De héroe a villano: la caída de Hugo López-Gatell

Juan Carlos Rodríguez
La pandemia y la reputación del doctor Hugo López-Gatelltuvieron un comportamiento muy similar: ascendieron súbitamente durante las primeras semanas, presentaron algunos repuntes en los meses posteriores, y luego terminaron reducidas a su mínima expresión.
A cinco años de la irrupción del coronavirus, López-Gatell parece estar pagando sus errores como “zar de la pandemia”, pues la estrategia dejó a México como uno de los países cuyo manejo fue catastrófico.
No fue llamado a formar parte del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum; quedó en un lejano tercer lugar (con sólo 9.8 por ciento de las preferencias) en la encuesta para elegir al candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, y en las elecciones de 2024 no fue considerado para ninguna alcaldía, diputación ni senaduría.
Y es que su legado eriza los cabellos: 807 mil 720 muertes en exceso, de las cuales casi 300 mil (cantidad equivalente a la población de ciudades como Pachuca, Tampico o Oaxaca) pudieron evitarse, ya que son atribuibles a errores de gestión; cuatro mil 843 decesos entre personal de salud; 215 mil niños en orfandad, y pérdida de cuatro años en la esperanza de vida al nacer.
“Me sigue asombrando la irresponsabilidad del doctor López-Gatell”, afirma el biólogo Antonio Lazcano, profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la UNAM e integrante de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México (CIIPCM).
Muertes en exceso:
807,720, de las cuales casi 300,000 fueron atribuibles a errores de gestión.
“López-Gatell tiene una formación profesional en epidemiología, pero sometió su conocimiento científico a intereses políticos, como cuando dijo que el presidente López Obrador no tenía una fuerza de contagio, sino una fuerza moral. Era completamente ridículo”, dice el académico en entrevista con El Sol de México.
“López-Gatell es un lenguaraz criminal. Lo digo con todas sus letras”, sostiene por su parte Salomón Chertorivski, exsecretario de Salud y coautor de La gestión de la pandemia en México, un documento publicado en septiembre de 2020, en el que seis extitulares de Salud hacían 14 recomendaciones para replantear la respuesta a la pandemia y evitar el elevado costo en vidas humanas.https://flo.uri.sh/visualisation/21931686/embed
“Sobre sus decisiones o falta de ellas está el fallecimiento de cientos de miles de mexicanos que no tuvieron por qué haber muerto. En todo momento, las decisiones de la pandemia fueron erráticas, privaron sus intereses, su grillería y su afán de protagonismo sobre la evidencia científica y lo que se tenía que hacer”, remarca.
El ascenso de Hugo López-Gatell
Médico cirujano por la UNAM, López-Gatell tiene una brillante carrera profesional. De 1995 a 1998 fue médico internista en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, donde llegó a ser jefe de médicos residentes. Posee una maestría en ciencias médicas, cuenta con un doctorado en epidemiología y tiene un posdoctorado en filosofía epidemiológica por la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins.
López-Gatell es un experto en enfermedades infecciosas y no infecciosas de alta especialidad. Desde 1999 es docente a nivel posgrado en la UNAM, donde ha coordinado programas y estudios de investigación médica avanzada, y es coautor en 40 artículos científicos y seis capítulos de libros especializados.
Durante la epidemia de influenza A-H1N1, en 2009, se desempeñó como director general adjunto de Epidemiología en la Secretaría de Salud (SS) y se encargó del proyecto de reforma al Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE). En dichas tareas, colaboró de cerca con el entonces secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos.
En el arranque del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, López-Gatell fue reclutado por el secretario de Salud, Jorge Alcocer, de quien fue discípulo en el Instituto Nacional de Nutrición.
Ya como subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, López-Gatell comenzó a llenar la pupila de López Obrador cuando era invitado a las conferencias mañaneras para presentar la sección denominada “El Pulso de la Salud”, en las que hacía gala de conocimientos, elocuencia y carisma.

