Pemex deberá pagar la mitad de su deuda en los próximos cuatro años
Diana Nava
La estatal Pemex tiene una gran deuda a la que hacer frente en los próximos cuatro años. La compañía deberá pagar a sus tenedores –o refinanciar– la mitad del total de su deuda en la primera parte del siguiente sexenio. Así, la administración obradorista heredará a su sucesora la obligación de apoyar a la petrolera que, debido a su estado financiero, no puede hacerse cargo de sus pasivos de manera autónoma.
Pemex sumó a finales del año pasado una deuda por 1.79 billones de pesos. Esta equivale al 5.6% del PIB, de acuerdo con un cálculo hecho por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Entre 2024 y 2027, la petrolera tiene vencimientos de deuda por 898 mil millones de pesos. Lo restante deberá pagarlo a partir de enero de 2028.
“Que tengan esa cantidad de deuda que pagar no significa que lo vayan a desembolsar de manera inmediata, podrían refinanciar, como lo han hecho de manera constante en esta administración, o ir al mercado y obtener más deuda para pagar las amortizaciones”, dice Oscar Ocampo, investigador del IMCO. “No importa quién quede como presidenta, los apoyos a Pemex deberán seguir”.
La Secretaría de Hacienda ha optado por salir al mercado de deuda e inyectar el capital a la compañía para que ésta haga frente a sus obligaciones con los tenedores. La estrategia se ha optado en respuesta a las altas tasas de interés a las que la compañía está expuesta debido a su calificación crediticia, que está dentro del grado especulativo.
La mayoría de los pagos que deberá afrontar la estatal se concentran en este año –el último del presidente Andrés Manuel López Obrador–, cuando Pemex debe amortizar el 26.5% del saldo total de este pasivo, que equivale a poco más de 476,000 millones de pesos.
El alto nivel de amortizaciones de deuda que la estatal debe afrontar en los próximos años, explicaron analistas, tiene como explicación la estrategia que ha seguido la actual administración basada en la refinanciación de pasivos para aumentar los plazos de pago. Con esto último, la deuda de corto plazo –entendida como la que debe pagarse en los próximos 12 meses– ha crecido de manera exponencial en los últimos años y en 2021 llegó a su nivel más alto, de 492,000 millones de pesos, desde que se tiene registro. En 2023, ésta cerró en poco más de 477,000 millones de pesos.
La administración actual ha jugado una estrategia que se ha basado en disminuir o mantener el nivel total de deuda de la petrolera a través del aumento de la deuda a corto plazo, la que se debe pagar en los próximos doce meses.
La estrategia obligada a continuar
El gobierno obradorista se comprometió a pagar las amortizaciones de deuda de la petrolera desde los primeros años del sexenio. Luego, cuando los precios del petróleo aumentaron de manera importante después de la crisis de 2020, y con ello los ingresos de Pemex, la administración federal intentó que ésta se hiciera cargo de los pagos. Pero la mala liquidez de la compañía y la incertidumbre que eso causó entre los inversionistas, hizo que Hacienda retomara esta obligación ante los tenedores de deuda de Pemex y que anunciara su respaldo de manera prácticamente incondicional a la compañía.
Ahora, los inversionistas están confiados en que los bonos de la estatal están respaldados por el gobierno federal y han asumido que la siguiente administración presidencial deberá continuar con la gestión basada en inyecciones de capital y condonaciones fiscales.
Pemex ha recibido durante el sexenio casi 870,000 millones de pesos de inyecciones de capital, ha ahorrado cerca de 500,000 millones de pesos por la baja que se ha dado de manera continua del Derecho de Utilidad Compartida –conocido como DUC y que es su mayor carga tributaria– y beneficios fiscales por 229,000 millones de pesos, según información oficial. A estas cantidades se le deberá sumar lo que Pemex ahorrará durante este año, después de que el gobierno obradorista decidió exentar a la compañía del pago del DUC durante todo 2024.
Pero, la administración a comenzar en octubre próximo tendrá un panorama más complicado. El espacio fiscal para dar más apoyos a la compañía es cada vez más corto y el porcentaje del DUC –que se ha reducido del 65 al 30% de manera paulatina en el sexenio– no puede disminuir más.