Examen sinaloense: un repaso por el gobierno estatal y la Fiscalía

Álvaro Aragón Ayala

  • Los muertos y el silencio de los inocentes
  • La “temblorina” de la Fiscal Sara Bruna
  • Los shows publicitarios de Rubén Rocha

El gobierno de Rubén Rocha Moya oculta información jugando con el dolor de las familias víctimas inocentes o colaterales de las incursiones militares para detener a peligrosos delincuentes o de los enfrentamientos entre grupos criminales, reservando los nombres de quienes en el fuego cruzado caen asesinados o son “desaparecidos”.

En el segundo “culiacanazo”, con punto de origen en el poblado de Jesús María, las familias reportaron cadáveres desaparecidos, personas de la comunidad que denunciaron que fueron acribillados en el operativo de detención de un capo de la droga. Jamás hubo un reporte confiable sobre el total de muertos que provocó el operativo militar.

En el “levantón masivo” de 66 personas o más, ocurrido en Culiacán, se denunció el no regreso a sus hogares de cuando menos 6 personas e incluso se colocó al gobernador Rubén Rocha en una situación incómoda, pues se divulgó que negoció la entrega de no todos los plagiados en la casa del tesorero estatal Enrique Alfonso Díaz Vega.

En el enfrentamiento a balazos entre militares y un grupo delictivo suscitado el domingo pasado en una yarda -corralón de tráileres- en El Dorado surgieron voces de alerta que revelaron que ahí murieron a balazos jovencitos inocentes, denuncias ante las cuales el gobernador Rubén Rocha guardó silencio. Hasta La Semanera canceló.

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Los estragos, muy posiblemente de la enfermedad de Huntington o el mal de San Vito o del Parkinson, se ven a leguas en el cuerpo y rostro de la Fiscal General de Justicia, Sara Bruna Quiñónez, quien acude sigilosamente a su oficina a dolerse de sus males y a estar al corriente de la persecución política y judicial contra la familia Díaz Cuén.

Apoyándose en el Fiscal Anticorrupción, Dámaso Castro Saavedra, especialista en montajes y la fabricación de delitos con falsas pruebas, instruido por el secretario general de Gobierno Enrique Inzunza Cázarez en el ejercicio de perversidades, la Fiscal trata de cazar a Héctor Melesio Cuén Díaz para que responda por “delitos” inventados por Rubén Rocha.

Con todo y su “temblorina”, Sara Bruna -un tanto cuanto relevada por Enrique Inzunza que ya prepara su sustituto-, se refugia en su despacho de la Fiscalía en la que sólo cuenta con descaro el número de delitos graves que se registran en Sinaloa, los cuales pasan, por falta de investigación, al “archivo muerto” de la dependencia.

La salud de Sara Bruna Quiñónez está muy deteriorada, pues el padecimiento que la afecta es irreversible. Quienes en realidad la quieren, que son muy poco, casi nadie, le recomiendan que se refugie en una casa hogar o en un asilo en el que le puedan a diario prestar los cuidados médicos que requiere.

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Muy mal le va al gobernador Rubén Rocha. No encuentra el mecanismo para hacer creer que trabaja en bien de los sinaloenses; no se le ve por ningún lado emprendedurismo ni el desarrollo de programas estatales que sorprendan pues ni Plan de Gobierno tiene.

Para taparle el ojo al macho y simular que trabaja, la semana pasada entregó costales de fertilizantes a los ejidatarios y campesinos, un programa del gobierno federal, no estatal, que no cumple con ninguna expectativa, pues, más del 50 por ciento de los beneficiarios para poder comer, venden al agroquímico a los agrotitanes o a quienes en la sierra siembran mariguana y amapola.

Publicitó su integración a la asamblea Salud Digna+100, que es de lo que más carece, dignidad. El organismo fue creado con el estatus de Asociación Civil por Jesús Vizcarra, pero servirá para fortalecer e impulsar a Salud Digna, institución privada, no los hospitales públicos estatales que se encuentran en total abandono, sin suficientes médicos ni medicinas

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