Infancia abandonada

Agustín Castilla

Sigue pasando el tiempo y, aunque por lo menos desde el gobierno federal finalmente se abrieron espacios de comunicación con madres buscadoras y colectivos y al parecer han disminuido los ataques contra estos, en realidad no hay mucho avance ante la grave crisis de desapariciones en nuestro país. Es probable que ni siquiera en países en guerra o con una dictadura se registren cifras tan altas. A la fecha suman más de 120 mil personas desaparecidas de las cuales alrededor de 50 mil corresponden al sexenio anterior, además de los 72 mil cuerpos sin identificar en fosas comunes y la localización de cerca de 6 mil fosas clandestinas. 

Esta dolorosa realidad lamentablemente también aqueja a niñas, niños y adolescentes pues se estima que en 17% de los casos se trata de personas menores de 18 años. De acuerdo con información oficial recabada por la Red Por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), cada día se reporta la desaparición de 25 personas entre 0 y 17 años y, aun cuando 83% afortunadamente son localizadas, según el comité de la ONU sobre derechos de la niñez a septiembre de 2024 seguían desaparecidas casi 18 mil menores de edad, en su gran mayoría mujeres, y 656 jóvenes de entre 15 y 19 años fueron encontradas sin vida. Lo mismo está sucediendo a partir del 1º de octubre en que tomó posesión la presidenta Claudia Sheinbaum, pues al 20 de mayo de este año se presentaron 2 mil 785 denuncias por la desaparición de adolescentes y jóvenes, de las cuales en mil 68 casos no se les ha localizado y 28 fueron hallados sin vida. 

Las causas pueden ser muchas como el contexto de movilidad en nuestro país por contar con una de las principales rutas migratorias en el mundo y en las que, la población migrante que en 26% se compone por niñas, niños y adolescentes –en un alto porcentaje no acompañados–, son víctimas principalmente de la delincuencia organizada muchas veces con fines de explotación sexual o laboral. También habría que considerar a quienes escapan de sus casas ante la difícil situación en que viven, o que han quedado en situación de orfandad ya sea por la pandemia o la violencia, no cuentan con cuidados institucionales y sus familiares desconocen su paradero.

Pero sin duda uno de los factores que explica la desaparición de personas menores de edad, es el reclutamiento forzado por parte de los cárteles quienes se aprovechan de su situación económica y contexto social como abandono, pobreza, entornos violentos, adicciones, falta de oportunidades aunado a que se ha exaltado un estilo de vida basado en el dinero y el poder sin importar cómo se obtengan. La REDIM calcula que cuando menos 30 mil niñas, niños y adolescentes forman parte de las filas de las organizaciones criminales y entre 150 y 200 mil están en riesgo de ser reclutados, pero quizá lo más grave, es que se ha identificado que cada vez los captan a una edad más temprana, incluso de 7 años, para realizar tareas como halcones, traslado y distribución de droga, cobro de extorsiones y hasta sicarios, pues en caso de que los detengan pueden salir libres pronto, y si llegan a ser asesinados los sustituyen fácilmente. Debemos hacernos cargo que nuestra niñez y adolescencia no solo es víctima del crimen organizado, sino del abandono por parte de las instituciones y la sociedad.  

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