El “Químico” de Mazatlán es un potencial genocida

Álvaro Aragón Ayala 

La magafiesta “Bienvenido 2022”, organizada y celebrada en Olas Altas Mazatlán bajo el caprichoso argumento de “aquí el alcalde decide lo que va a ser” del presidente municipal Guillermo -El Químico- Benítez, violó la Constitución General de la República y Ley General de Salud y sin duda elevará los contagios en cadena del Covid-19, obligando al Sector Salud a reforzar medidas preventivas y las acciones del personal de los hospitales habilitados para atender las contingencias de la pandemia.     

El presidente municipal se mutó en un potencial genocida al convocar a la asistencia tumultuosa a la zona turística conocida como Olas Altas para celebrar la llegada del año nuevo. El bullicioso evento, en el que abundaron las bebidas embriagantes y que fue amenizado por música de banda, rompió todos los protocolos sanitarios. Miles de personas se congregaron. La casi totalidad de la gente no respetó la sana distancia y se quitó el cubrebocas al pasar los frágiles “filtros” sanitarios del personal del ayuntamiento.  

La fenomenal pachanga se registró en plena alza de contagios del Covid-19 -la cuarta ola-. El personal municipal comisionado para mantener el “control” sanitario fue rebasado por el tumulto. El ayuntamiento de Mazatlán carece de especialistas para domar contingentes en época de pandemia y para llevar a cabo inspecciones sanitarias de alto calado. La juerga pública se convirtió en un infierno. 

La megafiesta fue convocada por el alcalde Guillermo -El Químico- Benítez Torres argumentando la autonomía municipal de Mazatlán, aun a sabiendas que la congregación de miles de personas provocaría un gigantesco “foco de infección” y de que en caso de pandemias la voz facultada para negar o consentir este tipo de celebraciones es la autoridad de Salud. 

El alcalde mazatleco llevó al matadero a miles de personas; el ayuntamiento, con todo y su autonomía, no cuenta con hospitales para atender casos de Covid-19. De acuerdo a las estadísticas, las personas de más bajos recursos económicos son las que sufren mayores estragos en su salud o la muerte debido a su precaria alimentación y a la falta de medicamentos.   

El gobierno de “El Químico” Benítez que expuso a miles de mazatlecos al contagio no pagará ni las medicinas ni los gastos de hospitalización de los futuros enfermos. El alcalde cumplió con el ritual macabro de llevar únicamente al matadero a la población, en vez de tomar medidas para proteger su salud y su vida tan solo para alimentar su ego. Así, el presidente municipal se convirtió en un potencial genocida.      

Bajo la argucia de que “aquí el alcalde decide lo que se va hacer” que ocultó el evidente propósito dipsómano de emborracharse “rodeado de su pueblo” y con música de banda pagada por el erario público, el alcalde violó la Constitución y la Ley General de Salud. Las cuestiones de salubridad general no caen en la competencia del municipio. Es un asunto del Consejo de Salubridad General previsto en el artículo 73, fracción XVI, números 1°, 2° y 3° de la Constitución Federal.  

La Secretaría de Salud del Gobierno Federal es la autoridad competente para normar la aplicación de todas las medidas preventivas indispensables para evitar perjuicios graves a la salud de los mexicanos. Las autoridades de los estados y municipios acatarán esas disposiciones.  

Los artículos 181, 182, 183 y 184 de La Ley General de Salud facultan a las autoridades de Salud a tomar medidas en casos de emergencias o catástrofe para prevenir y combatir los daños a la salud y a dictar instrucciones sanitarias relacionadas con reuniones de personas y diseñar los regímenes higiénicos especiales que deban implantarse, como son regular el tránsito terrestre, marítimo y aéreo, así como disponer libremente de todos los medios de transporte de propiedad del estado y de servicio público. 

El alcalde de Mazatlán, como potencial genocida, detonó una gigantesca cadena de contagios de Covid-19, atentando contra la salud de la población en sus afanes por imponer una autocracia municipal sui géneris acabando con todo principio legal o juicioso.  

Guillermo -El Químico- Benítez se volvió a mostrar como un autócrata, enemigo de cualquier acción o posición legal que no se ajuste a su capricho; la autocracia es un sistema de gobierno que centra su poder en la toma de decisiones en una sola figura. En dicho sistema de gobierno, el mandatario no tiene el deber de responder de sus acciones ante ningún tipo de control o mecanismo político y social.  

Con El Químico Mazatlán vive una verdadera pesadilla…. 

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