Recitales mediáticos y la Universidad Autónoma de Sinaloa
Alfonso Carlos Ontiveros Salas
No hay forma de darle veracidad o créditos a los comentarios periodísticos que se realizan aludiendo a asuntos internos de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Intromisión bastarda.
La UAS es una institución que tiene conductores inteligentes que no se dejarán llevar por información mordaz, pagada y perversa con la que se quiere forzar para imponer controles políticos por terceros extraños, o dicho mejor por el gobierno. Que no quepa la menor duda de que sólo la comunidad universitaria rosalina los ejercerá libre y democráticamente.
Se ha dicho en este espacio de opinión que la muy comentada consulta de la comunidad universitaria uaseña, no será programada desde el Congreso Local. Ese requisito para reformar la Ley Orgánica de la UAS es y será un asunto única y exclusivamente de los aguiluchos rosalinos.
La autonomía universitaria no será vulnerada por aquellos que quieren que la Universidad de los sinaloenses vuelva a los carnavales para que a través de música, payasos y comparsas se nombren a las autoridades universitarias.
Quieren, según ellos o sea del gobierno, “democratizar” las instituciones provocando el desorden y la anarquía. Quieren hacer de las universidades públicas un botín político para arraigar la obediencia ciega y adoctrinar a las juventudes para que le rindan elogios a un gobierno que no es partidario del progreso social, económico y que las universidades no avancen en lo académico y en el progreso científico. Quieren juventudes dóciles sin voluntad y subsidiadas sin trabajar y sin estudiar para sumarlos al voto de la permanencia en el poder.
Quieren los pseudoizquierdistas quitar la autonomía a la universidad pública para subordinarla a un sólo mando que sería el del poder político estatal. Esa pretensión gubernamental sería rotundamente peligrosa porque difícilmente el gobierno del estado tendría capacidad para administrar la educación media y superior que se imparte en la UAS. El experimento que les funcionó en la Universidad Autónoma de Occidente lo quieren replicar en la UAS, un error que lo están sufriendo en la derrota jurídica que están recibiendo en un conflicto por demás absurdo y perverso.
Desde el Congreso se ha desatado una campaña mediática y que es secundada por algunos medios de comunicación pagados por el gobierno, exigiendo que la Ley Orgánica de la UAS debe ser reformada. Me pregunto ¿Por qué hasta hoy surge ese apuro reformista? Debieron haber atendido la petición del Rector Titular el Dr. Jesús Madueña Molina que no se publicara la Ley de Educación Superior de Sinaloa porque era violatoria de la autonomía universitaria, pero lo ignoraron y siguieron con ese plan político que resultaría desastroso a las pretensiones gobiernistas.
Se les presentó un proyecto de iniciativa cuyo contenido había sido consensado con la representación gubernamental, el cual encendió luces verdes porque generó confianza y alientos de seguridad de que sería aprobado, pero sorpresivamente fue rechazado ¿Qué fue lo que pasó? Quisieron el apoderamiento político sin negociaciones de la UAS.
De la sentencia de inconstitucionalidad de la mencionada ley, se advierte la violación a la autonomía universitaria. El Congreso del Estado no está para convocar y organizar la consulta que pretenda modificar o reformar la ley orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa, porque constituye una clara y aberrante violación a la autonomía universitaria y al artículo 3°, fracción VII de la Constitución Federal.
Aun con esa declaratoria ya sentenciada y firme acudimos a un nuevo desafío para conocer cual habrá de ser la postura de una autoridad que no cesa de perseguir políticamente a unos adversarios que le salieron muy respondones a los señores del gobierno. Muchos artículos periodísticos dirigidos y posicionamientos de grupúsculos descarados afines al gobierno y pagados a muy alto precio que quieren desestabilizar el orden institucional de la UAS. Pura alharaca aderezada con mermelada de cacahuate que seguro les produce estreñimiento intestinal.
Una Auditoría Superior del Estado sin competencia para auditar los recursos propios de la UAS, una Fiscalía estatal que solo obedece las consignas que le instruyen, y procesos sin delitos, debería promoverse sin titubeos los sobreseimiento naturales de los casos. Habrá que esperar para ver el resultado.