El nuevo rumbo de México, ¿qué podemos esperar después de las elecciones?
Manuel Solano
La historia y el futuro de México fueron marcados por la reciente jornada electoral que celebramos el pasado 2 de junio. Si bien datos del INE indican una participación ciudadana del 61.04%, esta fue menor a la registrada en las elecciones federales anteriores, lo que demuestra la necesidad de impulsar la participación cívica.
En este escenario, Claudia Sheinbaum fue electa como la primera mujer presidenta de nuestro país y, con ello, se abre un nuevo capítulo en nuestra historia. Este hito no es para menos; es un acontecimiento histórico que debe fomentar la inclusión de las mujeres en todas las esferas de toma de decisiones, así como una mayor equidad de género y pluralidad democrática.
México ha estado en la mira del mundo durante este proceso y es momento de ver hacia adelante, dejar atrás las diferencias y trabajar en conjunto gobiernos, el sector empresarial, la academia y la ciudadanía para seguir impulsando el desarrollo del país. Los discursos divisorios que son tan comunes durante la campaña electoral deben quedar atrás, como muestra de la estabilidad y certeza institucional que debe caracterizar a México.
Resulta especialmente importante mantener como prioridad el desarrollo y la participación económica de México en el escenario mundial. Si bien mucho se ha hablado del nearshoring y la inversión extranjera, requerimos trabajar en pro del dinamismo económico sostenido y sustentable para potenciar el crecimiento. A través de distintos rubros; como estrategias de integración para todas las regiones del país, y condiciones financieras que permitan la inversión en todas las unidades económicas, podremos alcanzar este crecimiento.
Desafíos y oportunidades para México
Entre los retos más apremiantes para el país en los próximos años se encuentran la transición energética; que sin duda necesitará mayores inversiones en energía limpia. La presidenta electa posee una trayectoria con amplios conocimientos en ambientalismo y energía limpia, por lo que podemos esperar que esta se convierta en una prioridad.
Otro reto es la infraestructura, la cual se debe modernizar y desarrollar de manera inteligente para poder cubrir la demanda que traerá el nearshoring. Dentro de esta ola económica, también se debe tomar en cuenta el uso de la tecnología y mano de obra calificada; para ello debe apostarse por la educación y trabajar para formar al talento mexicano en las áreas estratégicas que exigirán los nuevos negocios, como lo son la transformación digital, y tecnologías como la Inteligencia Artificial.
La década de Latinoamérica
México tiene una amplia red de conocimientos y recursos a su disposición, y actualmente nos encontramos en una posición única donde las condiciones económicas y sociales a nivel internacional nos dan un punto de ventaja si se sabe aprovechar. Para alcanzar este potencial al máximo, se requiere que se alineen la agenda política con la económica, lo cual sin duda es un reto prioritario.
Una mayor integración de México con los países de Latinoamérica puede ser un importante impulsor. Los próximos años podrían convertirse en la década de Latinoamérica. La región cuenta con amplias ventajas a su disposición, como una ubicación estratégica alejada de los conflictos bélicos, una amplia disponibilidad de tierras para la producción y agricultura; y una enorme capacidad para generar energías renovables.