AMLO feliz, feliz; 14 millones su voto “cautivo”, pero…

Rosy Ramales

Una participación ciudadana en el primer ejercicio de Revocación de Mandato en nuestro país entre el 17.0 y el 18.2% del total de la Lista Nominal, no está mal.

Pudo haber sido menor, como en la Consulta Popular de 2021 de “enjuiciamiento” a los expresidentes de México, cuando apenas alcanzó el 7.11% la concurrencia ciudadana en las urnas electorales.

Como sea, el ejercicio de Revocación de Mandato cumplió los siguientes objetivos:

Uno: La ciudadanía participó entre un 17.0 y 18.2%; y representa alrededor de 16 millones de votantes. Como dijo Ciro Murayama, consejero del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE): “Más de cada 8 de cada 10 ciudadanos consideraron no votar en este ejercicio de revocación de mandato. La gente habló. Se respeta su decisión”. 

Ese número “8 de cada 10”, puede representar un rechazo mayoritario a este tipo de ejercición de participación ciudadana directa, o que la ciudadanía se abstuvo porque simplemente no creeyó en que el resultado pudiese ser vinculante para revocarle el mandato a AMLO, o que le dio pereza buscar su casilla (ven que el número se redujo por falta de presupuesto).

Dos: Que Morena y el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, midieron su “voto cautivo”, más que voto duro, pues el partido es muy joven para haber construido en tan poco tiempo una base de seguidores leales; además, recuerden, Morena nació como un movimiento en el cual convergieron todo tipo de organizaciones, sociedad civil, intelectuales y hasta empresarios.

Y el presidente AMLO midió la eficacia electoral de sus programas sociales, los cuales sostienen y fomentan ese voto cutivo.

Sin embargo, es muy poquito “voto cautivo”  –aunque para los morenistas es voto duro–: Poco más de 14 o 15 millones de ciudadanos y ciudadanas, que votaron a favor de la “vertiente” que “siga” Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República hasta concluir su periodo constitucional (su sexenio, pues).

El resto, alrededor de un millón y fracción de ciudadanas y de ciudadanos, este domingo acudió a las urnas electorales a emitir su voto por la opción: “Que se le revoque el mandato”. Una pizca del 40% del total del Padrón Electoral que exige la ley para que el ejercicio revocatorio sea vinculatorio.

Así que (como harto ya se dijo desde anoche cuando fluyó el conteo rápido del INE), AMLO se queda. Y miren, si se le saca el porcentaje a ese cachitín de ciudadanía que lo favoreció con que “siga”, representa alrededor del 90%. Y con eso ya se siente feliz, feliz, el mandatario nacional.

Pues no está tan mal, pues esos 14 millones de ciudadanos y ciudadanos que este domingo marcaron el “que siga” representan poquito menos de la mitad del electorado que en 2018 votó por López Obrador para Presidente de la República.

Y dicho así, si esos 14 millones son su voto “cautivo”, voto “duro”, “feligreses”, o como quiera llamárseles, pues no alcanzan para que Morena vuelva a ganar la Presidencia de México en 2024; incluso, si AMLO pretendiera reelegirse como lo han hecho otros mandatarios de distintos países pasando por encima de la Constitución y en contubernio con la Corte.

No creemos que López Obrador aspire a reelegirse (él ya ha dicho que no). Lo que sí pretende (y es clarísimo) es hacer ganar a quien resulte su candidata o candidato para sucederlo en el cargo en 2024, además de ganar la mayoría en las cámaras del Congreso de la Unión y el mayor número de cargos locales, considerando que ese año hay elecciones concurrentes en casi la mitad de las entidades federativas (incluyendo casi una decena de gubernaturas).

¿Querrá otro efecto AMLO como en 2018?

Pues será algo difícil. Como decíamos, si son suyos eso 14 millones de votantes a favor del “siga”, le falta otra cantidad igual o mayor para que Morena vuelva a ganar las elecciones presidenciales.

Y en este voto que le falta quizá se encuentre el grueso de ciudadanía desencantada con el ejercicio del Gobierno Federal; aquella comunidad artística que lo respaldó, igual que intelectuales y periodistas que se sienten agraviados. Y no se diga el sector productivo, que ha sido el más castigado sin que Andrés Manuel entienda que sin desarrollo económico no hay desarrollo social.

Tres: Que el INE es un órgano técnico y profesional.

Con información de Indicador Político

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