La mala racha
Enrique Quintana
Los indicadores de coyuntura sobre la economía mexicana están teniendo una mala racha en los últimos días y semanas, y confirman la tendencia al freno de la actividad productiva, comercial y de empleo, que seguramente veremos a lo largo de este segundo semestre del año.
Quizás el dato más significativo fue el Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE) que publicó el INEGI, con sus estimaciones al mes de julio.
Este indicador se redujo en 0.1 por ciento respecto a la cifra de junio y creció a una tasa de 1.1 por ciento anual, respecto a julio del año pasado.
Hay que recordar que, en el segundo trimestre de este año, la estimación oportuna del PIB indicó un crecimiento de apenas 1.1 por ciento.
Así que parece que esa condición que tuvimos en el segundo trimestre se ha extendido al tercero.
El INEGI dio a conocer ayer los resultados de la actividad comercial al menudeo al mes de junio. Aunque ya sabíamos que no venían bien, la cifra quedó por debajo de lo previsto, con una caída de 0.5 por ciento respecto a mayo y de 2.3 por ciento respecto a junio del año pasado.
Esto se amplificó en el caso del comercio mayorista, que cayó en 7.2 por ciento respecto al nivel de junio de 2023.
El comportamiento de los servicios no financieros fue la excepción en la economía, pues registró un crecimiento de 6.2 por ciento respecto al mismo mes del año pasado.
Gracias a este segmento, es que la economía en su conjunto no se fue más abajo.
El consumo privado de julio también mantuvo un ritmo positivo, al crecer a una tasa de 2.3 por ciento respecto al mismo mes del año pasado.
Nuevamente, es el mercado interno el que ha logrado impedir que la economía en su conjunto se desfonde y empiece a mostrar números cercanos a cero o negativos.
El empleo formal en julio, de acuerdo con los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social, señala un crecimiento a tasa anual de 2.0 por ciento, lo que evidencia una trayectoria decreciente, pero aún está en el terreno positivo.
La industria manufacturera es uno de los sectores que más claramente reflejan el freno económico.
Los indicadores del mes de junio señalan que tuvo apenas un crecimiento de 0.8 por ciento respecto al mismo mes del año anterior.
Y eso se reflejó también en el comercio exterior del sexto mes del año, con una caída de 4.4 por ciento en las exportaciones no petroleras.
BBVA tiene un adelanto de la actividad manufacturera para el mes de julio, del cual reportó una caída de 2.7 por ciento respecto al mismo mes del año pasado.
Un último indicador que le refiero en esta secuencia es el de pedidos manufactureros, que en casi todo el mundo se utiliza como un relevante indicador adelantado.
La cifra que dio a conocer el INEGI en julio es un decremento de 0.75 puntos respecto a junio, con lo que van dos meses que este indicador aparece en la zona de contracción.
Nadie sabe a ciencia cierta cómo va a terminar la economía el 2024. En lo que resta del año aún pueden ocurrir muchas cosas.
Pero, el consenso de la encuesta de Citibanamex, que es un buen indicador de perspectiva, estima un crecimiento de 1.7 por ciento para este año y de 1.5 por ciento para el próximo año.
Puede haber sorpresas, positivas y negativas.
Podríamos tener un mayor impacto de la llegada efectiva de inversiones a México por efecto del nearshoring y crecer más. Pero también podría haber un impacto negativo por la incertidumbre derivada de las reformas constitucionales, que contrajera las inversiones.
No sabemos qué pueda pasar, pero por ahora, creo que el sesgo de los riesgos es hacia el terreno negativo.
Ni modo. Ojalá cambie.