Algunos retos en México por el nearshoring
Jorge Reyes Iturbide
Cuando escuchamos hablar del nearshoring, entendido como el fenómeno de relocalización de inversiones para la instalación o ampliación de procesos productivos a zonas más cercanas a los mercados de consumo, por lo general se hace énfasis en una serie de oportunidades que se derivan de éste y que pueden incidir positivamente en la competitividad, la productividad y el crecimiento económico de los países receptores de dichas inversiones, entre los que destaca nuestro país, ya que diversos estudios coinciden en que México es el país de América Latina que más se verá beneficiado por su ubicación geográfica, apertura comercial y vinculación al mercado estadounidense.
Sin embargo, existen también una serie de retos a los que se debe prestar atención tanto por el gobierno como por el sector privado, para afrontarlos en el corto y mediano plazo y lograr entonces capitalizar estas oportunidades, aprovechando de mejor manera la conjunción de elementos que han dado como resultado un contexto favorable para el aumento acelerado del nearshoring.
Para empezar con dichos retos, podríamos hablar de la necesidad de una política industrial acorde que detone el crecimiento regional e impulse una mayor integración de cadenas de valor a lo largo del país, para que la derrama de beneficios no sólo se concentre en los estados del norte y centro, sino que también pueda alcanzar a los del sur-sureste. Esto desde luego conlleva una fuerte inversión en infraestructura para el transporte y la conectividad logística, así como en el aseguramiento del suministro eléctrico, prioritariamente de fuentes limpias, y en el desarrollo de nuevos espacios y parques industriales para lograr satisfacer la demanda con la capacidad instalada que se requerirá.
De manera complementaria, habría que considerar una apuesta fuerte por la investigación y el desarrollo, la ciencia, la tecnología y la innovación que permitan agregar mayor valor a la producción nacional, así como a la transformación digital tanto de los modelos y procesos de negocio, como de los trámites y servicios de gobierno para incidir en su agilidad y eficiencia.
Por otro lado, vinculado a impactos ambientales, hay que considerar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, el deterioro de la calidad del aire, y la mayor demanda en el suministro de agua en las regiones que incrementen su actividad industrial, las cuales podrían ya encontrarse con serios problemas de inicio en todos estos ámbitos, los cuales se estarían acrecentando y repercutiendo en el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la generación de residuos.
En cuanto a temas sociales, un gran reto es el desarrollo y disponibilidad de talento calificado suficiente, tanto por el volumen de personas capacitadas requeridas como por la calidad de la formación que hayan recibido, principalmente en áreas de tecnología, ingenierías, innovación, logística, comerciales y de servicios, entre otras. De ahí el reto de la adaptación y actualización de planes de estudio acorde a las necesidades futuras del mercado y con enfoques regionales, y la certificación de competencias laborales, pero también el de la inversión en infraestructura y calidad académica que permitan la formación de los técnicos y profesionistas requeridos.
No podemos dejar de lado la corrupción, la inseguridad, la delincuencia y el crimen organizado, ya que los niveles de todos estos temas también afectan las decisiones de inversión, así como la viabilidad de la operación empresarial y la gobernabilidad de ciertas zonas. Para todos estos retos se requiere un cambio de estrategia y acciones contundentes de largo plazo.
Finalmente, otro reto está en el establecimiento, la actualización y el cumplimiento de las leyes y normas adecuadas que promuevan una mayor atracción y retención de inversión extranjera y les den certeza jurídica a las empresas en cuanto a sus operaciones en nuestro país.
La atención de éstos y algunos otros retos, no es una tarea exclusiva del gobierno, sino que también requiere de la participación del sector privado, para abordarlos de manera conjunta y bien coordinada hacia el mejor aprovechamiento del nearshoring.