Saldos preliminares: los partidos políticos

Joaquín Narro Lobo

El modelo político de nuestro país es uno en el que el ganador se lleva prácticamente todo y los derrotados se quedan con prácticamente nada. Así es como funciona nuestra democracia y ese es el resultado de aquella hegemonía presidencialista del PRI del siglo pasado y que hoy parece reeditarse y a partir de la cual fue pensado, en buena medida, el conjunto de instituciones políticas con las que hoy contamos. Tras el triunfo apabullante de Morena y sus aliados el 2 de junio pasado, es necesario analizar, primero, el estado en el que se desarrollará la política durante los próximos seis años para, después, reflexionar sobre un nuevo modelo que sea más incluyente de las minorías y que promueva y fomente una democracia más vigorosa que muchos pensaron que alcanzaríamos una vez concretadas la alternancia, primero, y la transición, después.

Para poder realizar el análisis de lo que tendremos en el futuro inmediato y lo que deseamos construir para los años por venir, un buen comienzo pasa por los partidos políticos y la fuerza política y de recursos que habrán de tener. De los siete partidos políticos que compitieron en la pasada elección, dos de ellos tienen un destino tan evidente que el análisis de su porvenir. Por un lado, es clara la hegemonía que se consolida en torno a Morena, mientras que en el caso del PRD su permanencia estará circunscrita al ámbito local en menos de la mitad de las entidades federativas. Los restantes cinco institutos políticos ameritan, en cambio, un análisis más detallado sobre el papel que pueden jugar de cara al próximo gobierno y el lugar en el que se pueden colocar de cara al 2030.

Los dos partidos sobrevivientes de la alianza opositora, Acción Nacional y Revolucionario Institucional, parecen correr el riesgo de ver seriamente comprometida su competitividad no solo para las próximas elecciones presidenciales, sino incluso para el siguiente proceso electoral de 2027. Por lo que hace a Acción Nacional, es altamente posible que surjan nuevas opciones partidistas que disputen la preferencia del segmento de clase media y que tengan una orientación ideológica libertaria y que de forma natural se colocaría en el espectro como de centro-derecha o derecha. Si el PAN no logra consolidar la preferencia de su militancia histórica, su permanencia en el escenario estará en riego. En lo que toca al PRI, su viabilidad dependerá de la renovación que su dirigente nacional ha planteado y que anuncia cambio de nombre, colores, logotipo y postulados ideológicos. Lo anterior buscará, por un lado, parar la sangría de los últimos años, la que ha provocado que gran parte de su militancia y simpatizantes migren hacia Morena, así como revertir el rechazo tan grande que provoca entre el electorado.

En lo que corresponde a los partidos aliados a Morena, el PT y el Partido Verde hoy parecen contar con suficiente fuerza para en 2030 encabezar, como no lo hacen desde hace varias elecciones, candidaturas presidenciales propias. En muchos momentos, el más reciente en 2015 en el caso del PT, se ha manejado la posibilidad de la desaparición de ambos partidos, pero hoy queda claro que su militancia, aunque limitada, ha crecido y es bastante más sólida de lo que podría pensarse. Imaginar a Gerardo Fernández Noroña o a Manuel Velasco en una boleta presidencial hoy no solo resulta posible, sino incluso se antoja probable.

Finalmente está Movimiento Ciudadano, el único de los partidos que participó en solitario y que para unos jugó como esquirol en favor de Morena y para otros fue la muestra del pragmatismo más claro de la política electoral. En los hechos, el número de diputados y senadores con los que contará será menor a los de la actual legislatura, pero en sentido contrario, el presupuesto que ejerzan el próximo año superará con creces el de cualquier momento de su historia. En este caso, serán las pugnas internas entre grupos como el de Samuel García y Jorge Álvarez Máynez, el de Luis Donaldo Colosio y el denominado Grupo Jalisco, lo que determine si efectivamente lograrán convertirse en una opción verdadera o seguirán siendo un partido mediano sin posibilidades reales para pelar en el ámbito nacional.

Profesor y titular de la DGACO, UNAM

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