La gestión de López Obrador: sin lágrimas

Ricardo Becerra

El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador ha entrado en su último tramo. El tiempo transcurrido (cinco años) es suficientemente extenso como para reconocer con bastante claridad sus propósitos de inicio, su índole política y sobre cualquier otra cosa, sus consecuencias.

Durante el primer año de la pandemia, hicimos un ejercicio inicial para evaluar sus objetivos declarados y sus primeras acciones. Quedó documentado en “Balance Temprano: desde la izquierda democrática”, pero la alarma de sus dichos, agresiones, decisiones, confusiones y sobre todo, destrucciones nos llevó a continuar el seguimiento de este gobierno (cosa que hicimos también, y por cierto, durante el gobierno de Calderón -Equidad Social y Parlamentarismo- y frente a Peña Nieto, e -Informe de la democracia mexicana en una época de expectativas rotas-). Para eso estamos: para dar una opinión desde cierta izquierda del curso y resultados de los gobiernos en turno, por muy históricos que se crean.

Por eso, desde hace varios meses, el Instituto de Estudios para la Transición Democrática ha realizado varios seminarios de análisis y discusión en torno al gobierno obradorista y como resultado, hemos confeccionado un grueso volumen que evalúa casi todos los campos relevantes de su gestión. Si quitamos la propaganda, la confusión mañanera y dos cosas realmente importantes (salario mínimo y democracia laboral), no hay casi nada que celebrar. Y eso se documenta con datos, cifras, hechos exhaustivos, formas de hacer las cosas, sus métodos y consecuencias. El resultado es un libro disponible ya: “El daño está hecho: balance y políticas de reconstrucción” (ver aquí https://granodesal.com/9786075986142-2/.)

El volumen que empieza a circular, se centra en ellos -los resultados de un gobierno- para luego proponer ciertas líneas de recuperación y arreglo en una veintena de áreas de la vida estatal: la de las instituciones democráticas, electorales, judiciales, económicas, sanitarias, sociales, ambientales, científicas… y deportivas, que permitan una mirada de conjunto de lo que ha sido realmente el gobierno de López Obrador para este país.

Sus autores son y han sido actores e intelectuales de primera línea durante muchos años en México: Lorenzo Córdova, Julia Tagüeña, Julia Carabias, Gonzalo Hernández Licona, Mauricio Merino, Jacqueline Peschard, José Woldenberg, Sergio González Ayllón, Ciro Murayama, Rolando Cordera, José Casar, Enrique Provencio, Mariana Niembro, Francisco Báez que discutieron, estudiaron y redactaron un reporte de las áreas más importantes y más ilustrativas de la gobernabilidad en nuestro país, luego de cinco años.

En un Foro Internacional, hace exactamente 12 meses, organizamos una discusión junto a decenas de asociaciones civiles, para dejar constancia del creciente autoritarismo mexicano y llamar la atención de la opinión pública en otras partes del globo. Entonces, Adam Przeworski terminó su intervención sentenciando “no se trata de qué pase en este momento, qué pase con el INE, yo creo que el hecho de que el gobierno, una gran parte del gobierno, diga: `no podemos confiar en los resultados de elecciones organizadas por el organismo encargado constitucionalmente`, introduce graves riesgos a la convivencia presente y futura… en ese sentido, me temo en México el daño ya está hecho”.

Por muchas razones, es el título, pero también por esa. Una alerta y un retrato de los riesgos sobre los que se ha movido y se sigue moviendo, la historia política reciente y la democracia en México.

¿Habrá defensores del gobierno que se animen a discutir ese libro? Es discutir a López Obrador, sin lágrimas.

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