Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí: notas de una nota
Carlos Ramírez
1.- El gran derrotado en las elecciones mexiquenses no fue el PRI, ni el PAN, ni la alianza opositora, siendo el empresario Claudio X. González porque encontró la dimensión exacta de su sueño político de construir una gran coalición que derrotara al presidente López Obrador y a Morena.
2.- El otro gran derrotado fue el nervioso y mediático exconsejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, quien de manera paradójica había sido colocado en en 2014 en ese cargo nada menos que por el presidente Enrique Peña Nieto, jefe político del Grupo Atlacomulco que fue reducido a cenizas el domingo pasado, para derrotar a López Obrador. Córdova estaba ya saboreando el caos electoral en Edomex, pero la nueva consejera presidenta, Guadalupe Taddei, condujo la elección con mano suave, sin estridencias y ajustada a sus funciones, mientras Córdoba convertía cada elección en una lucha política antipopulista y proneoliberal.
3.- La elección mexiquense fue construida por la oposición como una especie de plebiscito de todas las denuncias negativas contra el presidente López Obrador, sin entender que la política es local. Y el plebiscito lo ganó Palacio Nacional.
4.- A la vuelta de casi un cuarto de siglo, el PRI se topó con su verdadera realidad y fue sacado –lo que no pudo la torpeza política de Vicente Fox y su incapacidad estratégica– a patadas del Estado de México y en elección presidencial del 2020. El PRI ha demostrado que es un aparato político capaz de tropezarse varias veces con la misma piedra.
5.- Si el señor X. y la alianza opositora tienen capacidad de una lectura estratégica de la realidad política del país, la elección mexiquense aportó elementos para prefigurar desde ahora la derrota presidencial en 2024 con cualquiera de los precandidatos conocidos, y que sólo podría salvarse con un candidato ciudadano con calidad moral y política que paradójicamente tendría que ser nominado por la alianza opositora, pero a condición de que los tres partidos lo registren y desaparezcan del mapa electoral.
6.- La coalición opositora del Señor X. se comprobó en el escenario mexiquense como una corriente ideológica conservadora de centro a la ultraderecha, pero sin legitimidad en la ciudadanía de clase media que anda en busca de solución de sus problemas.
7.- Los tres líderes partidistas de oposición –Alejandro Moreno Cárdenas, Marko Cortés y Jesús Zambrano– fracasaron en su labor político-electoral y en cualquier sistema democrático de partidos tendrían que presentar de inmediato su renuncia al cargo, inclusive sin juicios de valor, sino simplemente por una derrota que se previó desde el principio en función, de hecho, por la presencia de estos tres personajes.
8.- Si los dirigentes del PRI, del PAN y del Partido de los Chuchos nombran al candidato presidencial del 2024 y siguen administrando sus respectivos partidos en la campaña presidencial, la lógica de Einstein diría que los mismos elementos conducirían a los mismos resultados.
9.- El verdadero fracaso de los tres partidos y sus dirigentes no estuvo en la incapacidad para entender la dimensión AMLO-Estado de México, sino en el discurso demagógico de una campaña que sólo se sustentó en el grito de ya ganamos, y con una candidata que cargaba con todo el desprestigio mexiquense del PRI y del PAN.
10.- Y queda un punto que pocos alcanzar una percibir: la victoria de Morena en el Estado de México le entrega al nuevo grupo político morenista y al presidente López Obrador para el 2024 el control del Sistema Mexiquense de Medios Públicos (radio y TV), una estructura de comunicación a nivel nacional, con espacio en todas las redes y recursos presupuestales que la convirtieron en un verdadero eje de poder que Enrique Peña Nieto utilizó como gobernador y como presidente de la República. Ese sistema era un aparato ideológico, político y económico del PRI y ahora está en manos de Morena y el presidente de la República.
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