La tormenta en ciernes

Ernesto Hernández Norzagaray

La otra dimensión alcanza la política nacional, y es que para nadie es un secreto que tanto el grupo político de la Universidad, como el Gobernador y su grupo, están en el juego de la sucesión con Morena, uno apoyando a Adán Augusto López Hernández, el Secretario de Gobernación y responsable de la política interna, y el otro, a Claudia Sheinbaum, jefa del Gobierno de la Ciudad de México. “

Rubén Rocha fue, en esta nueva etapa del conflicto entre los poderes públicos y la UAS, quien dio el primer paso cuando como Gobernador mandó a publicar la nueva Ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa en el Diario Oficial, con lo cual es ley para todos sus efectos legales.

Al parecer no le quitó ni le puso una sola coma, es decir, signó la que seguramente contribuyó en su diseño con aquellos puntos que le interesaban como son el tema financiero y la elección de autoridades universitarias.

O sea, es muy probable que la armonización en lo fundamental no haya sido una hechura original de la Comisión de Educación y Cultura del Poder legislativo y que, eso sí, cabildeada para que fuera aprobada por la mayoría, la amplia mayoría de legisladores de las distintas fracciones parlamentarias, con excepción de los cinco diputados del Partido Sinaloense que votaron en contra.

Y en cuestión de horas, Jesús Madueña, el Rector de la UAS, se pronunció en contra a través de un documento que hizo público en redes sociales y, de entrada, niega que la institución no haya hecho llegar sus consideraciones sobre el proyecto de ley -dice, claro, que sus consideraciones las hizo llegar a través de Luciano Concheiro, Subsecretario de Educación Pública, lo que muestra la falta de diálogo- pero, no se queda ahí, en el documento de marras pone tres énfasis que no se deben perder de vista:

Uno, el tema de la autonomía universitaria sobre la que alerta que está en riesgo con la Ley; dos, el manejo del presupuesto que dice es transparente y está supervisado permanentemente por la Auditoría Superior de la Federación, sin que hasta ahora haya recibido sanciones por desvío de recursos, y tres, el mecanismo de elección de las autoridades universitarias que, como se sabe, las nombra el Consejo Universitario con base a trayectoria y méritos académicos.

La lógica de estos énfasis no es casual, es la respuesta tácita a la afirmación del Diputado Feliciano Castro de que a “la UAS también se le vulnera desde adentro” y que cambiando estas reglas automáticamente vendría la debacle del llamado cuenismo y eso significarían oportunidades para que escale su grupo en posiciones de poder.

Es decir, es una lógica política, no universitaria, y por eso, el llamado del Rector Madueña a defender la autonomía de la institución rosalina por la vía legal y política.

El Rector Madueña, antes del pronunciamiento, señaló que hay 11 puntos que lesionan la autonomía universitaria y serán estos los que esgrimirán los abogados de la Universidad para dar esta batalla contra el Poder Ejecutivo y Legislativo, y podría llegar hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que sean los ministros los que resuelvan sobre la constitucionalidad de los añadidos a la Constitución del Estado y su ley reglamentaria.

A la par, está la vía política, que tiene dos dimensiones entreveradas: Una, es el llamado que hace el Rector: “a la apreciada comunidad universitaria y a la respetada sociedad sinaloense” para que salga a defender la autonomía de la Universidad.

Y este tipo de defensa no puede ser otra que salir a las calles en los próximos días y semanas, y, luego de muchos años, una nueva generación de universitarios salga a defender la autonomía de su universidad.

No hay que olvidar que en los espacios universitarios coexisten alrededor de 180 mil sinaloenses y, aunque no podríamos afirmar que todos se movilizarán al llamado del Rector, una parte importante de ellos se activará, y aunque el Gobernador se adelanta diciendo: “yo también sé hablar a los universitarios”, habría que decir que no se trata de calidad de discursos sino que cuándo lo haga, lo hará desde el poder y estará señalado como el victimario de la autonomía no solo de esta Universidad sino también de las otras instituciones educativas.

Antes de continuar me permito una breve digresión sobre el momento más mediático de los últimos días cuando aparece la expresión lapidaria: “yo no hablo con perros, sino con el dueño de los perros”, que se le ha acreditado al Rector teniendo como destinatario al Diputado imeldista José Manuel Luque, presidente de la Comisión de Educación y Cultura.

El Diputado de marras ha hecho una confesión de parte, un lamentable acto fallido que nunca debió confesar y es que, luego de “ocurrido” el desaguisado, lo comunicó de inmediato al Gobernador sin considerar, quizá por novatez y molestia, por la referencia onomatopéyica canina, que pertenece a otro poder y tiene, si así ocurrió, sus propios canales de reclamo, protesta y corrección (luego por qué a este perfil de diputados les critican su falta de independencia y sometimiento a los designios del Gobernador).

Retomemos el argumento. La otra dimensión alcanza la política nacional, y es que para nadie es un secreto que tanto el grupo político de la Universidad, como el Gobernador y su grupo, están en el juego de la sucesión con Morena, uno apoyando a Adán Augusto López Hernández, el Secretario de Gobernación y responsable de la política interna, y el otro, a Claudia Sheinbaum, jefa del Gobierno de la Ciudad de México.

Y una regla no escrita de la política en tiempos de sucesión, especialmente cuando involucra la elección presidencial, es no hacer olas innecesarias y menos, cuando de lo que se trata es de conservar a aliados leales. Por eso la insistencia de López Hernández, cada vez que viene a Sinaloa, es pedirle a Rocha y a Cuén, “manténganse unidos, no se peleen”. Pero, obvio, eso es historia. El pleito esta cantado.

O sea, viendo detenidamente la situación, la decisión del Gobernador de ir más allá de lo que establece la Ley Federal de Educación Superior busca disputar la Universidad, ejercer control externo sobre el presupuesto que ronda sobre los 8 mil millones de pesos anuales y a partir de ahí, seguramente, influir para constituir una nueva corriente rochista -la primera ya está en los cementerios o jubilada- y desde ahí ver qué sale.

Por eso los universitarios debemos defender la autonomía universitaria de cualquier interferencia externa para que la institución siga cumpliendo con sus funciones sustantivas y le cumpla a Sinaloa y los cambios que exige su crecimiento y los tiempos modernos sean ampliando los espacios de debate público.

Sé que para muchos universitarios el tema de fondo es el papel del PAS en la conducción universitaria que Noroeste esta semana documentó con una investigación periodística acuciosa y muestra el rol de los militantes como antes lo fueron los del PCM-PSUM y la Corriente Socialista, pero la Universidad fue capaz de separar lo académico de lo partidario, y esa es la apuesta de una nueva generación más formada, menos ideológica, y a la que lamentablemente los detractores no le reconocen ni una pizca como agente de cambio.

Al tiempo.

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