Sinaloa sigue bajo ataque

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

Los hechos violentos dibujan terror en la población. Los enfrentamientos armados no son aislados, se generalizan en todo el Estado.

Primero se sostenía que la disputa o narcoguerra era entre dos facciones del cártel del pacífico. La sospecha es que los ataques agrupan rivales de los Zambada. El cártel Jalisco hace presencia y las dificultades de paz se alejan del control del gobierno.

Las fuerzas castrenses destinadas se vuelven insuficientes para parar esta embestida delincuencial.

Ante esta agresion social, la población se siente abandonada, al grado de aparecer anuncios preocupantes que seguirán cerrando fuentes de trabajo o que reducirán las plantillas de personal. Crisis de inseguridad y un empresariado tambaleante que no ve soluciones prontas y al borde de la quiebra.

Porque la descripción de mayos y chapitos, el gobierno no tiene porque diferenciar si finalmente la obligación es combatir por igual a quien se aparte del mandato de la ley, independientemente si son Mayitos o chapitos.

Se reitera que la estrategia implementada no ha sido la más conveniente. Ha fallado la labor de inteligencia. Los generadores de violencia con sus punteros a la vista parece que son más efectivos que la propia autoridad.

Dejen por favor ese discurso que no oculta su vergüenza, la criminalidad no ha disminuido como tampoco los homicidios y levantones.

La sociedad se ha tardado para abarrotar las calles y protestar contra un gobierno que ha sido rebasado por la delincuencia. Ya basta. Los sinaloenses queremos paz.

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