Reforma electoral sí, pero con representación proporcional

Heriberto M. Galindo Quiñones.
¿Hace falta una reforma electoral innovadora y avanzada que enriquezca la democracia en México? Por supuesto que ¡Sí!, pero esta debe surgir como fruto de una estrategia sustentada en el debate libre y sin cortapisas de las ideas, como sucede en todas las sociedades democráticas.
Así se fraguó la histórica reforma política madre que se logró y promulgó en 1977 durante el gobierno del presidente José López Portillo bajo la inspiración del gran ideólogo y excepcional estadista y político que fue don Jesús Reyes Heroles. Con aquella brillante inspiración nació en nuestro país el concepto de la representación proporcional con el propósito de darle voz y voto a las minorías, para que éstas tuvieran acceso a las decisiones políticas fundamentales.
Para concretar la gran reforma política, en aquel entonces se llevaron a cabo en el Salón Juárez de la Secretaría de Gobernación infinidad de reuniones de análisis, debate y propuestas -tipo parlamento abierto- en un evidente marco de apertura, pluralidad, respeto y tolerancia, pero sobre todo con la intención de recibir ideas y propuestas viables y factibles que enriquecieran el proyecto original que siempre buscó darle voz y voto a las minorías, reconociendo sus victorias y privilegiando la representación proporcional con los llamados Diputados plurinominales que se concibieron para equilibrar y fortalecer la vida parlamentaria mexicana y ahora, lamentablemente, sin argumentos democráticos convincentes y válidos se pretenden eliminar.
Así nació y se promulgó la entonces innovadora Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales, (LOPPE) para ofrecer cauce y oportunidades de participación a las más variadas corrientes ideológicas y políticas del país.
Durante la administración lopezportillista en el ánimo reformador se otorgó vida legal al Partido Comunista Mexicano, (PCM) al Partido Demócrata Mexicano (PDM) de orientación sinarquista, al Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Se promulgó una Ley de Amnistía para liberar a los presos políticos y se elevaron a rango constitucional el Derecho a la Información, el plebiscito, el referéndum y la consulta popular.
El PRI que era el partido político hegemónico de aquel entonces, lució como partido de avanzada al promover la reforma merced a la visionaria actitud de la línea gubernamental de Reyes Heroles quien había sido su dirigente y líder nacional. El partido fundado por el General Plutarco Elías Calles y que fue reformado por el General Lázaro Cárdenas y modernizado ideológicamente bajo la égida reyesheroleana se negó a asumir una actitud autoritaria, controladora y sin buscar consensos. Con inteligencia y sabiduría se prefirió sondear, consultar y conocer las opiniones, los reclamos, las aspiraciones y las propuestas de las minorías políticas legales y también de las que operaban en la clandestinidad, para concederles legitimidad con el propósito de que pudieran participar legalmente en la política y propiciar la distensión social habiendo cancelado las actitudes represivas propias de la guerra sucia.
Así surgieron en nuestro país los conceptos de representación proporcional y de insaculación.
Hoy por hoy se coincide en que la ley y el sistema electoral vigentes deben ser perfeccionadas y reformadas, pero ello exige una revisión a fondo, meditada, debatida y analizada a conciencia y por supuesto que no debe aprobarse una iniciativa de reforma electoral hecha por caprichos, obsesiones e intereses sectarios que no contribuyen al fortalecimiento de la vida democrática de México.
Por ejemplo eliminar la representación proporcional en el poder legislativo sería un retroceso político muy grande, pues se le volvería a cerrar el paso a las minorías de por sí tan vapuleadas y disminuidas.
La presidenta de la República, Claudia Sheimbaun todavía está en tiempo de pausar el trámite legislativo de su anunciada iniciativa de reforma electoral y bien podría replantearla eliminando del contenido de la redacción la parte que anula la representación proporcional más conocida como diputaciones plurinominales.
Lo ideal es que se anuncie la celebración de un amplio foro nacional de debate y de propuestas sobre la reforma electoral y que de lo que allí se escuche surjan complementos y se corrija, se actualice y se enriquezca la idea y la iniciativa presidencial para que sea de largo aliento.
Esto sería formidable para la política mexicana.
Estamos a tiempo pues se ha anunciado para el año 2026.
Esperemos que en un gran foro de debate nacional se den cita los ideólogos inteligentes, brillantes y visionarios de la democracia mexicana y evitemos que se legisle al vapor un tema de tanta trascendencia.