Iba a ser el “Nuevo Cancún”; resultó lavadero de dinero

Daniel Blancas Madrigal/ Crónica

José Antonio Toledo Félix juega a ser carpintero en el patio elevado de la vivienda donde creció. Sentado sobre un banquito rechinante no para de lijar las patas de una silla -como si fuera terapia personal-, y ese frotar incesante rompe con el silencio de este pueblo multicolor, donde los caminos perfectos, las casas fastuosas y la conservación extrema de su parque e iglesia revelan el impulso de una mano ajena a la de autoridades ordinarias. Muchos de los grandes capos de Sinaloa han pasado por aquí, por El Quelite, a 40 kilómetros al norte de Mazatlán.

“Cómo han jugado con esas playas y con la gente de Escuinapa. Ha sido una burla”, dice este hombre de 68 años “bien vividos y bien gozados”. Es hijo de Antonio Toledo Corro y de una prima hermana del renombrado narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo.

-¿Por qué dice que han jugado con esas tierras y con su gente?

-Esos terrenos los vendimos, pero el gobierno jamás cumplió con sus promesas. Luego salieron con la rifa de lotes, un lavadero de dinero.

-¿Lavadero?

-Las cifras no dan. ¿A poco el gobierno ha detallado cuánto sacó de las rifas y a dónde paró el dinero? Se rifaron muchos más terrenos de los que podían trazarse ahí. ¿Dónde están los afortunados?

Toledo Corro, su padre y mandatario sinaloense de 1981 a 1986 era el dueño original del Rancho Las Cabras, con una dimensión de 2 mil 489 hectáreas, 13 kilómetros de playa y una lujosa casa de descanso, en el municipio de Escuinapa. Más allá de las dudas sobre este patrimonio desmesurado, el cual abarca grandes extensiones de tierra en diversos municipios del estado, el ex gobernador -fallecido en julio de 2018- pactó en 2009 con Miguel Gómez Mont, entonces titular de Fondo Nacional de Fomento al Turismo, la venta del rancho al sobreprecio de mil 200 millones de pesos. Según Fonatur, se desarrollaría ahí un proyecto turístico denominado Centro Integralmente Planeado (CIP) Teacapán, llamado así por el puerto de pescadores más cercano. Luego pasó a ser CIP Costa Pacífico y al final CIP Playa Espíritu. “El nuevo Cancún”, fue su etiqueta. Se invirtieron más de 3 mil millones de pesos en infraestructura: largas avenidas, torres y postes de electricidad, cableado subterráneo, tomas de agua, sistema de drenaje y un hotel de 56 cuartos para albergar, se dijo, a magnates de todo el mundo interesados en invertir. Pero llegaron muy pocos y nadie gastó ahí un centavo. Se quedó en un complejo de fierros retorcidos, sin edificios ni gente, en una ciudad fantasma… hasta ahora.

Los sueños de progreso de quienes fueron engañados con “el nuevo Cancún” quedaron triturados. Pero habría más farsas…

SORTEOS

Tras la llegada de la 4T el presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó a aludir en sus mañaneras aquel “fraude” protagonizado por Gómez Mont y Toledo Corro. “Ya llevamos tiempo con el terreno, que tiene una playa, pero nadie lo quiere. Estamos pensando en fraccionarlo, hacer lotes y rifarlos, no podría ser en un sólo sorteo, porque tendríamos que sacarle lo que costó, tendrían que ser como tres o cuatro. Y ese dinero lo queremos destinar a la construcción de la presa Santa María, ahí mismo en Sinaloa”, dijo el 6 de octubre de 2021.

En el siguiente año y medio sobrevino una carretada de sorteos para la rifa de cientos de lotes a los cuales se describió como “rústicos con vocación turística y un valor de entre 869 mil pesos y un millón 283 mil pesos cada uno”. El gobierno federal jamás aclaró el monto obtenido ni su destino. Tampoco se conoció a los ganadores. Aún es una incógnita para investigadores, activistas, académicos y empresarios de Escuinapa, entrevistados por Crónica.

De manera reiterada López Obrador invitaba a comprar cachitos. Incluso, previo a una de las rifas especiales, la del 15 de septiembre de 2022, el tabasqueño organizó una cena en Palacio Nacional y pidió al actual gobernador morenista Rubén Rocha Moya convocar a por lo menos 25 empresarios sinaloenses, a quienes comprometió a participar en la tómbola. Al final, algunos externaron su molestia, y Rocha debió aclarar: “Todos supieron de antemano el propósito de la reunión y estuvieron de acuerdo en asistir y contribuir”.

De las cantidades alcanzadas por cada sorteo, hubo algunas pistas: Ernesto Rivera, un empresario escuinapense, reveló la suma de “500 millones de pesos” tras la primera rifa, en diciembre de 2021, y develó también la identidad del ganador de la casa de playa de Toledo Corro con valor de 90 millones de pesos: el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm). En torno a la rifa de 10 megalotes en el sorteo del 15 de septiembre de 2022, AMLO especificó: “No salió premiado ningún lote”, aunque sí aceptó una ganancia de otros 600 millones de pesos.

ESTAFA

Millones iban y venían, pero la estafa principal se dio en la última rifa programada para el 21 de marzo de 2023: un gran sorteo especial denominado “Sigue ganando el pueblo de México”. Involucró la rifa de 100 lotes más en Playa Espíritu. Se vendieron millones de cachitos, tras una férrea campaña publicitaria fincada en la ilusión de tener un pedazo de tierra frente a la playa. Todo habría quedado en sospechas financieras -como en los sorteos anteriores-, de no ser porque 35 días antes del sorteo, casi en secreto, el gobierno federal había publicado ya un acuerdo encaminado a designar esa franja como área natural protegida.

