Programa CECI, la punta del iceberg del Sistema Nacional del Cuidados
Sonia Soto Maya
Las madres trabajadoras en maquiladoras, en principio en Ciudad Juárez, Chihuahua, tendrán 12 centros de Educación y Cuidado Infantil (CECI), que como su nombre lo indica, estarán destinados al cuidado y formación de sus hijos.
Con una capacidad para 2,620 menores de entre 43 días de nacidos y hasta cuatro años, representan una manera de ayudar a quelas mamás puedan trabajar y que no sólo ellas tengan la responsabilidad de su cuidado.
Para Natalia Calero, directora general de Coming Up, esta es una medida importante porque en el sexenio anterior se habían eliminado políticas que permitían no sólo garantizar el cuidado de niñas y niños, sino también la participación económica de las mujeres.
“Pues como sabemos, no sólo en este país, sino en el mundo entero, es en las mujeres en quienes cae mayormente el trabajo de cuidados no remunerado”, establece.
Indica que la participación económica de las mujeres en México es de alrededor de 47%, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), una de las más bajas de América Latina y de las más bajas en el mundo, así como de los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Dice quela baja participación de las mujeres impacta directamente en el crecimiento de la economía, de alguna forma la detiene, y más allá de esto, tiene un impacto en la vida de las mujeres que no tienen independencia económica y que, de buscar un trabajo, lo hacen en la informalidad, debido a la flexibilidad que ofrece.
“Muchas veces esta razón tiene que ver con que ellas se dedican al cuidado, no solo de hijos e hijas, es decir, no solo al cuidado de niñas, niños y adolescentes, sino de personas mayores y personas con discapacidad”, explicó.
El trabajo del hogar y de cuidados no remunerado en México tiene un valor de 26.3% del Producto Interno Bruto (PIB).
La Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares en México del Inegi, revela que las labores domésticas de cuidado, limpieza, mantenimiento, preparación de alimentos y compras equivalen actualmente a 8.4 billones de pesos.
De esta manera, la creación de centros, no sólo para niños en la etapa de la primera infancia, sino también para personas con discapacidad o personas mayores, las mujeres van a tener mayor oportunidad para involucrarse en el campo laboral de forma plena, considera la especialista.
Natalia Calero dice que estos centros podrían ser parte de un Sistema Nacional de Cuidados(SNC), pero sólo una parte muy pequeña.
“Recordemos que los sistemas de cuidados son complejos. No son acciones específicas, digamos sueltas, sino eso es lo que requiere un sistema, coordinar una serie de acciones e implementar otras”, comenta.
Reitera que no sólo las infancias requieren cuidados, este es un derecho que está reconocido cada vez más en el ámbito internacional como un derecho humano, al que deberíamos tener acceso todas las personas, y en el caso de las cargas de cuidados, también hay personas con discapacidad, personas mayores.
“Ahora bien, también recordemos que los sistemas de cuidado como tal se tienen que diseñar de forma participativa y con pertinencia territorial, por eso decía que veo positivo que se focaliza en un territorio, entonces hay que tomar en cuenta las particularidades de cada localidad, de cada territorio, cuántas Personas mayores tenemos, si es necesario ese tipo de cuidados, cómo son necesarios los cuidados”, afirma.
Considera que vamos en el buen camino. Los cuidados cada vez más están en las agendas públicas, están en las discusiones, no solo a nivel internacional, en todos los comités de derechos humanos, y en organizaciones civiles, sino también está ya en la política local y como un programa, se necesitan seguir invirtiendo recursos a mediano y a largo plazo.
Los centros se enfocan más en mujeres con trabajo formal
Fernanda García, coordinadora de Mujer en la Economía del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), coincide en que el Sistema Nacional de Cuidados es una articulación de acciones.
Explica que es importante saber si este programa inicial, que es un piloto, es replicable en todo el país, es lo que hay que ver.
Considera que tendrá que evaluarse cómo funciona el piloto en Ciudad Juárez, sobre todo porque es una localidad donde hay altos niveles de formalidad, 97% de las mujeres que trabaja en la industria maquiladora lo hacen en condiciones formales.
“Eso al final no es para nada la realidad del resto del país, dondela proporción está a 45% a nivel nacional, justamente los centros como están diseñados, diez de ellos son para mujeres en la formalidad y dos son para mujeres en la informalidad. Para el resto del país la proporción tendría que ser distinta”, explica.
Agrega que estos centros no representan el regreso de las estancias infantiles, sobre todo, porque éstas atendían a las mujeres que se empleaban en la informalidad, y lo que se sabe del programa CECI es que son para mujeres en la formalidad.
“Las mujeres que trabajan de manera informal son las que tienen menor acceso a servicios de cuidado, y esto continúa bajo este modelo”, advierte.
Y bajo esa perspectiva, continúa rezagada su participación en la economía en condiciones formales, con empleo de calidad, con acceso a prestaciones de seguridad social.
“Se continúa rezagando la participación de mujeres en la economía, en condiciones formales, con empleo de calidad, con acceso a prestaciones de seguridad social. Creo que ahí está muy bien que se hagan en sus centros porque tampoco es un tema resuelto en la industria maquiladora en Ciudad Juárez, pero no se ha puesto el foco en esta población que quedó desatendida desde 2019”, recuerda.
Afirma que cuando se habla de cuidados no se debe dejar de lado que 55% de las mujeres trabaja en condiciones informales, sin acceso a guardería.