Rocha: molesto y preocupado

Antonio Quevedo Susunaga

Para todo gobernante, sea presidente de la república, gobernador o alcalde, el control político es una atribución constitucional que se le ha asignado, pero también tiene una gran dosis egocéntrica, en donde el gobernante puede creer que es poseedor de grandes talentos y habilidades especiales para ejercer ese poder.
La serenidad del gobernante entra en crisis cuando percibe que su “control político” no es tal, que su poder es rebasado, que tiene fugas o se aleja de sus posibilidades para someterlo bajo voluntad.
Esto lo hemos visto en un presidente como Andrés Manuel López Obrador; sin duda, es un buen ajedrecista político, pero hay escritos, hay hechos, hay circunstancias que le han movido el piso de su control político y expresa su incertidumbre, su molestia, coraje o indignación en su rostro, como todo ser humano.
En este contexto, algo parecido le ha de haber ocurrido al gobernador Rubén Rocha Moya, cuando se dio cuenta que aquella información que había mantenido bajo reserva, como es el pago a los medios de comunicación incondicionales, a los periodistas que les entregan el repudiado “chayote”, tal y como lo denuncia el presidente y cuya información está consignada en las redes digitales.
Es posible que Rocha haya expresado su coraje a su equipo que descuidó esas “facturas secretas”, que dejan ver cómo está apoyando a un periódico ubicado desde la visión de Andrés Manuel López Obrador como en el de la oligarquía panista y que recibe millones de pesos del erario público de Sinaloa.
Pero también los pagos que otorga el gobierno a otros medios de comunicación, que han mostrado su disposición a golpear a los enemigos del gobernador, a cambio de un pago por esos servicios.
Las críticas que se hacen desde Morena, a los gobiernos que tenían nóminas de periodistas “gatilleros” al servicio del régimen, creo que no son puros discursos o rollos políticos, pero aquí estamos viendo que aquella realidad tan criticada por López Obrador es abrazada por el gobierno de Sinaloa, que le está pagando a los medios de comunicación de los grandes empresarios sinaloenses.
En la práctica periodística nada de esto nos asusta, todos los gobiernos priistas han tenido a sus periódicos y periodistas incondicionales, a los que les dictan sus consignas o los contratan como gatilleros periodísticos para que ataquen a sus enemigos. Y con la circulación de dichas facturas estamos comprobando que el gobierno de “izquierda” de Rocha no es la excepción. El asunto es que se trata de un periódico de los etiquetados de neoliberales y periodistas que ponen en riesgo su “prestigio” al servicio de este gobierno.
Esta lucha contra los medios de comunicación de los neoliberales, propiedad del poder económico, que paga no solamente a periodistas “expertos”, sino también a grandes intelectuales que deciden vender sus plumas a cambio de jugosas cifras económicas, como lo ha dicho López Obrador, son los que le quitan el sueño al presidente y a Rocha.
En el caso del gobierno federal, tiene sus medios de comunicación preferidos; los lectores señalan a algunos medios de los “chayoteros” como el periódico la Jornada y ContraLínea. La realidad es que no hemos vistos, en estos casos, las facturas.
La doble moral de que siempre se ha hablado, perdura en está “Cuarta Transformación”, en donde al parecer nada ha cambiado, sólo en los discursos, en la práctica muchas acciones se siguen dando al viejo modo de los políticos priistas, panistas, principalmente.
Es muy posible que la molestia del presidente Andrés Manuel López Obrador, contra algunos medios de comunicación esté justificada porque les está pagando y ellos no corresponden a esa negociación, en igual circunstancia esta Rocha Moya, cuando se molesta con cadenas de radio o reporteros.

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