Boom de remesas en 2025: América Latina crece y México registra caída histórica

Adriana García

En un año marcado por la incertidumbre económica y los cambios en la dinámica migratoria, América Latina y el Caribe se encaminan a cerrar 2025 con un nuevo máximo histórico en la recepción de remesas, alcanzando los 174 mil 400 millones de dólares. Sin embargo, este decimosexto año consecutivo de crecimiento regional esconde una divergencia notable: México, el gigante receptor de la zona, registrará una contracción en sus ingresos por primera vez en años recientes, mientras que Centroamérica experimenta un auge sin precedentes.

El freno del gigante mexicano

El informe más reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado “Las remesas a América Latina y el Caribe en 2025: adaptaciones en un contexto de incertidumbre”, proyecta que México cerrará el año con una caída del 4.5% en sus flujos de remesas, sumando un total estimado de 61 mil 810 millones de dólares.

Esta cifra, aunque mantiene al país como el principal receptor con el 35.4% del total regional, representa una disminución de casi 3000 millones de dólares respecto a 2024. Los expertos del BID atribuyen este fenómeno a una “tormenta perfecta” de factores estadísticos y demográficos:

  1. El “Efecto Base”: Durante 2024 México experimentó picos inusuales de envíos motivados por la depreciación del peso, lo que generó una base de comparación muy alta que distorsiona las tasas de crecimiento de 2025.
  2. Contracción de la fuerza laboral: A diferencia de otras nacionalidades, la fuerza laboral mexicana en Estados Unidos se redujo un 1.2% este año.
  3. Cambio en el perfil del empleo: Se ha observado un desplazamiento de los trabajadores mexicanos desde empleos de tiempo completo hacia trabajos de tiempo parcial, lo que limita su capacidad de generar ingresos para enviar a casa.

A pesar de la caída en dólares, el impacto en los hogares mexicanos se ve matizado por el tipo de cambio. Debido a la depreciación del peso y una inflación controlada, el poder de compra real de estas remesas en moneda local apenas caerá un 0.4%.

Seis meses a la baja

Apenas el 3 de noviembre pasado el Banco de México reflejó, en un informe, que el flujo de remesas al país cayó en septiembre de 2025, por sexto mes consecutivo. Los registros del banco central detallaron que en el noveno mes del año se recibieron 5 mil 214 millones de dólares por concepto de remesas, reflejando una variación negativa de 2.7%.

Desde el año 2012 no se reportaban seis meses consecutivos con caída en el indicador de las remesas.

Centroamérica: el motor del crecimiento

En contraste con la desaceleración mexicana, Centroamérica se ha convertido en el motor de las remesas en el hemisferio. La subregión crecerá -según el BID- a una tasa impresionante del 20.4%, acumulando más de 55 mil millones de dólares.

Países como Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador lideran esta expansión. Este dinamismo responde a una estrategia de supervivencia y adaptación de los migrantes centroamericanos frente a la incertidumbre política y económica en Estados Unidos, que consiste en:

  • Ahorros y trabajo extra: A principios de año, los migrantes recurrieron a sus ahorros para enviar dinero extra (+21.2% en el primer trimestre).
  • Más horas de trabajo: Agotados los ahorros, en la segunda mitad del año optaron por trabajar más horas. Las mujeres centroamericanas, por ejemplo, aumentaron su participación laboral en trabajos de tiempo parcial en un 11.8%.

Suramérica y el Caribe: crecimiento sostenido

El resto de la región también muestra números positivos. Suramérica recibirá cerca de 36 mil 300 millones de dólares, un aumento del 10.9%, impulsado por países como Ecuador y Colombia, y por una fuerza laboral suramericana en Estados Unidos que ha ocupado los espacios dejados por otros grupos, creciendo casi un 9% en empleos de tiempo completo. Por su parte, el Caribe crecerá un 9.2%, con República Dominicana y Haití como protagonistas clave.

Señales de fatiga regional

Aunque la continuidad del crecimiento confirma la resiliencia de las remesas ante la incertidumbre global, los resultados de 2025 revelan señales de fatiga. Los comportamientos que sostuvieron el crecimiento (uso de ahorros, trabajo extra) son transitorios por naturaleza. Si la emigración neta y las posibilidades de generar mayores ingresos se ven restringidas, el crecimiento futuro se reducirá.

De mantenerse las condiciones actuales, la región podría transitar hacia una nueva etapa de crecimiento más lento, que reflejaría más resistencia y menos expansión. El riesgo de caídas tendría impactos significativos sobre el ingreso y el consumo de millones de hogares que dependen de estos flujos.

Un salvavidas contra la pobreza

Más allá de las cifras macroeconómicas, el informe del BID elaborado por René Maldonado, Pablo Cortés Sánchez y Jeremy Harris, subraya el rol crítico de estos flujos como red de seguridad social. En los siete países analizados, las remesas evitan que más de 4.3 millones de personas caigan en la pobreza o les permiten salir de ella.

  • En México, más de 2 millones de personas logran reducir su nivel de pobreza gracias a estos envíos.
  • En Honduras, el 7.2% de la población total mejora su estatus socioeconómico directamente por recibir remesas.

Sin embargo, el documento advierte sobre la fragilidad de este modelo: “La capacidad de seguir incrementando remesas parece estar llegando a su límite: los ahorros se reducen… y los flujos migratorios muestran signos de menor dinamismo”.

¿Qué sigue?

El panorama para 2026 plantea interrogantes. Si bien se descarta que propuestas como un impuesto a las remesas en Estados Unidos frenen los envíos (e incluso podrían incentivarlos a corto plazo para cubrir costos), la región parece entrar en una etapa de transición. Los años de expansión explosiva podrían estar dando paso a un crecimiento más lento, donde la resiliencia de los migrantes será puesta a prueba una vez más.

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