El primer contagio de coronavirus en México se reportó el 28 de febrero de 2020 y la primera muerte el 18 de marzo siguiente. Las clases se suspendieron el 20 de marzo y la Jornada de Sana Distancia inició tres días después. Cuando la pandemia fue inevitable y el presidente requirió de un vocero apto, resuelto y bien articulado, no dudó en llamar a López-Gatell.
“Recuerdo muy bien la aparición de López-Gatell, un funcionario que parecía serio, que explicaba las cosas con claridad y que mostraba mucho conocimiento; el propio López Obrador lo presentaba como toda una autoridad en el manejo de epidemias”, expone Roy Campos, experto en estudios de opinión pública y director de la firma encuestadora Consulta Mitofsky.
Gatell nos dejaba a los mexicanos con la impresión de que teníamos a un buen vocero para la pandemia
“Al principio, Gatell nos dejaba a los mexicanos con la impresión de que teníamos a un buen vocero para la pandemia. Con el tiempo, su soberbia, la forma en que trataba a los medios y la acumulación de mentiras, comenzaron a convertirlo en un símbolo de la polarización; concitaba buenas opiniones entre los simpatizantes de López Obrador y malas opiniones entre los adversarios”, detalla Campos.
“Creo que el error que pudo haber cometido el doctor López-Gatell fue de omisión, por no haber sabido imponerse a las decisiones presidenciales”, apunta el doctor Alejandro Macías, infectólogo y comisionado especial para atender la epidemia de influenza A-H1N1, que se detonó en México en 2009.
“Hay que recordar que durante la pandemia de Covid-19 las decisiones no se tomaron de manera colegiada. Había un esquema de decisiones verticales por parte del presidente, que según la ley es la máxima autoridad en materia de salud. No quisiera decir que todo fue culpa del doctor López-Gatell, porque además había toda una infraestructura de salud muy deteriorada”, remarca Macías.
Gestionar la percepción, no la crisis
En abril de 2024, la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México emitió un informe sobre las fallas cometidas en el manejo de la emergencia sanitaria y emitió una serie de recomendaciones para que el sistema de salud esté mejor preparado para las pandemias por venir.
Buena parte de la tragedia, según los investigadores, se debió a errores de comunicación, una tarea que recayó principalmente en las manos del presidente López Obrador y del subsecretario López-Gatell.
Según el documento, el gobierno incurrió en una “justificación pseudo-científica de decisiones políticas”. El reporte también señala que se puso en práctica una “comunicación basada en información desactualizada”, se ignoró la evidencia científica en las recomendaciones a la población y se desplegó una “gestión de la percepción, por encima de la gestión de la crisis para minimizar muertes”.
“Las actualizaciones diarias sobre el número de casos y los indicadores presentaron serios problemas de subestimación del riesgo por parte de las autoridades de salud”, destaca el documento.

“Se proporcionaron estimaciones de escenarios catastróficos de muertes posibles muy alejados de la realidad” y “se hizo referencia a elementos ‘protectores’ al margen de la evidencia científica, como los ‘detentes’ y la ‘fuerza moral’. Se comparó al Covid-19 con una ‘gripita’”.
Se proporcionaron estimaciones de escenarios catastróficos de muertes posibles muy alejados de la realidad
También enfatiza que “hubo problemas de consistencia y congruencia de información entre las autoridades para la comunicación de medidas preventivas, como el uso de cubrebocas”; adicionalmente, “se observó la ausencia de algunos temas importantes, como la transmisión por aerosoles, y el contagio a partir de personas asintomáticas y niños, cuando ya había evidencia al respecto. Se minimizó la importancia de la aplicación de pruebas para cortar las cadenas de contagio”.
Para el investigador Antonio Lazcano, al subsecretario López-Gatell “le ganó la vanidad y le ganó la sumisión”, al resaltar que su popularidad llegó a crecer tanto en las primeras semanas de la pandemia, que hasta se le veía potencial para ser candidato presidencial. “En otras sociedades, yo creo que él y los responsables del manejo de la pandemia hubieran sido castigados con severidad”.

