y por los propios partidos políticos.
En 1958, el escritor y ensayista marxista José Revueltas realizó el primer estudio serio sobre el proceso de sucesión presidencial México: una democracia bárbara (editorial ERA) y logró establecer algunas premisas que pudieran explicar las razones de la sobrevivencia del sistema priísta, inclusive en administraciones federales del PAN y ahora de Morena.
La tesis de revueltas fue muy simple: el proceso de sucesión presidencial por medio del cual el presidente en turno escoge al candidato sucesor de su partido y las elecciones presidenciales en realidad carece de funcionalidad política y solamente forma parte de un mecanismo de legitimidad del propio régimen. En escasas 61 cuartillas, Revueltas define cuando menos tres tesis centrales sobre el sistema político:
1.- El Estado mexicano no es totalitario, sino que es un “Estado ideológico total y totalizador» que opera sobre la ideología histórica como mecanismo de afianzamiento social y su secreto radica en la “dominación total” como expresión “de la total manipulación, por el Estado, del total de las relaciones sociales”.
2.- “La única clase llamada a hacerle al Gobierno revolucionario una concurrencia política es aquella que también viene a ser la única que puede hacerle la concurrencia económica«.
3.- No existe en México (en 1958) ninguna fuerza política seria que en materia electoral a) quiera enfrentársele al gobierno, b) quiera, ni mucho menos, derrotarlo, c) crea estar o reunir las condiciones para hacerlo y d) pretenda romper, en su base, el monopolio político.
El texto de Revueltas reveló la fusión orgánica entre el presidente de la República, su control absoluto sobre el partido y las clases no propietarias organizadas en el PRI como corporaciones al servicio de los objetivos presidenciales.
Gerardo Lozada revisa, en el escenario sucesorio, la capacidad del Gobierno lopezobradorista para aprobar la reforma a la ley minera que reconsolidaba el papel del Estado en ese importante recurso natural. Francisco Gómez Maza se refiere al estado de ánimo tenso y lo analiza a partir de la categoría de “odio político”, aunque recuerda que no es un fenómeno nuevo, sino que se inició desde la campaña de Felipe Calderón como candidato panista en 2006 y su frase de que López Obrador era “un peligro para México”.
Teresa Gil rescata la vertiente que no ha querido ser asumida de manera directa y qué tiene que ver con el papel político de las primeras damas a nivel presidencial y de gobernadores, recordando a algunas de ellas que quedaron a deber ajustes con la justicia. Patricia Campos escribe sobre la sucesión presidencial y la reforma eléctrica y las consecuencias necesarias para de construir los elementos de confrontación clave de su discurso político como una forma de reconstruir y fortalecer su base política. Diego Velázquez se refiere a los retos de la sucesión que enfrenta Claudia Sheinbaum y registra que es la precandidata con mayores desafíos en el corto plazo, pero que la dependencia del presidente de la República se ha convertido en un lastre.
Carlos Angulo reconoce la victoria opositora en la derrota eléctrica, pero señala que la oposición tiene el desafío de construir una identidad más consolidada para salirse de los espacios de la confrontación. Samuel Schmidt explora lo que pocos han querido encarar: qué razones tuvo el presidente López Obrador para llegar a la votación eléctrica del domingo de Pascua, si contaba con los datos de que iba a ser derrotada; el politólogo señala que López Obrador lanzó con una bola ensalivada distraer a la oposición.
Y Rosy Ramales explora los estrechos escenarios políticos del gobernador oaxaqueño Alejandro Murat Hinojosa y plantea la disputa por la presidencia del PRI con Alejandro Moreno Cárdenas.