Dioses encuerados

Pablo Hiriart

Llegó al poder a “rescatar la soberanía” y dos meses antes de concluir su sexenio López Obrador se confiesa ignorante de lo que sucede en el país que gobierna.

Sí, lleva más de una semana preguntándole a Estados Unidos qué pasó en Durango con la captura del principal narcotraficante mexicano.

Es tan absurdo como si Joe Biden urgiera públicamente a AMLO que le explique cómo mueven la droga los cárteles mexicanos desde Chicago a Filadelfia o Nueva York.

Qué pena con el Presidente.

Ni él ni su equipo cercano de colaboradores tienen la menor idea de las cosas importantes que suceden en México.

Ayer exigió a “López-Dóriga, a Ciro, a Loret” que se disculpen por “su fracaso con la campaña de #narcopresidente”, como si ellos la hubieran creado.

Y duro y dale con preguntar a Estados Unidos cómo llegó allá “el señor Zambada”.

Se puso de tapete con Estados Unidos, y los vecinos hicieron con él lo que se suele hacer con los tapetes: pisarlos.

Hace poco más de una semana Donald Trump recordó en un mitin cómo doblegó al gobierno de AMLO a desplegar 28 mil soldados en la frontera.

López Obrador, y no los periodistas, son los que deben ofrecer una disculpa a la nación por haber entregado la soberanía nacional a narcotraficantes y fuerzas oscuras a cambio de apoyo político a Morena.

Él debe disculparse por la pérdida de soberanía en la frontera sur, en manos de grupos criminales.

Debe disculparse por haber ofrecido “rescatar la soberanía energética”, y entregar una industria petrolera endeudada, ineficiente, cuya propiedad real es de los acreedores y no del Estado mexicano.

Por partes: al día siguiente de conocerse el traslado o secuestro del Mayo Zambada en un avión a Estados Unidos, López Obrador dijo que en la acción no participó el Ejército ni la Marina, pero que la detención del capo “es una muestra de que existe un trabajo conjunto” con Estados Unidos.

Luego, en la conferencia matutina, se dijo que “el señor Zambada” había sido llevado en un avión Cessna tripulado por el piloto texano de nombre equis.

Para nada. El piloto texano habló con la periodista Peniley Ramírez y le dijo que no era verdad: él suele venir a México en su avión a cazar patos. Lo confundieron. No sabían. No saben. Hicieron el ridículo.

La frontera sur está perdida. No hay control ni de los narcos, que se disputan a balazos las rutas de paso y transporte ilegal de personas y de drogas. Atacan pueblos y levantan gente joven para hacerlos sicarios de sus organizaciones criminales.

¿Ni una disculpa, Presidente?

Ciudadanos mexicanos de la zona serrana de Chiapas huyen de la violencia de grupos paramilitares (narcos y toda ralea de criminales), cruzan la frontera y se refugian en territorio guatemalteco.

Buscan la protección del Ejército de Guatemala y no del Ejército mexicano. Qué tragedia, y qué vergüenza.

Es al revés de lo que ocurría a comienzos de los años 80, cuando los guatemaltecos huían a México, país seguro, a refugiarse de los ataques de kaibiles y paramilitares.

Los que iban a rescatar la soberanía energética, con un agrónomo a la cabeza, dieron a conocer, la semana pasada, los saldos de su desastre:

-Pemex tuvo, en el segundo trimestre de este año, pérdidas por 251 mil 255 millones de pesos.

-Pemex Refinación (ahora Pemex Transformación Industrial, PTI) tiene una pérdida acumulada en el sexenio de 968 mil 229 millones de pesos. AMLO cerrará su gobierno con pérdida de un billón de pesos sólo en PTI.

-Las deudas totales de Pemex son por 210 mil 800 millones de dólares (la petrolera más endeudada del mundo, mientras las demás ganan dinero). Es decir, 30 mil millones de dólares más que al cierre de 2018. Y es deuda de corto plazo.

-Pemex le debe a sus proveedores 362 mil millones de pesos. Son empresas que ya prestaron sus servicios y deben pagar a empleados, trabajadores, impuestos, mantenimiento, insumos…

Ese fue el “rescate de la soberanía energética”. Con Pemex más endeudado que en 2018, menor producción que en 2018, y hay que inyectarle billones de pesos (en lugar de que sea al revés) del erario para que sobreviva.

Pemex es de los acreedores y sus deudas las pagan los contribuyentes. Es dinero que se le quita a la salud, a la ciencia, a la educación.

AMLO, el abanderado del rescate de la soberanía nacional, le pregunta al gobierno de Estados Unidos qué pasa en México.

El Estado mexicano fue borrado de la frontera sur, y sus habitantes están a merced de la anarquía de grupos criminales de distintos giros.

Qué bien rescataron la soberanía nacional estos seis años.

Dioses encuerados.

Ah, pero el Presidente mantiene una aceptación de 60 por ciento y su partido arrasó en las elecciones.

Sí, y si reparte aún más dinero su popularidad puede alcanzar 70 por ciento.

Total, se le quitan recursos a educación, a salud, se toma el dinero de los fideicomisos y claro que seguirán arrasando.

Hasta que el dinero se acabe.

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