“Durante la pandemia se pudo ver la lógica de un régimen populista, porque el presidente López Obrador utilizó a López-Gatell como una figura para oponerse al establishment médico-científico, que estaba diciendo con mucha claridad se se debía replantear la estrategia para afrontar la emergencia”, añade Lazcano.
“López-Gatell nunca quiso escuchar a los expertos, a la comunidad médica y a la evidencia científica internacional, y eso costó cientos de miles de vidas”, reprocha Chertorivski, quien acusa al gobierno de negarse a recalcular la manera de monitorear la enfermedad, las opciones de protección personal, las asignaciones presupuestales, las prioridades de vacunación, el acopio de medicamentos y el riesgo real del virus.
“La recomendación fundamental era incrementar de manera muy importante el número de pruebas para poder detectar a las personas que a pesar de que no tenían síntomas cargaban con el virus y así cortar las cadenas de contagio; la recomendación básica era el uso de cubrebocas, pero el Gobierno de México, a través de López-Gatell, tomaron decisiones irresponsables, erráticas y que rayan en lo criminal”, sentencia.
El canto de las sirenas
En febrero de 2022, la revista Este País publicó un estudio sobre la eficacia de López-Gatell como vocero gubernamental en tiempos de crisis. Para su análisis, los investigadores revisaron el desempeño del subsecretario en dos flancos: ante los medios (dicción, claridad de los mensajes, empatía con la audiencia y expresión corporal) y posicionamientos políticos durante los primeros 120 días de confinamiento.
En el primer aspecto, según el análisis, López-Gatell reflejó fluidez en la articulación de sus respuestas, buena dicción y seguridad en sus argumentos; en contraparte, sus principales fallas estuvieron en ser parcialmente empático con la audiencia (fue más fiel a la narrativa del gobierno que a la ciudadanía), acusar a gobiernos anteriores antes que asumir errores propios.
Así, sus habilidades como orador fueron opacadas por la politización de su responsabilidad, lo que derivó en pérdida de credibilidad y confianza entre la población, sentimientos que finalmente se trasladaron al gobierno del presidente López Obrador.
En diciembre de 2020, la revista Virtualis, una publicación especializada en temas de cultura digital, publicó un estudio sobre la “construcción de la imagen pública” de López-Gatell a través de los memes publicados en redes sociales en el contexto de la pandemia.
López-Gatell como orador:
Según el análisis, reflejó fluidez en la articulación de sus respuestas, buena dicción y seguridad en sus argumentos. Sin embargo, sus principales fallas estuvieron en ser parcialmente empático con la audiencia, ya que fue más fiel a la narrativa del gobierno que a la ciudadanía, además de acusar a gobiernos anteriores antes que asumir errores propios.
Según el análisis, “la mayoría de los memes dan una imagen positiva de López-Gatell, colocándolo como héroe, en ocasiones hasta superhéroe, un personaje de atractivo físico cuya popularidad fue creciendo gracias al manejo de los momentos complicados en las conferencias de prensa y la relación con los medios de comunicación”.
No obstante, “el punto más débil de la imagen del subsecretario en los memes son las contradicciones discursivas con el presidente de la República, así como las dudas que generaban sus informes, resultados y previsiones”.
“Debo decir que me da gusto que la doctora Sheinbaum no le haya dado ningún puesto en su gobierno”, suelta el doctor Lazcano, entrevistado en su laboratorio de la Facultad de Ciencias. “La vanidad puede ser letal, y eso le pasó a López-Gatell, quien llegó a verse como candidato presidencial porque destacó mucho en las primeras conferencias”.
