La estrategia moleculizada de Rocha y Feliciano en la UAS

Álvaro Aragón Ayala

En un universo de más de 175 mil universitarios, un grupúsculo moleculizado de treinta especialistas en la agitación, entre ellos 15 jubilados y otros de negra trayectoria, pretende hacer creer a la sociedad sinaloense que representan la conciencia social, académica, cultural y política de la Universidad Autónoma de Sinaloa, intentando asumir facultades propias del Consejo Universitario con el viejo antifaz de adalides trasnochados.

Sin embargo, esa facción enanizada, membretada Movimiento Democrático Universitario, no representa la voz ni el alma de la UAS; por el contrario, es la punta de lanza del gobernador Rubén Rocha Moya y el diputado Feliciano Castro Meléndrez en la “Operación Pinocho”, creada para agitar y descargar todo tipo de mentiras, de afuera hacia adentro de la Universidad, con el propósito de crear las condiciones para violentarla.

Treinta personas, quince de ellas no activas en la UAS y otros con antecedentes de rapiñaje en el Suntuas-administrativo, no encarnan nada, no constituyen una fuerza real en la Casa Rosalina integrada por más de 175 universitarios, entre alumnos, académicos y administrativos y el cuerpo colegiado que dirige la máxima casa de estudios. Ese “movimiento”, no posee ninguna representatividad o miembro en el Consejo Universitario.

Pese a su reducida filiación y su minúsculo campo de acción, no obstante su ausencia de convocatoria, los medios de comunicación que mantienen con el gobierno de Rubén Rocha Moya contratos de “publicidad” millonarios bajo el acuerdo de criminalizar y linchar publica y socialmente a los funcionarios uaseños, dibujan al Movimiento Democrático Universitario como una agrupación que aglutina a todos los universitarios. Eso es falso. No pasan de treinta.

Así, esos treinta especialistas en agitación financiados por el gobierno estatal, vía el diputado morenista Feliciano Castro Meléndrez, presidente de la JuCoPo, gozan de espacios propagandísticos de sobra en los medios, los cuales les dedican planas enteras, lugares especiales en las plataformas digitales de difusión, para intentar aparentar que avanzan, cuando la realidad es que rayan en el ridículo y en la pantomima. Protagonizan actos circenses. La verdad es que no son nada en la Universidad. Únicamente son parte del montaje gubernamental antiUAS.

El membretado para agitar Movimiento Democrático Sinaloense se desplaza con la consigna de Rubén Rocha de exigir, como si representara a una mayoría universitaria o al Consejo Universitario, la destitución del Rector Jesús Madueña Molina, para crear la justificación social y pública para que el Juez de Control lo cese. La estrategia es mediática. La apoyan quienes ordeñan el “gasto publicitario” del gobierno estatal.

Marco Antonio Medrano Palazuelos, ex universitario nacido para agitar, y Arturo Nevárez Hernández, eterno aspirante de Morena a una diputación, cabezas visibles del enanizado “movimiento”, remueven la estrategia del linchamiento y criminalización contra las autoridades rosalinas por consigna del gobernador y con un apoyo propagandístico que los medios de comunicación niegan a los desplazados, a las viudas de los policías, a las familias de los desaparecidos o “levantados” y a quienes exigen mayor seguridad pública.

Ajustándose a la realidad, a la Ley del Movimiento Aparente (Leyes de Gestalt), es fácil concluir que el Movimiento Democrático Universitario no existe, que sólo es un membrete, que sus treinta activistas, quince de ellos jubilados, representan el cero por ciento de la comunidad universitaria, y que en el universo de más de 175 mil universitarios significa una locura y una burla a la sociedad retratar o difundir en los medios de comunicación a este grupúsculo como si representara la conciencia social, académica, cultural y política de la UAS.

En concreto: el Movimiento Democrático Universitario es una farsa, una mascarada, un grupúsculo moleculizado usado por el gobernador Rubén Rocha Moya y sus aliados del Congreso Local, entre ellos Feliciano Castro Meléndez, para agitar, para intentar alevosamente crear condiciones para abrir la puerta a la violencia en la Casa Rosalina. El MDU no tiene consenso ni fuerza al interior de la UAS. Carece de peso específico. Es sólo un instrumento para el montaje de escándalos. Punto.

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