“La UNAM debe mantenerse ajena a los movimientos políticos”: Germán Fajardo

 Mathieu Tourliere

La oficina con piso alfombrado y paredes de madera que el doctor Germán Fajardo Dolcí ocupa en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha dado buena suerte a los tres hombres que lo antecedieron: al igual que él, Juan Ramón De La Fuente, José Narro Robles y Enrique Graue Wiechers han sido directores de la Facultad de Medicina, y los tres se convirtieron en rectores de la máxima casa de estudios del país.

El médico otorrinolaringólogo busca el mismo camino: es uno de los 17 académicos cuyos perfiles fueron seleccionados para participar en el proceso de sucesión de la rectoría de la UNAM. Fajardo insiste en que tiene “un gran respeto, una gran administración” por sus antecesores –especialmente a Graue, de quien alabó su “gran rectorado”–, pero rechaza, tajante, que su afiliación a los “médicos” lo beneficie en la carrera interna de la universidad.

–¿No existe una lógica de poder al interior de la UNAM que lo favorecería como director de la Facultad de Medicina?, se le cuestiona.

–De ninguna manera–, revira Fajardo, quien momentos antes alegaba que desconocía que su condición “sea una ventaja o no”, pues “algunos lo ven incluso como una desventaja”.

A lo largo de su entrevista con Proceso, el aspirante a la rectoría mantiene esta postura conciliadora, prudente incluso.

Así, celebra las críticas “constructivas” del presidente Andrés Manuel López Obrador, afirma que no le consta la intervención de grupos afines a Claudia Sheinbaum Pardo en el proceso de sucesión –confía en que la exjefa de gobierno respetará la autonomía universitaria, pues proviene de una familia de universitarios–, se niega a tomar postura en el caso del plagio de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel Mossa, y asegura que impera la “camaradería” entre los aspirantes a la rectoría.

En caso de llegar a la rectoría, Germán Fajardo no piensa emprender medidas que marcarían una “ruptura” con la gestión de Graue: enmarca su proyecto en la continuidad del rector saliente, pero esboza algunas propuestas novedosas, como un acompañamiento a la salud mental de los alumnos, o el aligeramiento de la carga burocrática, para convertir la institución en una “universidad sin papeles”.

Fajardo reconoce que, durante el mandato de Graue, la matrícula aumentó a pesar de las restricciones presupuestarias, y aparte saluda la “estabilidad” del rector en la relación de la universidad con los presidentes Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. “Pasó un régimen priista a un nuevo régimen, con un nuevo partido y la adaptación no ha sido fácil. Sin embargo, él ha tenido la capacidad para transitar de manera correcta en este punto”, estima.

Graue. “Estabilidad”. Foto: Eduardo Miranda

Ante la pregunta sobre las descalificaciones que López Obrador ha lanzado en varias ocasiones contra los integrantes de la cúpula de la UNAM –los tachó de “conservadores” y de “neoliberales” y los acusó de “derechizar” a la universidad–, Fajardo elije una respuesta moderada: “Las opiniones de cualquier mexicano sobre la universidad siempre son bienvenidas, incluyendo a un egresado como el presidente de nuestro país”, dice.

Y agrega: “En la universidad cabemos todos. En los 25 años que llevo aquí, nunca he visto que nadie sea reprimido por expresar sus libres opiniones sobre cualquier tema, ya sea político o religioso. Hasta los americanistas son bienvenidos, hablando de fútbol. Así que las opiniones del presidente son bienvenidas por supuesto. Siempre hay que pensar que las opiniones deben ser enriquecedoras; cualquier crítica tiene un fondo y hay algo que se puede tomar para servir mejor a la sociedad”.

–¿Coincide con el presidente que la dirección de la UNAM es conservadora y poco empática con el movimiento que él encabeza?

–Yo creo que la UNAM debe mantenerse ajena a los movimientos políticos. Así lo ha sido históricamente, no sólo con él, sino con el pasado presidente y con el anterior… Los tres han venido de diferentes partidos, y con todos hubo un diálogo franco, abierto, sin filias y sin fobias. Porque esta, repito, es la casa del pensamiento, es la casa de la inteligencia, del análisis y de la propuesta. Y yo creo que así la tenemos que ver, insiste.

Las opiniones del presidente “son bienvenidas”. Foto: Miguel Dimayuga

Fajardo asevera que no cree que otros aspirantes a la rectoría cuentan con el apoyo de Claudia Sheinbaum Pardo. La exjefa de gobierno, dice Fajardo, “viene de una familia de universitarios, y yo estoy seguro que, como ha dicho, respetará la autonomía de la Universidad; no veo ni tengo ninguna evidencia de injerencias de ningún tipo”.

De manera general, rechaza que la polarización en el país, agudizada por el proceso electoral adelantado, permeé en el proceso de sucesión de la rectoría. “Yo no diría que está polarizado: más bien veo a 17 universitarios comprometidos con diferentes visiones de la Universidad, muchos de ellos han sido parte de la estructura del gobierno de la propia universidad, muchos están colaborando con el doctor Graue desde que es rector; yo veo propuestas, veo camaradería, veo ganas de sumar para mejorar”, asegura.

De Sheinbaum “no veo injerencia”. Foto: Eduardo Miranda

Fajardo estima que, para designar a la persona que asumirá la rectoría, la Junta de Gobierno de la UNAM tomará en cuenta la “experiencia administrativa gerencial y la interlocución que se tiene con diferentes grupos”. “Importan los liderazgos, importa la comunicación; yo creo que, más allá del género, más allá de las diferentes carreras, están buscando experiencia y liderazgo”, dice.

–Hablando de género: Enrique Graue planteó que la UNAM está lista para tener una rectora. A usted, ¿dónde lo coloca esta disyuntiva?, se le pregunta.

–La junta va a elegir a la mejor persona. Y si la mejor persona es una mujer, bienvenida. Yo estoy convencido que la UNAM está preparada para tener una rectora, sin ningún problema. Y además de la amistad que tengo con varias de las compañeras que están participando, estoy convencido de su capacidad, que podrían ser grandes rectoras, comenta.

En lugar de pronunciarse sobre el plagio de la tesis de Yasmín Esquivel, un caso que enfrentó abiertamente a la ministra cercana a López Obrador con la UNAM el año pasado, el aspirante a la rectoría pide esperar a que “el Comité de Ética pueda dar su opinión” –cosa imposible debido a un amparo que presentó Esquivel–. “Yo esperaría que esto sucediera para comentar”, declara, y agrega: “no debe ser una opinión, debe ser una evidencia técnica, científica”.

En caso de llegar a la rectoría, Fajardo piensa poner en marcha un “sistema universitario de bienestar estudiantil”, que busca acompañar a los estudiantes –algunos entran en la UNAM desde los 15 años–  en su salud física, emocional y mental, mediante el diagnóstico de estrés o ansiedades, la prevención de embarazo adolescente o las adicciones; ello, con el objetivo de que el alumno “tenga un éxito académico”.

El médico plantea un proceso de “modernización” de la institución para alcanzar una “universidad sin papeles”, con trámites digitales –“todo está en tu teléfono, es digital y es comprobable: el título, la cédula, la firma electrónica”, dice– y menos burocráticos.

“Universidad sin papeles”. Foto: J. Raúl Pérez

“La distancia entre lo que sucede en el mundo y nosotros va aumentando, entonces tenemos que movernos mucho más rápido, para que este gap sea menor y poder actualizar los planes y programas”, reflexiona.

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