SuKarne buscó importar ganado desde Nicaragua, uno de los países más afectados por el gusano barrenador

La compañía SuKarne sumó a la serie de polémicas que la envuelven otra más al tener como práctica común la importación de ganado desde naciones con brotes de gusano barrenador vigentes; cuestión que prende las alarmas al darse en medio del segundo cierre de la frontera en lo que va del año, por parte de las autoridades estadounidenses, debido a alertas sanitarias de ese tipo.
En medio de la crisis comercial entre México y Estados Unidos existen prácticas que agregan incertidumbre al álgido momento, ejemplo de ello fue que la empresa sinaloense buscó importar desde Nicaragua 5 mil cabezas de ganado.
Una práctica que no resultaría trascendental en el marco del comercio internacional si no fuera por el hecho de que Ricardo Somarriba, director del Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria de Nicaragua (IPSA) ha reconocido que su país cuenta con hasta 18 mil casos de gusano barrenador activos, que han derivado en 124 casos de infección humana por el gusano barrenador, según una alerta emitida por la Embajada de los Estados Unidos en Nicaragua.
Si bien el embarque con ganado procedente de Centroamérica no logró ingresar al mercado mexicano por la petición de ganaderos de diversas entidades, fue solo una muestra de la relación comercial que la marca sostiene con dicha región, cuestión que incluso incluye una planta de producción que entró en operaciones en 2015.
“Este año ha sido particularmente difícil ante la falta de ganado, lo que ha hecho que la planta(de Durango) opere solamente al 75% de su capacidad, por lo cual es fundamental complementar el abasto con fuentes internacionales, garantizando el cumplimiento de las normas vigentes”, justificó la empresa respecto a su estrategia comercial.
Así, la relación entre el país centroamericano y la empresa sinaloense atraviesa por un momento complejo ya que a pesar de los protocolos en materia sanitaria, figura como una dinámica de riesgo en el marco de los brotes de gusano barrenador que han surgido en los últimos meses y que han derivado en que Brooke Rollins, titular de Agricultura de Estados Unidos, haya decidido cerrar la frontera hasta que tal situación mejore.
“Para garantizar la protección del ganado estadounidense, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos exige responsabilidades a México, asegurándose de que se tomen medidas proactivas para mantener una barrera libre del gusano barrenador”, sostuvo la dependencia al anunciar la sanción.
En ese sentido, un especialista en temas ganaderos y financieros consultado por Reporte Indigo advirtió que cualquier variabilidad en los estándares higiénicos o hasta la importación informal de ganado bovino desde un país con un brote de gusano barrenador de amplia magnitud, como el nicaragüense, cuenta con el potencial de generar brotes subsecuentes.
Alerta que se robustece si se considera que la detección de un espécimen contagiado figura como la principal causa por la que las autoridades estadounidenses niegan la entrada de ganado bovino al mercado más grande del mundo, según datos del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA).
Reacciones al respecto
Ante el impacto negativo que ha generado a la economía mexicana el cierre de la frontera con Estados Unidos por el gusano barrenador, que según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) se estima cercano a los 400 millones de dólares, se han “prendido las alarmas” en el Congreso de la Unión.
Al respecto, diversos legisladores que dieron su opinión a este medio coincidieron en que el tema del tráfico ilegal de ganado y hasta la supervisión fronteriza resultan claves para superar la crisis comercial y ganadera por la que atraviesa el país.
“No hemos sido capaces de garantizar controles de ingreso porque ha faltado energía y voluntad política. Seguimos optando por políticas erráticas, como el tráfico seguro de ganado desde Nicaragua, el país que detonó esta crisis en América Latina”, denunció un diputado a Reporte Indigo.
Otras prácticas riesgosas

Jesús Vizcarra Calderón, empresario sinaloense y propietario del emporio cárnico SuKarne, volvió a colocarse en el centro de la polémica tras ser señalado por importar ganado desde Nicaragua, en un momento especialmente delicado para la sanidad agropecuaria de México.
Estados Unidos ha exigido al país mayores controles fitosanitarios ante el riesgo de propagación del gusano barrenador, una plaga proveniente de Centro y Sudamérica. La situación ha generado molestia entre ganaderos exportadores mexicanos, quienes acusan que prácticas como las de Vizcarra ponen en peligro los acuerdos comerciales y sanitarios con el país vecino y alargan el cierre de las fronteras.
Sin embargo, esta situación no es un hecho aislado en su trayectoria. Hace apenas un año, el nombre de Vizcarra sonaba con fuerza por su presunta relación con el narcotráfico, particularmente por su cercanía con el Cártel de Sinaloa.
En ese momento, se le vinculó a través de la organización Salud Digna, fundada por él mismo, como posible instrumento para operaciones de lavado de dinero. A ello se sumó la acusación de haber sido parte de la supuesta traición interna que permitió la entrega de Ismael “El Mayo” Zambada a las autoridades estadounidenses, presuntamente orquestada por Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Ese mismo día, fue asesinado Héctor Melesio Cuén Ojeda, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, figura también vinculada a disputas internas del poder en el estado.
Sin embargo, no es la primera vez que el empresario es objeto de investigaciones por relaciones consideradas cuestionables. Desde los años noventa, el desaparecido Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) lo mantuvo bajo seguimiento.
Documentos de inteligencia lo vinculan con históricos capos del narcotráfico como Amado Carrillo Fuentes, Ernesto Rafael Fonseca Carrillo, Ismael Zambada y Rafael Caro Quintero.
Algunos reportes incluso lo identifican como uno de los padrinos iniciales de Zambada García y como operador financiero de Caro Quintero.
En lo político, Vizcarra no ha sido un actor menor. Fue candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura de Sinaloa, con el respaldo de figuras de alto perfil como el expresidente Vicente Fox y el entonces secretario de Agricultura, Javier Usabiaga.
De hecho, apoyó abiertamente la estrategia de seguridad de Felipe Calderón y mantiene vínculos con personajes como Enrique Peña Nieto y Elba Esther Gordillo.
Ha presidido el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), uno de los organismos cúpula más influyentes del sector privado mexicano.
La huella ambiental de SuKarne
Vizcarra también ha estado relacionado con el impacto ambiental y sanitario por sus operaciones agroindustriales.
En Mexicali, por ejemplo, la llegada de SuKarne estuvo marcada por la ausencia de un programa serio de mitigación ambiental. La operación de la empresa ha sido señalada como uno de los factores que agravaron brotes de rickettsia, una enfermedad transmitida por garrapatas que ha causado la muerte de niños y adultos en la región.
En Tlahualilo, Durango, la historia se repite. En el Agroparque Integradora SuKarne Lucero se ha documentado el uso excesivo de agua en una zona ya afectada por la escasez. Las comunidades vecinas han denunciado afectaciones respiratorias severas, derivadas de la acumulación de gases y estiércol de las reses, así como contaminación de cultivos por arsénico presente en el suelo.
A la lista de controversias se suma el desarrollo de EcoZoneMx, un ambicioso proyecto de uso mixto, industrial, habitacional y de residuos, promovido por Viz Resource Management, una filial del grupo empresarial de Vizcarra.
El complejo fue planeado en las inmediaciones de la Sierra Cucapá, zona de alta sensibilidad ecológica al sur de Mexicali. Aunque fue presentado como un “Proyecto Incluyente”, también fue criticado entre ambientalistas y comunidades locales por la posible afectación al acuífero del Valle de Mexicali.