Córdova Vianello reventó al INE y lo convirtió en partido político
Carlos Ramírez
Como han ocurrido con las grandes reformas electorales anteriores, la propuesta por el presidente López Obrador y su partido Morena de reconstruir la oficina electoral responde a las circunstancias que llevaron al Instituto Nacional Electoral a convertirse en un dique contra el comportamiento democrático de la sociedad.
La gestión de Lorenzo Córdova Vianello como consejero presidente del INE en la reforma electoral del 2014 que promovió el Pacto por México fue desvirtuada al convertir al organismo en una instancia autoritaria de definición unilateral de la democracia electoral y asumir la bandera de batalla contra el presunto populismo el presidente López Obrador y su partido.
Las funciones del INE rebasaron sus facultades de organización electoral y de contribución a la democracia con su negativa de instalar más de 150,000 casillas para la consulta revocatoria y solo hacer funcionar a 50,000, limitando con ello el objetivo central de la ley de consulta porque redujo los espacios a la participación ciudadana para imposibilitar la meta mínima de 40 millones de votantes. En lugar de promover la democracia participativa, el INE de Córdoba Vianello la acotó porque no estaba de acuerdo en el modelo de consulta; es decir, el consejero presidente utilizó al Instituto para imponer su enfoque reduccionista, autoritario y limitado sobre el involucramiento de la sociedad en decisiones públicas.
El INE de Córdova Vianello fue producto del acuerdo PRI-PAN dentro del Pacto por México del presidente Peña Nieto, con la firma limitada del PRD de Los Chuchos y la oposición de la corriente perredista de López Obrador que repudió todo el paquete de reformas de 2012-2014. En este escenario, el presidente Peña Nieto autorizó que Córdoba Vianello permaneciera al frente del INE a pesar de haber violado la ley de discriminación por las burlas que hizo en su condición de consejero presidente del Instituto contra comunidades indígenas ironizando su forma de hablar.
El INE del Pacto por México tenía los días contados debido a que la reorganización del IFE y su conversión en INE había obedecido a los intereses y alianzas del PRI de Peña Nieto con el PAN. La gestión de Córdoba Vianello en el sexenio actual ha estado marcada por su confrontación directa contra las prácticas de democracia participativa de Morena y no se ha cansado de tachar las de populistas, a pesar de que la ciencia política mexicana –sobre todo la tesis de Arnaldo Córdova, padre del consejero presidente, en su ensayo La ideología de la Revolución Mexicana de 1973– había establecido la argumentación de que el régimen de la Revolución Mexicana y del PRI era de configuración típicamente populista.
El problema en la confrontación política contra el populismo llevó a Córdoba Vianello a transformar el INE más en un partido de oposición que en una instancia de objetivos muy precisos para las funciones del INE determinadas por la ley general de instituciones y procedimientos electorales vigente en donde específica con claridad dos fines del Instituto con respecto a la democracia: contribuir al desarrollo de la vida democrática y coadyuvar en la difusión cívica y la cultura democrática, sin que se reconozca de manera específica que el INE debiera ser el Ministerio de la Democracia o el organismo encargado con exclusividad de su funcionamiento.
En términos estrictos la función del INE se reduce a supervisar el sistema de partidos, integrar el padrón electoral, garantizar a los ciudadanos el ejercicio del derecho a votar, instalar casillas, contar votos y nada más. Sin embargo, Córdova Vianello convirtió al INE en una fiscalía virtual para vigilar su propia apreciación de la democracia procedimental y representativa, mientras el partido mayoritario definía en términos legales y en el espacio institucional legislativo una ley para privilegiar la democracia participativa. La negativa del consejero presidente a aceptar que la democracia se decide y funciona en el espacio de la representación de la soberanía popular convirtió al Instituto en un obstáculo para la democracia, como se percibió con claridad en la negativa y manipulación del INE de poner en práctica sin restricciones la realización de la consulta revocatoria.
En este sentido, la iniciativa de reforma electoral de López Obrador-Morena buscaría un Instituto dedicado de manera exclusiva a organizar elecciones y a no participar en el debate político ideológico de las fuerzas partidistas. Después de la manipulación para impedir la consulta revocatoria aprobada por el Congreso, el INE de Córdoba Vianello terminó su ciclo.