La cadaverización del PRI estatal

Álvaro Aragón Ayala 

La incursión de tres personajes que en el pretérito inmediato “reventaron” y condujeron a la derrota electoral al Partido Revolucionario Institucional en el presunto “rescate” de este partido vaticina su cadaverización y marca la ruta del juego perverso de quienes quieren tomar por asalto ese partido estatal para colocarlo en el piso de remates.   

El PRI estatal atraviesa por su peor etapa política y electoral; es estigmatizado por descalabros comiciales y bañado por los tufos de la corrupción de sus gobiernos estatales. De las oficinas del tricolor emana la pestilencia de los latrocinios de funcionarios emanados de este partido político. 

La reaparición del ex gobernador Jesús Aguilar Padilla convocando a la unidad, a buscar consensos y a “escuchar todas las voces” en la futura elección de dirigentes del PRI, levanta la hilaridad de los propios priistas y de la sociedad toda, dado los antecedentes políticos del ex mandatario. 

En función de gobernador Jesús Aguilar provocó la desunión, la falta de consensos y la desarticulación del PRI estatal. Durante el régimen aguilarista el Revolucionario Institucional fue operado por el ahora ex gobernador como si fuera “cosa privada”.  

La dislocación del partido, el no escuchar “todas las voces” y la ausencia de consensos crearon el ambiente propicio para la derrota del PRI en el 2010. Mario López Valdez le ganó las elecciones al tricolor abanderado por el PAN-PRD-Convergencia. 

En aquellas elecciones abundaron las denuncias en torno a la corrupción del gobierno aquilarista. El equipo de Malova exhibió fotografías de residencias construidas con dinero público por Aguilar Padilla y sus colaboradores lo que mermó la votación a favor del candidato del PRI, Jesús Vizcarra Calderón.     

Sin ninguna autoridad moral ni política, el ex gobernador convocó a no permitir que el comité ejecutivo nacional del PRI imponga nuevas dirigencias que no representen y no tengan el consenso mayoritario de la militancia. 

De acuerdo a los datos que obran en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, en la pasada elección, Aguilar Padilla apoyó “por abajo” al candidato de la alianza Morena-PAS, Rubén Rocha Moya, y desalentó la participación del priismo al colocar a su yerno Sergio Mario Arredondo como candidato a diputado local plurinominal. 

La derrota del candidato de la alianza “Va por Sinaloa”, PRI-PAN-PRD, Mario Zamora Gastélum, benefició políticamente Aguilar: el morenista Rubén Rocha Moya, su amigo, es gobernador electo y tres de sus alfiles priistas fueron empotrados como diputados locales, su yerno, Sergio Mario Arredondo, y sus ahijados Ricardo Madrid y Gloria Himelda Félix Niebla. 

El dos veces diputado Gómer Monárrez, quien el 2010 apoyó abiertamente la campaña de Mario López Valdez, del PAN-PRD-Convergencia, reapareció en escena sirviendo, ya no se sabe a qué intereses, en busca de reposicionarse en el PRI y propiciar un escenario que no permita que Jesús Aguilar ni Quirino Ordaz Coppel sigan mangoneando el PRI. 

Sobre el ex legislador –con muy malas credenciales de fidelidad política- se ejerce presión mediática para que su “voz no sea escuchada”. En la pasada contienda, Gómer Monárrez se la jugó abiertamente con Mario Zamora, y él y los operadores de comunicación, construyeron el escenario de la “narcoelección” para intentar desacreditar la imagen del candidato de Morena-PAS.     

A Gómer Monárrez, quien en el 2010 le apostó a la derrota del PRI, se le identifica como miembro en Sinaloa del equipo de Alejandro –Alito- Moreno Cárdenas, dirigente nacional del tricolor. No comulga con la actual dirigencia estatal del PRI ni con las corrientes que intentan apropiarse del presente y futuro del instituto político. 

En la puja por el control del PRI estatal sobresale el aún gobernador en funciones Quirino Ordaz Coppel, uno de los responsables “estratégicos” de la derrota del candidato del PRI-PAN-PRD-, Mario Zamora Gastélum. Mucho antes de las pasadas elecciones, el mandatario estatal “reventó” al tricolor al crear una especie de partido político alterno denominado “Puro Sinaloa”, plataforma gubernamental que usó para impulsar políticamente a sus alfiles. En su afán por imponer candidato a gobernador, a alcaldes y diputados, el mandatario estatal bloqueó la promoción de importantes figuras del PRI. 

Al fallar la estrategia electoral “Puro Sinaloa”, el gobernador aplastó al dirigente estatal del PRI, Jesús Valdez Palazuelos. El escenario facilitó al dirigente nacional del tricolor Alejandro Moreno Cárdenas imponer como candidato de la alianza PRI-PAN-PRD al gobierno estatal a Mario Zamora Gastélum, vinculado al panismo y a los Grupos Atlacomulco e Hidalgo, quien se “colgó” de la desprestigiada imagen de Quirino Ordaz Coppel para acarrear votos, jugada electoral que falló ya que las estrategias políticas-electorales y de comunicación apoyadas por el gobernador fueron muy alocadas y pobres. 

Mario Zamora fue derrotado, pero el gobernador Quirino Ordaz ganó la embajada de México en España. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador lo invitó, “por portarse bien”, a formar parte de la Cuarta Transformación, en el exilio, allá, desde la madre patria. 

Los tres personajes que quieren “rescatar” al PRI han contribuido y acelerado a su derrumbe; han empujado derrotas electorales históricas del Revolucionario Institucional, pero reaparecen interesados en controlar los despojos del partido para negociar su sumisión o dominio, y terminar por cadaverizarlo.  

Los despojos del PRI corren el riesgo de ser colocados en el piso de remates….       

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