Educación superior sufrirá recorte en 2026; UNAM e IPN recibirán menos presupuesto

Laura Quintero
El proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2026, propone un presupuesto total para educación superior de 187 mil 896 millones de pesos, esto es 4.7% menos en términos reales respecto al aprobado en 2025.
El documento elaborado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) plantea reducciones e todas las instituciones públicas de educación superior, tanto federales como estatales.
De acuerdo con una análisis realizado por la Coordinación de Planeación, Evaluación y Simplificación de la Gestión Institucional (CPESGI) de la UNAM, las principales universidades a nivel nacional, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Autónoma de México (UAM), los montos asignados en el proyecto PEF 2026, registran reducciones de 1.7%, 3.0% y 1.7%, respectivamente.
Mientras que en el caso de las universidades públicas estatales, se registran las siguientes reducciones: Universidades Públicas Estatales, Universidades Públicas Estatales de Apoyo Solidario y Universidades Interculturales el recorte presupuestal que se plantea de 8.2 por ciento.
Para el Tecnológico Nacional de México (IT Federales y Descentralizados) se recortan 5%, Universidades Tecnológicas y Politécnicas: -2.8%, Escuelas Normales públicas estatales 1.7% y Escuelas Normales de la Ciudad de México 5.2 por ciento.
Con el recorte propuesto, los recursos destinados a la educación superior pasarían de 0.52% como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) a 0.49 por ciento.

¿Cómo afectan los recortes presupuestales a las universidades?
Los recortes presupuestales en la educación superior afectan la vida académica, el desarrollo científico, social y económico del país. Destinar menos recursos limita la contratación de profesores y la actualización de planes de estudio, se reducen programas de apoyo a estudiantes, como becas o actividades culturales.
La ciencia y la innovación dependen en gran parte del financiamiento público, en este sentido, menos presupuesto significa menos proyectos de investigación, menos publicaciones y menos aportes tecnológicos que beneficien al país.
Las universidades requieren mantener y modernizar laboratorios, bibliotecas, equipos y edificios. Con recortes, se retrasa el mantenimiento y la actualización tecnológica.
Además, si no hay recursos suficientes, las universidades tienen menos capacidad para abrir nuevos espacios y atender la demanda. Esto afecta a miles de jóvenes que buscan acceder a la educación superior, a largo plazo, esto limita la competitividad del país y agrava la desigualdad social.