Cuestiona Iglesia Católica, ¿qué estamos haciendo para proteger a la infancia y adolescencia?

Cecilia Higuera Albarrán

La Iglesia Católica resaltó que, en la actualidad, las y los niños, así como adolescentes y jóvenes están viviendo una crisis en la que se están siendo vulnerados sus derechos, ante el abuso, corrupción e impunidad que permea.

En la editorial “Queridos niños, queridos adolescentes, queridos jóvenes”, publicado en el Semanario Desde la Fe, la jerarquía católica del país señaló que las niñas y niños, así como las y los adolescentes y los jóvenes, son el segmento de la población que representa el futuro de nuestra sociedad, y sin embargo, viven tiempos difíciles en los que sus derechos están siendo vulnerados.

Al respecto, se resaltó que recientemente, la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM), presentó los resultados de su Informe Alternativo, elaborado a partir de datos oficiales, donde analiza la garantía de los derechos de la niñez en el país.

En dicho documento se da cuenta de que niños y adolescentes del país, quienes representan el 29.8 por ciento de la población total, son vulnerados en sus derechos por su edad y condición, y son víctimas de extorsiones, lesiones y secuestro.

Con base en el informe de REDIM, entre 2018 y 2021, 5,819 niños y adolescentes perdieron la vida a causa de la violencia. Además, se han documentado 500 feminicidios de niñas y adolescentes de entre los 0 a los 17 años.

HACERLOS SENTIR LA RIQUEZA DEL PAÍS

Esta situación que enfrentan las infancias y adolescencias del país, contrastan con las palabras del Papa Francisco en el 2016, cuando en su visita a México tuvo un encuentro con jóvenes, a quienes les dijo: “son ustedes la riqueza de esta tierra”, pero, también hablaba sobre la importancia de hacerlos sentir y darles el acompañamiento necesario para encontrar el sentido de su vida, y hacer el bien en la sociedad.

“Es difícil sentirse la riqueza de una nación cuando no se tienen oportunidades de trabajo digno, posibilidades de estudio y capacitación, cuando no se sienten reconocidos los derechos que terminan impulsándolos a situaciones límites. Es difícil sentirse la riqueza de un lugar cuando, por ser jóvenes, se los utiliza para fines mezquinos seduciéndolos con promesas que al final no son tales”.

Las cifras de violencia y muerte que merodean a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, son una señal de alarma, que deberían atraer como una alerta roja, ya que no son simples números, son vidas humanas, son historias truncadas, sueños rotos, familias heridas y adoloridas.

Ante tal panorama, el Sumo Pontífice hizo un llamado para hacer todo lo posible y que los jóvenes se sientan amados, queridos, “que sepan que son la riqueza de nuestra nación. Que esas palabras, ` queridos, niños, queridos jóvenes´, las hagamos realmente efectivas”, señala la editorial.

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