La vanidad puede ser letal, y eso le pasó a López-Gatell, quien llegó a verse como candidato presidencial porque destacó mucho en las primeras conferencias
Y abunda: “Creo que la respuesta del Estado mexicano ante la pandemia muestra una de las grandes limitaciones del populismo, que tiene como rasgo general el que haya un caudillo o una persona que se presente como el defensor de los derechos del pueblo ante las pretensiones de una élite de expertos.
“Creo que se mareó”, asevera Roy Campos, quien recuerda que en los primeros meses de la pandemia, las conferencias de López-Gatell llegaron a tener más rating que las de López Obrador.
“El hecho de que lo entrevistaran en todos lados, de que lo consideraran galán, de que le tomaran tantas fotos, de que le llevaran las mañanitas y mariachi, de que fuera mencionado como posible candidato, hizo que creyera que era el nacimiento de una estrella política”, resume el encuestador.
Campos considera que el error de López-Gatell fue no darse cuenta de que López Obrador lo estaba utilizando. “La conferencia que le crearon fue una forma hábil del presidente López Obrador de quitarse el problema, de no manchar sus mañaneras; López Obrador se dedicaba en las mañanas a hablar de sus programas sociales, y ya por la noche, en otro espacio, López-Gatell hablaba de muertes, de contagiados, de hospitales saturados, de falta de oxígeno y de todas las malas noticias”.
La caída
En enero de 2021, justo el mes que hubo mayor cantidad de muertes por Covid-19, Hugo López-Gatell fue captado mientras disfrutaba de unas vacaciones en la playa de Zipolite, en Oaxaca.
La revelación fue un martillazo demoledor a la credibilidad del encargado de la estrategia contra la pandemia, pues contradecía la indicación que él mismo machacaba todos los días: quédate en casa.
Seis meses después, el 29 de junio de 2021, el subsecretario acusó a los padres de niños con cáncer de hacer política con el desabasto de medicamentos y de intentar promover un golpe de Estado contra el gobierno mexicano.
Fue durante una entrevista en el programa Chamuco TV, transmitida por Canal 22, cuando el funcionario dijo que las mamás y papás de niños con cáncer han querido conmover con el tema porque son menores de edad y están enfermos, pero solo están buscando “simpatía” con una visión “casi golpista”.
La herramienta socialblade.com, que mide el número de seguidores e interacciones en las diversas redes sociales, arroja que entre enero y diciembre de 2020, López-Gatell pasó de 150 mil a 1.5 millones de seguidores en Twitter (ahora X), con récords de hasta 170 mil nuevos fans en una sola semana.
Sin embargo, a partir de mediados de 2021, la “curva” de nuevos seguidores en la red social fue cayendo, hasta que a principios de 2023 comenzó a tener números negativos, es decir, usuarios que dejaron de seguir e interactuar con la cuenta @HLGatell.
—¿Cree que falta un juicio sobre el papel de López-Gatell? —se le pregunta a Salomón Chertorivski.
—Estoy convencido de que él y otros que lo acompañaron deben ser sancionados por lo que hicieron. Yo propuse en el 2021, cuando empezó la legislatura pasada, una comisión independiente que tuviera dos funciones. La primera: señalar aprendizajes y recomendaciones para el futuro. Y segundo, hacer una revisión, una evaluación y una valoración de las responsabilidades institucionales y personales para actuar en consecuencia.
—¿Incluso a nivel penal?
—Yo creo que sí, 800 mil muertes no se pueden tomar a la ligera.
—¿Qué lecciones debemos aprender de la gestión que tuvo López-Gatell como vocero? —se le pregunta al doctor Macías.
—La principal lección es que en situaciones de emergencia como una pandemia, la respuesta no puede ser vertical. Tiene que ser colegiada y siempre atendiendo las evidencias científicas. Claro que durante una tormenta el capitán tiene que dirigir el barco para que salga bien librado de la tempestad. Pero ya cuando se calman un poco las aguas, pues hay que dejarse llevar por la evidencia científica, por los consejos de salubridad y las academias de ciencias que están para eso, para guiar las decisiones.