“Consejo de ancianos” lideró protesta de preparatorianos menores de edad

Álvaro Aragón Ayala

La manifestación de un reducido grupo de alumnos menores de edad de dos o cuatro preparatorias de la Universidad Autónoma de Sinaloa no se trató de una rebeldía genuina, pura. Resumió, consistió en la manipulación, el delictivo uso de los muchachos liderados por un grupúsculo de adultos mayores empecinados en tomar por asalto la institución de enseñanza superior. El “Consejo de Ancianos”, constituido por una fracción fragmentada de jubilados en modo conspirativo, volvió, pues, a sus andadas, intentando, con el grito estudiantil, penetrar y horadar el campus rosalino, las calles y las plazuelas públicas de Culiacán, con el perverso propósito de legitimar la violencia y cobrar venganza buscando desestabilizar a la UAS.

La furia destructiva los devora porque por voluntad democrática quedó firme la Restructuración o Reforma Integral de la Casa Rosalina, y porque la solidez de los sufragios de los sindicalizados fortaleció la aprobación de la modificación del Contrato Colectivo de Trabajo. No hay reversa: se impuso en la Casa Rosalina el voto de la mayoría, la Ley General de Educación Superior, la Ley Orgánica de la UAS y la Ley Federal del Trabajo. Queda, sí, un flanco de inconformidad, pero no al interior de la Universidad, sino al exterior: el “Consejo de Ancianos” -antes llamado Cartel de Jubilados-, pretende fijar la agenda institucional regresando a las prácticas del pasado: la utilización de estudiantes.

Desde lo más hondo de la derrota, el “Consejo de Ancianos”, rechaza absolutamente todo y se sigue oponiendo a la constitución del Fideicomiso Pro Jubilación aprobado por una amplia mayoría en una Consulta Sindical legalizada por el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral. Los miembros del Consejo de marras se exhiben como activos universitarios cuando su etapa laboral ya expiró -de acuerdo a la Ley Federal del Trabajo y la Ley Orgánica de la UAS no pertenecen a la comunidad universitaria- y desencadenan acciones para incendiar la Universidad, fabricando movimientos aderezados con “flama” de una falsa lucha estudiantil, vistiéndolos con la botarga de la resistencia. Sin embargo, el tiro les sale por la culata.

Debido al clima de inseguridad y violencia, todo lo que ocurre en Culiacán es Asunto de Estado. Así, el Centro Nacional de Inteligencia y los órganos de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Marina, registraron el lunes una manifestación de estudiantes menores de edad por calles y plazuelas y vandalizando una escuela del centro de la ciudad. Identificaron como líderes de los disturbios al jubilado Marco Antonio Medrano Palazuelos, ex candidato de Morena a la diputación federal; Denisse Díaz Quiñónez, exfuncionaria estatal, y el abogado Berzahí Osuna Enciso, cuyos antecedentes lo ubican como “el eslabón perdido” o el “testigo disruptivo” en la investigación del asesinato del periodista Humberto Millán Salazar. Las autoridades federales concluyeron que la “protesta” ponía en riesgo a los alumnos.

Tratar ahora de invisibilizar la manipulación, negar el adoctrinamiento de los menores de edad y el uso de los muchachos en la manifestación del  “Consejo de Ancianos” enloquecido porque no ha podido tomar el control de la UAS y porque viene en camino el descuento de cuotas para inyectarle recursos al Fideicomiso Pro-Jubilación en ciernes, es tanto como legitimar desde la Tribuna Legislativa o la trinchera periodística, la violencia estudiantil, concederles a los jubilados renegados una patente de corso, la autorización para que agarren, “secuestren” y catequicen a los jóvenes para emplearlos en actos de desestabilización de la Universidad Autónoma de Sinaloa. 

La legitimación de la violencia, recreando o inventando una insurgencia estudiantil con menores de edad, es injustificable, rompe todo marco legal, abre la puerta para normalizan la agresión en el ámbito educativo con riesgo de retornar a la Universidad Anárquica, en la que aquellos académicos y administrativos, hoy jubilados, hoy socios del “Consejo de Ancianos”, emborrachaban, con vino y cerveza y le ofrecían carnes asadas, incluso con música de tambora, a los alumnos de la vieja UAS, con el propósito mantener el control de las preparatorias, escuelas y facultades y para atacar a las autoridades Rectorales si no cedían a sus chantajes o caprichos.   

JUBILADOS DE MEDRANO “SECUESTRAN” ESTUDIANTES

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