La ONU conspira contra México
Héctor Aguilar Camín
No puede entenderse de otra manera: conspiran. Más de cien países han hecho anotaciones y recomendaciones en la ONUcontra/sobre la situación de los derechos humanos en México.
Han reprobado la militarización de la Guardia Nacional, los asesinatos de periodistas, el uso excesivo de la fuerza, el aumento de las desapariciones forzadas, la violencia contra mujeres, contra migrantes y contra defensores de derechos humanos.
Muchas condenas. Más de cien países. ¿Cómo entenderlo sino como un arreglo mundial para poner a México en la picota?
México mandó funcionarios de Relaciones Exteriores a decir en ese foro su verdad, y su verdad fue que México ha reducido la pobreza y ataca las causas profundas, no los síntomas externos, de los males descritos.
Tanto así, que el mismo día en que la conspiración de la ONU tenía lugar en Ginebra, aquí en México la señora que preside la Comisión Nacional de los Derechos Humanos planteaba la conveniencia de su desaparición, pues no hace falta. Bastaría, dijo, con una Defensoría del Pueblo que manejara el gobierno.
Ahora, sí hay un asunto molesto en esta denuncia montonera, onuficada, y es la traición de algunos países como Venezuela y Rusia, con los que México ha querido tener no solo buenas, sino fraternas relaciones.
Bueno, pues estos dos falsos hermanos han tenido el tupé, diría Gil Gamés, de reclamar a México por las desapariciones forzadas y Rusia, además, por las agresiones a periodistas y las malas condiciones carcelarias.
Tomo esto de Proceso (24/1/24) y de la criba de Pascal Beltrán del Río sobre países que impugnaron a México (Excélsior 26/1/24).
Bromas aparte, la verdad es que sí hay algo grotesco en las instancias defensoras de derechos humanos de la ONU, donde tienen voz o voto países como Cuba, China, Rusia o Venezuela.
Un país con credenciales en la materia, el Reino Unido, puso los puntos sobre las íes: “Nos preocupan de México la impunidad y la corrupción, así como la elevada tasa de violencia contra mujeres y niñas. Recomendamos desmilitarizar a la Guardia Nacional. Reforzar la fiscalía encargada de los delitos contra la libertad de expresión y defensores de derechos humanos’’.
Suscribo con agravantes: la realidad es peor.