AMLO-Slim, una confrontación que determinará la fuerza del Estado
Carlos Ramírez
Como un dato que pudiera definir el sentido de las relaciones personales-institucionales-empresariales entre el político y gobernante Andrés Manuel López Obrador y el empresario Carlos Slim Helú, lo ocurrido con la terminal aeroportuaria de Texcoco pudiera ser un indicio de que el poder del Estado es superior a cualquier poder fáctico del dinero.
A pesar de que en la campaña del 2018 López Obrador fijo con claridad el criterio de que la construcción de Texcoco se iba a terminar por corrupción y que impulsaría una nueva instalación aeroportuaria en Santa Lucía, los intereses de Slim en Texcoco lo llevaron a confrontar de manera directa la decisión de cancelarla en una medición del poder empresarial vis a vis el poder del Estado.
Ante esa decisión del político, el empresario hizo una declaración que quedó grabada en la relación entre los dos con hierro candente. Tras de señalar que cancelar Texcoco equivaldría a “suspender el crecimiento de México” –así, en una visión totalizadora–, Slim respondió a una pregunta acerca del proyecto político de López Obrador:
“Me preocuparía y me daría miedo por todo los que siga, porque si ese va a ser el criterio, yo creo que van a ser criterios equivocados de inversión. Hay el riesgo de que se equivoquen tomando pocos factores en las decisiones”.
La historia de las relaciones AMLO-Slim la enlista el periodista José Martínez Mendoza en su libro en preparación La familia. La dinastía, los herederos del imperio Slim.
Varias han sido las fricciones, con datos de otras fuentes.
El presidente López Obrador canceló la obra de Texcoco, Slim registró pérdidas por contratos y fue premiado con nuevas obras dentro de los proyectos presidenciales prioritarios de la 4ª-T. Slim logró negocios en el centro histórico durante la gestión capitalina de López Obrador, pero por dos razones: primero, porque sus recursos relanzarían una zona estratégica del entonces DF; y segundo, por el padrinazgo del PRI todavía fuerte y sobre todo del presidente Vicente Fox.
En el 2006 Slim confrontó de manera directa a López Obrador por su plantón en Reforma y lo calificó, sin dobleces, como una “locura mexicana, kafkiana”. De manera simultánea y en el centro del debate electoral que había provocado el plantón, Slim le otorgó su voto de confianza al candidato panista Felipe Calderón y, en un juego de palabras que enviaba un mensaje directo al discurso central de López Obrador, Slim afirmo qué “Calderón será el presidente del empleo y estoy convencido de que la pobreza se combate con educación y empleo”.
En la campaña electoral del 2018 que le dio la victoria presidencial a López Obrador en su tercera competencia, Slim apareció aliado al candidato priista-peñista José Antonio Meade Kuribreña, con la confianza de que a finales de 2016 había recibido por adelantado la extensión del título de concesión de Telmex, aunque con la necesidad legal de ratificarla en marzo del 2023.
Durante la campaña ocurrieron algunos intercambios de dardos entre Slim y López Obrador. El candidato presidencial morenista reconfirmó la cancelación del aeropuerto de Texcoco, en tanto que el contratista Slim se oponía. Inclusive, hubo alguna referencia de López Obrador de que aceptaba las críticas de Slim porque era uno de los cuatro principales contratistas del proyecto aeroportuario de Peña Nieto. Y ante una declaración a favor del aeropuerto por parte de Slim, López Obrador la calificó como una “estrategia para contrarrestar” el avance de Morena. “No tengo pleito con él ni con nadie, pero Peña y Salinas están utilizando a Slim”; “seguramente le pidieron que saliera a dar esta conferencia”.
La argumentación de López Obrador para cancelar el proyecto se basaba en señalamientos de corrupción en los contratos; por ello el tabasqueño le pidió al empresario “tranquilizarse y serenarse porque yo no estoy en contra de los empresarios lo único que quiero es que no haya corrupción”. y lanzó una frase que ha definido buena parte de su gestión presidencial: “el gobierno ya no estará al servicio de una minoría; se acabó el predominio de una minoría y la vinculación del poder económico y político”.
El último round entre López Obrador y Slim ocurrió apenas con la crisis de la Línea 12 del metro que se desplomó; si bien hubo cuidado en no hacer señalamientos de confrontación, sí se obligó a las empresas de Carso a asumir los costos de la reparación; sin embargo, el dictamen final dejó a Slim atrapado entre los escombros del derrumbe.
Con información de indicador Político