El déficit nacional de empleo: 10.7 millones

Víctor Piz
En el primer trimestre de 2025 el mercado laboral en México mostró señales de enfriamiento, reflejadas en la pérdida de dinamismo en algunos indicadores respecto al año anterior, consistente con la expectativa de bajo o nulo crecimiento de la economía nacional.
En particular, la población ocupada promedio alcanzó 59 millones y disminuyó en casi 120 mil personas en relación con el periodo enero-marzo de 2024, la primera cifra negativa desde la pandemia, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) publicada ayer por el INEGI.
La participación económica, que es el porcentaje de la población que se encontró trabajando, o que no tuvo empleo, pero estaba en la búsqueda activa de uno, registró un promedio de 59.2 por ciento en los primeros tres meses del año, lo que significó una reducción de 0.8 puntos porcentuales en términos anuales.
La brecha de género sigue siendo muy amplia, pues la tasa de participación en el caso de las mujeres se ubicó en 45.3 por ciento y la de los hombres en 74.8 por ciento, lo que arroja una diferencia de 29.5 puntos porcentuales.
La tasa de desocupación se ubicó en 2.5 por ciento durante el primer trimestre de 2025, mismo nivel que el de un año antes, según los registros de la ENOE.
Adicionalmente, la tasa de informalidad laboral fue de 54.3 por ciento en promedio respecto a la población ocupada, sin cambio contra 2024.
Esto significa que 32 millones de personas laboran en condiciones de informalidad, población que, por definición, se considera laboralmente vulnerable.
La brecha de informalidad es amplísima, pues del nivel más alto de ocupación en el sector informal, que lo tiene Guerrero con 76.5 por ciento, al más bajo, que se registra en Nuevo León con 32.5 por ciento, hay una distancia de 44 puntos porcentuales.
Por el lado de la formalidad laboral, si la población ocupada en el país alcanzó 59 millones de personas, prácticamente 27 millones conforman la ocupación en el sector formal.
Lo anterior se presenta en un contexto en que la creación de empleo formal afiliado al IMSS mantiene un bajo crecimiento, que contrasta con la evolución positiva del salario.
Pero lo que sigue llamando la atención es la magnitud de la población ‘desaprovechada’ para participar e insertarse en el mercado laboral.
El INEGI la clasifica como subutilización de la fuerza de trabajo, representada por los desocupados, subocupados o subempleados y los no económicamente activos disponibles para trabajar.
La población desocupada, caracterizada por las personas que no contaban con trabajo, pero buscaron activamente uno en el último mes, fue de 1.5 millones en el primer trimestre de 2025.
La población no económicamente activa disponible para trabajar, es decir, la que no buscó trabajo, pero aceptaría un empleo si se lo ofrecieran, fue de 5.3 millones en los primeros tres meses del año.
Cabe hacer un paréntesis para señalar que la población disponible para trabajar se incrementó en 259 mil personas en términos anuales.
Esto podría deberse a que esas personas consideran que tienen menos posibilidades de encontrar empleo respecto al año anterior.
Por su parte, la población subocupada, que cuenta con una ocupación, pero tiene necesidad y disponibilidad de trabajar más tiempo, fue de 3.9 millones en igual periodo.
Las tres categorías anteriores –desocupados, disponibles para trabajar y subocupados– suman 10.7 millones de personas con necesidad o deseos de trabajar.
Podría decirse que esa cifra representa el déficit nacional de empleo. La proporción de los 10.7 millones respecto a la población económicamente activa (PEA) de 60.5 millones es de 17.7 por ciento.
Esto quiere decir que casi 18 personas de cada cien que participan en el mercado laboral, están desocupadas, estarían dispuestas a emplearse o trabajan un número insuficiente de horas.
La magnitud de la población ‘desaprovechada’ en el mercado laboral deja claro que la subutilización de la fuerza de trabajo tiene en buena parte un carácter permanente.