Los tres ‘desfiles’ de Trump

Jonathan Ruiz Torre

Empecemos por el tercero, el que está más lejos y, por tanto, todavía no ocurre. El tercer gran ‘desfile’ del presidente Donald Trump en poco más de un año muy probablemente ocurrirá el 19 de julio de 2026.

Ese día sellará una trayectoria afortunada para él: un golpe de suerte al participar en las fiestas más mediáticas que ha tenido su país durante esta década y, probablemente, este siglo.

Ese día, dos equipos de fútbol jugarán la final del Mundial de la FIFA en Nueva Jersey.

El mandatario es un experto en televisión y sería raro que desaproveche la oportunidad de dar un mensaje al mundo, tácito o verbal, en un momento en el que su país será observado desde todas las naciones.

Más importante para él será la oportunidad de reflejar la fuerza de su administración, cuando estén en auge las campañas para reelegir o desechar a los legisladores de su nación, precisamente cuando más necesitará cimentar su posición política ante una oposición perdida.

Casi no hay inmigrante que evite el Mundial, y la oportunidad de hablar a ese grupo de votantes es tentadora en días de las elecciones “intermedias”, las que ratifican o reducen la fuerza de los presidentes de ese país al segundo año de su mandato de cuatro años.

¿Los presidentes suelen destacar durante las finales de este torneo de la FIFA? Depende.

En el Mundial de 2002, organizado conjuntamente por Japón y Corea del Sur, no hubo un protagonismo destacado de los presidentes de esos países en el desarrollo del evento. Tampoco lo tuvo el de Sudáfrica en 2010; si bien el presidente sudafricano Jacob Zuma tuvo un papel relevante en la promoción y apoyo político para la realización del torneo, la gestión deportiva y organizativa fue encabezada por la FIFA y sus funcionarios.

En Brasil 2014, la presidenta brasileña Dilma Rousseff sí tuvo un rol de anfitriona en actos oficiales y ceremonias, pero quizá no del nivel que alcanzó en Rusia 2018 el presidente ruso, Vladímir Putin, quien fue una figura central en la promoción internacional del Mundial. Asistió a la inauguración y a la final.

El 19 de julio de 2026, el MetLife Stadium —donde suelen jugar los desafortunados equipos Giants y Jets, de la NFL— recibirá a los finalistas del Mundial de la FIFA. Es una región típicamente dominada por el Partido Demócrata, que podría recibir la visita del presidente republicano Trump.

El segundo desfile tendrá lugar 15 días antes. El 4 de julio de 2026, los vecinos celebrarán el aniversario número 250 de la nación, fundada con la firma de la Declaración de Independencia, una fiesta que vienen preparando desde el inicio de la década.

«El camino hacia este hito histórico es una oportunidad para detenernos y reflexionar sobre el pasado de nuestra nación, honrar las contribuciones de todos los estadounidenses y mirar hacia el futuro que queremos crear para la próxima generación y las futuras», propone el sitio oficial de la fiesta de cumpleaños del país.

El presidente Trump ha prometido organizar la “celebración más espectacular” de la historia para conmemorar este hito, incluyendo numerosos eventos a lo largo de todo el territorio estadounidense, que podrían iniciar meses antes.

Tal vez esas fiestas arrancaron esta semana, con el primer gran desfile de este sábado, cuando el gobierno encabezado por el mandatario estadounidense celebró los 250 años del Ejército Estadounidense desde un templete a metros del Monumento a Washington, un obelisco de casi 170 metros de altura rodeado de enormes prados verdes, ubicado a espaldas de la Casa Blanca y cerca del Lincoln Memorial, en Washington D. C.

Los analistas políticos criticaron que ese césped estuviera medio vacío el fin de semana, pero los estudiosos de la economía se han equivocado antes en el valor que atribuyen a los símbolos.

Los críticos más duros suelen apostar a que los votantes atenderán a la razón al ejercer su voto en las elecciones políticas. La razón permitiría asumir que, en algún momento, terminará la retórica nacionalista estadounidense y el mundo regresará al comercio libre de aranceles.

Creo que esta percepción es equivocada ante la falta de una narrativa de la oposición política.

¿Cómo le fue al partido de Andrés Manuel López Obrador, Morena, con su “irracional” decisión de eliminar el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México o la construcción de una carísima refinería en Tabasco que hasta ahora parece inútil?

Percibo que los tres ‘desfiles’ de Trump y los días intermedios le permitirán construir una historia que no busca la racionalidad, sino los votos que necesita el Partido Republicano para mantener el poder. La gente busca revancha, no necesariamente soluciones.

Mi consejo sería prepararse y preparar el negocio para ser ágiles ante un escenario permanente o prolongado de agitación ‘trumpista’ como el actual.

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