CIDE: proteger trinchera anti AMLO, con la mano de rectoría de la UNAM
Carlos Ramírez
En la crisis del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) no existe una lucha por la libertad de cátedra, sino una disputa por el poder de opositores al presidente López Obrador, encabezado por Enrique Cabrero recién designado miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM por influencia del rector Enrique Graue Wiechers.
El conflicto estalló por la evaluación a profesores fuera de los tiempos determinados por la autoridad interina del centro. Pero la intención del grupo rebelde fue adelantar la evaluación para aprobar a la actual planta de profesores de tiempo completo fuera de las reglas de revisión académica de la dirección interina. El objetivo del adelanto fue mantener al grupo de poder que controla el organismo educativo.
El principal aliado de Cabrero es Sergio López Ayllón, quien ha utilizado sus posiciones en el CIDE para arribar a instancias de organismos no gubernamentales que ya están articulados a la oposición antilopezobradorista.
La lucha interna en el CIDE has sido extendida a manifestaciones públicas organizadas por estudiantes que responden a la corriente dominante de profesores antisistema político y que se han atrincherado en ese centro educativo que vive de recursos públicos, pero que se niega a ser supervisado y no quiere entregar cuentas de los recursos.
La situación interna en el Centro ha llegado a niveles irrespirables. Se han detectado, por ejemplo, que los chefs han sido incorporados con plazas académicas de altos ingresos, sin tener los niveles educativos exigidos. Estos trabajadores de las cocinas se han convertido en una red de información a favor del grupo disidente.
El director interino José Antonio Romero Tellaeche ha tenido que encarar la politización de la organización interna a través de una ofensiva de las redes de egresados y simpatizantes del centro en buena parte de los medios de comunicación. Sin embargo, el asunto no tiene que ver con la libertad de cátedra ni con el enfoque analítico de los profesores disidentes, sino con la necesidad de poner orden administrativo y financiero para que los recursos se dediquen a la docencia y la investigación.
La intención de socializar en medios y redes la crisis en el CIDE está orientada a crear la imagen de un organismo fuera de control que ha roto con los precarios equilibrios de administración interna, de tal manera que el presidente de la república apruebe el mantenimiento del Centro en manos del grupo de Cabrera y López Ayllón.
El control estricto de los recursos encontró en el CIDE a un organismo con fugas administrativas, como la venta de asesorías que beneficiaban a algunos investigadores y muchos otros profesores que aparecen también como catedráticos de tiempo completo en otras universidades. En el fondo, el grupo de Cabrero y Ayllón no se considera como planta académica, sino que se asume como un Centro dedicado a dar labores de consultoría con cobros que no ingresan a la organización.
La mano del rector de la UNAM aparece meciendo la cuna de la inestabilidad en el CIDE, sobre todo por la designación de Cabrero como miembro de la elitista Junta de Gobierno que obedece a los hilos del poder del rector y que se encarga de establecer una especie de red de poder en otros centros educativos superiores.
En este sentido, la crisis en el CIDE nada tiene que ver con la captura del organismo educativo para la 4ª-T que carece, de manera obvia, de algún sector académico interesado en apoderarse de una institución ya formada. La lucha es entre un grupo que quiere mantener privilegios internos y la autoridad que solo quiere poner orden administrativo y no académico en el Centro.
ARMAS en EU: si se necesita algún dato para entender que la cultura de las armas en Estados Unidos nunca se va a modificar, ahí está el caso de Kyle Rittenhouse, un adolescente conservador que llegó armado a una manifestación del Black Live Matter para defender “las propiedades” privadas amenazadas por las protestas, fue atacado por manifestantes, disparó y mató a dos personas, fue juzgado en tribunales y al final decretado como “not guilty” o no culpable, que no quiere decir que fuera inocente. Días después, Rittenhouse apareció fotografiado con el expresidente Donald Trump.
Con información de Indicador Político