Razón Instrumental y el Poder Pastoral en Sinaloa
Carlos Flores Pompa
Michel Focault, sostiene que desde la ilustración “la razón instrumental” fue el centro de las críticas por parte de los libre pensadores, otorgándole el nombre a esa razón que venia del iluminismo, como extraída de la razón de Dios y que no aceptaba refutación, argumento en contrario, ni cuestionamiento alguno, transformándose en esa razón instrumental para dominar a la naturaleza y a los seres humanos. Todo aquel que cuestione la razón de quien ejerce el poder, está en contra de la verdad (pero no de la real sino la interpretación que las élites en el poder decidan sobre qué es lo verdadero) será descalificado, etiquetado y reducido a la categoría igual a la locura, criminal o un calificativo similar, referente a lo más odioso o negativo.
Para hacer valer la razón instrumental, quienes ejercen el poder instauraban el denominado “poder pastoral” con él, se pretende hacer valer dicha razón para manipular, controlar o someter a las personas bajo su alcance, crea o explota necesidades en sus sujetos, para después, ellos ofrecer su salvación, diciéndoles cómo deben comportarse y pensar.
El concepto se toma precisamente del poder que ejercen algunas religiones sobre sus fieles, el poder del pastor, aquel que los guía por “el buen camino” y “la salvación”, así entrecomillado, que también se da en instituciones gubernamentales, su mercado o clientela son los pecadores o gobernados, sobre quienes ejercen su influencia, se convierten en monopolios del paraíso, del perdón de cualquier acto considerado o interpretado malo por ellos mismos, premios y recompensas si eres leal e incondicional, su mejor y más efectiva estrategia es inculcar el temor, en lo religioso a Dios y en lo gubernamental al gobernante, donde cualquier falta a consideración de los poderosos será acreedor a un acto de penitencia, en el caso de instituciones gubernamentales la penitencia será instrumental e institucional, utilizando todos los medios castigadores que el estado posee bajo el control del gobernante, SAT, UIF, FGR, Profeco, STPS, negación de permisos, concesiones u otras prerrogativas, la desacreditación ante la sociedad poniendo en duda la integridad, respetabilidad y moral del que no se adhiera a la ideología o forma de pensar de quienes ejercen el poder y para aquellos que obedezcan leal y ciegamente serán recompensados con puestos, beneficios, cargos, candidaturas o protección del propio estado.
La semana pasada bajo una inusual presteza en la búsqueda de justicia por parte de las instituciones estatales fue desaforado por unanimidad de los diputados presentes el ahora ex alcalde de Culiacán Jesús Estrada Ferreiro, el desafuero dio respuesta a la solicitud de procedencia hecha por la Fiscalía General de Estado, debido al que el primer intento fue infructuoso por la intervención de la protección que le brindó el Consejo de la Judicatura Federal vía amparo, sin embargo, la maquinaría estatal no ceso en sus intentos y logró de manera sumaria desaforar al que hasta la semana pasada era el presidente municipal de la capital del estado.
Si bien el ex munícipe se caracterizaba por ser una persona que no contaba con herramientas dialécticas que le permitiera lograr acuerdos o consensos, un carácter complicado, una personalidad explosiva, carente de filtro y diálogos políticamente correctos, sin embargo así con sus desaciertos y carencias convenció a la mayoría de los votantes una vez más para repetir su ejercicio a cargo de la capital del estado y ni modo que no supieran como era, ya que también fue Alcalde en el periodo inmediato anterior, por lo que se deduce que siendo así como él es, el pueblo decidió y manifestó su voluntad en un ejercicio democrático que Jesús Estrada continuara por otro periodo más.
Su salida bien podría cuadrar con la aplicación del poder pastoral mediante el uso del poder que brinda el aparato estatal. Es conocido que no congenió con quienes ejercen el poder del Estado en Sinaloa, aquí se sale del esquema de la razón instrumental; hubo desprestigio desde la tribuna gubernamental, que es la forma en la que se debe rebajar a la categoría del loco o el criminal a aquellos que no armonicen con dicha razón; se utilizó los medios de castigo y penitencia institucionales para someter y eliminar la incomodidad que el Edil representaba, usando para ello al Congreso del Estado, La Fiscalía General del Estado y se pensaba usar al Poder Judicial; con el desafuero del Alcalde se logra el cometido, ahora todos temerán a quien orquestó el proceso; y hubo premio para la lealtad familiar al incorporar al ahijado del gobernador en su lugar.
Por otro lado para estar acorde al contexto contemporáneo, las redes fueron un instrumento más para la subjetivación de tal acontecimiento inundadas de propaganda en forma de memes en donde solamente se cuenta la historia desde la perspectiva estatal, en todas las imágenes aparece un Estrada fuera de sí, que huye, un presidente derrotado o enojado, acciones encaminadas a generar percepción que construya la verdad, en las entrevistas diferentes comunicadores eludían los señalamientos del Alcalde enfocándose puntualmente en usar sus palabras en su contra, interpretando las declaraciones y afirmaciones orientándolas a confirmar la locura o el sin sentido, dejando de lado las acusaciones al comportamiento de Gobierno del Estado y funcionarios del Congreso al no profundizar en ellas. Si se analiza desde este punto de vista, cabría la duda razonable de que todo el proceso fue instrumentado para castigar al pecador que osa cuestionar la razón instrumental, esa que viene de dios y que no acepta argumento alguno en contrario, esa que poseen quienes ejercen el poder.