Taddei, enterradora de la democracia

Ricardo Raphael

Pablo Gómez, responsable de proponer la futura reforma electoral, afirmó una verdad tremenda: “lo que existe actualmente como autoridad electoral no es un sistema imparcial”.

Guadalupe Taddei, presidenta del INE, reaccionó de inmediato: “no se puede hablar de posturas porque no hay un documento que aclare los términos de la reforma”.

No habrá todavía un texto, pero el antiguo líder del Partido Comunista —a quienes sus correligionarios solían llamar Stalin— no ha escondido una sola carta bajo la manga.

Quiere, según sus propias palabras, “erradicar las reglas electorales”. Entre ellas, desaparecer los distritos, reducir el número de legisladores, cerrarle la puerta a la pluralidad y entregarle a Morena la conducción definitiva del Estado.

Desde luego que no será Taddei quien se oponga a lo que está por venir. No lo ha hecho ni una sola vez desde que tomó posesión como cabeza del INE.

Al revés, ella es la responsable de haber desmantelado el modelo colegiado que existía en esa institución y ha perseguido a todo funcionario que hubiera trabajado en esa dependencia antes de su llegada.

Ella validó el método de los acordeones, solapó el fraude de las elecciones judiciales, ordenó que no se investigara el financiamiento ilegal, así como la participación de los servidores de la nación como observadores y funcionarios de casilla.

Taddei es una pieza principal de eso que Pablo Gómez ha llamado la erradicación del sistema electoral, como hoy lo conocemos. El mismo que ha gozado de legitimidad y respeto por la mayoría de la ciudadanía y también por el conjunto de los partidos políticos.

Es inverosímil que quiera presentarse como la persona que evitará la demolición. No es banal que su hijo Luis Rogelio Piñeda Taddei sea el secretario particular de Alfonso Durazo, el presidente del Consejo Nacional de Morena.

No solo se trata de un acto de nepotismo y de un obvio conflicto de interés: ese nombramiento es la evidencia palmaria de los acuerdos que vienen destruyendo la autonomía y la imparcialidad del INE. El premio por la complicidad, el silencio y la sumisión de Guadalupe Taddei.

Zoom: Podrán decirse muchas cosas de Pablo Gómez, pero ciertamente no es ningún hipócrita. El autoritario de ayer ha sido nombrado el encargado de dinamitar la democracia mexicana del mañana. A diferencia de Taddei, él no esconde sus filias, sus intenciones y tampoco sus fines.

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