La variante ómicron en Sinaloa
Héctor Melesio Cuén Ojeda
Actualmente en el mundo se está viviendo la llamada cuarta ola de contagios del Covid-19, esto debido a la aparición de una nueva variante del virus SARS-CoV-2, cuya principal característica es una mayor transmisibilidad-, denominada con la letra número 15 del alfabeto griego: ómicron, que etimológicamente significa “o” pequeña, en contraposición a la “O” grande que es la Omega.
La primera ola del Covid-19 en nuestro país empezó en febrero del 2020, la segunda en octubre del 2020 y llegó a su punto máximo en enero del 2021, y luego se redujo; la tercera ola fue en julio y agosto del año pasado con la llegada de la variante delta que provocó un incremento acelerado de casos. Y hoy la cepa de ómicron con el inicio de año nuevo, nos ha metido a los sinaloenses de lleno en este cuarto periodo de incremento de casos.
Hoy con esta pandemia, hasta hemos hecho propio el alfabeto griego al comunicarnos cotidianamente, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mayo del año pasado, decidió nombrar a la variantes detectadas del virus con las letras del abecedario helénico para facilitar la comunicación sobre su expansión y sobre todo para evitar el estigma hacia los países donde se estaban detectando las mutaciones.
Una decisión acertada, correcta y muy diplomática, pues es muy injusto difamar (crear mala fama) a una región sólo por descubrirse en su territorio la aparición de una nueva enfermedad. Ahí esta el mal antecedente nominal de la gripe “española” en 1918, la gripe “porcina” del AH1N1 aparentemente detectada en Veracruz el 2009, o el virus “chino” como intentó llamársele en su momento al patógeno que está marcando esta década de los años 20´s.
Es por esta razón que la primer variante del coronavirus surgida en Reino Unido pasó a llamarse oficialmente Alfa, posteriormente la ubicada en Sudáfrica, Beta; después surgió la brasileña Gamma y posteriormente la Delta en la India.
Y algunos se preguntarán por qué se brinca la OMS hasta ómicron, de la letra 4 a la 15 de este alfabeto pandémico. Lo que sucede es que en materia de virus existen cuatro categorías de variantes (Bajo monitoreo, De interés, De preocupación, y De Grandes Consecuencias), y en todo este universo la OMS ya había utilizado 12 letras, hasta la MU.
La siguiente letra era NU, pero consideraron que la pronunciación podría confundirse con “new” (nuevo en inglés) y causar alarma, y la siguiente era XI, curiosamente el nombre del actual presidente de China, y obviamente valoraron que causaría mucha polémica. La siguiente letra disponible fue ómicron.
Venturamente para Sinaloa y la humanidad en su conjunto, cada vez hay más evidencia y parece ser que hasta cierto consenso en que ómicron ha resultado ser una cepa más transmisible, pero menos hospitalizante y menos letal. Ayer el reconocido infectólogo, doctor Alejandro Macías, confirmaba para el periodico El Universal que “la variante ómicron efectivamente tiene una gran capacidad de reinfectar, por eso se ha dicho que viene por los que faltan, pero parece que va a ser menos grave porque muchos mexicanos ya tienen inmunidad y porque el virus íntrinsicamente tiene menos capacidad de crecer en los pulmones”.
En este sentido, desde este espacio quiero exhortar a todos los sinaloense para que aprovechemos el esfuerzo de vacunación que está haciendo el gobierno estatal que encabeza el doctor Rubén Rocha Moya. Las vacunas son la mejor prevención que la ciencia ha creado y la tenemos a la mano. De hecho una persona no vacunada enfrenta hoy un riesgo mayor de hasta 70% más de probabilidad de ser contagiada. Es por todo lo anterior, que en Sinaloa hemos valorado que en este momento no estamos preparados aún para regresar a clases presenciales ante un contagio comunitario in crescendo y además sin la inmunización de los menores y el refuerzo en curso para los maestros. Si bien en este momento el 71% de los sinaloenses tiene al menos una dosis inoculada y avanzando, los invito a todos a que continuemos con las recomendaciones de siempre esperando que se adopten como hábito: ventilar espacios, usar el cubrebocas, lavarse las manos y evitar las aglomeraciones