En ese acuerdo del 15 de febrero de 2023 López Obrador instruyó a Fonatur a “identificar plenamente, de sus reservas territoriales, aquellos inmuebles que forman parte de su patrimonio y son susceptibles de ser transmitidos a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para declararse como áreas naturales protegidas”. Incluyó al CIP de Playa Espíritu.

Según el Instituto Municipal de Planeación Urbana de Escuinapa (INPLAN), algunos ingenuos se presentaron en los siguientes meses al sorteo a reclamar sus terrenos, mientras a nivel federal se fraguaban los últimos detalles para la declaratoria ambiental.

El 16 de agosto de 2023 se difundió en el Diario Oficial de la Federación el decreto mediante el cual Fonatur donó a la Semarnat esas 2 mil 489 hectáreas para declararlas área de protección de flora y fauna, bautizada con el nombre de Juan M. Banderas, un general revolucionario cuyo sombrío historial provocaría reproches entre pobladores de Escuinapa.

ENGAÑOS

Fue una robadera -insiste Toledo Félix, aún con la lija en manos.

-Una locura de principio a fin, proyectos sin pies ni cabeza. Fue de la ciudad fantasma a los cachitos fantasma -resume Arturo Santamaría Gómez, doctor en Sociología por la UNAM, investigador de la Universidad de Escuinapa, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y autor de una infinidad de libros sobre la región.

Pocos como él conocen esta historia de engaños…

“Cuando se dio a conocer el proyecto del CIP en 2009 despertó muchas expectativas entre empresarios y gobierno estatal. Se pensó que desarrollaría la parte atrasada del sur del estado, que había tenido una época boyante con el empaque de camarón, en Escuinapa, particularmente en los 50´s y 60´s. A finales de los 60´s llegó la industria del mango, pero no llegó a mover como lo había hecho el camarón en su mejor momento. Después de los 80’s hubo estancamiento. En ese contexto llegó Fonatur con su proyecto”.

-¿Por qué Escuinapa?

-Según el relato oficial de esos años un estudio de Fonatur concluyó que el rancho Las Cabras era idóneo para desarrollar un nuevo centro turístico, porque no había problemas ejidales y era de un sólo propietario: Toledo Corro. Lo había adquirido años antes. De una pista aérea aledaña, se documentó después, había escapado Caro Quintero rumbo a Costa Rica. Fue una compra de mil 200 millones.

-¿Una transota?

-Como investigador llegué a confirmar con un par de empresarios de Escuinapa y Mazatlán que hubo un enjuague, porque Toledo aceptó primero la petición de Gómez Mont de que hubiera un moche de alrededor del 10 por ciento, pero una vez que Fonatur pagó, Toledo dijo: ´no te voy a dar nada, y si quieres denúncialo´. Y nunca le dio nada.

-¿Qué frenó el proyecto?

-No tenía estudio de impacto ambiental ni se habían estudiado las reservas de agua. Es un sitio Ramsar (humedales de importancia internacional), con limitaciones para la construcción, con marismas muy bellos en los cuales no se pueden construir marinas ni campos de golf. Una locura: se decía que en 10, 12 años habría 44 mil cuartos de hotel. Mazatlán tiene ahora 12 mil, pero desde 1922, en un siglo. Era un absurdo en una región con problemas de agua, y así lo documentamos investigadores de la UNAM y de la UAM. Algunos inversionistas llegaron a preguntar, pero no le entraron.

-¿Y qué pasó en la 4T?

-Poco antes de la llegada de López Obrador investigadores, empresarios y gente de la comunidad comenzamos a vislumbrar la idea de impulsar ahí un turismo de naturaleza, ecológico, de impacto mínimo, con hoteles cabaña y tours gastronómicos en torno al mango y al chile. El ahora presidente visitó la zona como candidato y al inicio de su gobierno, parecía sensible a nuestra idea. Propusimos a la subsecretaría de Educación de Luciano Concheiro convertir al hotel en una escuela para los estudiantes de la Universidad de Escuinapa. Los especialistas de la SEP estaban entusiasmados. Nos consiguieron reuniones con Fonatur, también les presentamos el proyecto y fue aprobado.

-¿Cuándo sucedió esto?

-Cuando Javier May era titular de Fonatur. Hace año y medio, dos cuando mucho.

  1. -Pero para entonces ya estaban las rifas…

-No hay explicación. En la SEP y Fonatur nos pidieron hablar con Rocha Moya, el gobernador nos dijo que hablaría con el presidente. Lo hizo, pero la respuesta fue que él ya tenía otro plan.

-El de los cachitos…

-Fue el derrumbe de todo lo que imaginábamos. La rifa hacía inviable la posibilidad de un desarrollo turístico planeado. Y si el premio se lo sacaba alguien con pocos recursos, ¿qué iba a hacer con el terreno? La invención de los cachitos fracasó, porque además no se vendieron todos los boletos y luego vino lo de la Reserva. ¿Qué se hará con el hotel y toda la infraestructura? No sabemos.

-¿Cómo lee lo que hizo el presidente?

-En este país presidencialista, quien decide es el presidente. Se confirma la tesis del poeta André Bretón: México es el país más surrealista del mundo…

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