Cronometra Rubén Rocha megafraude electoral en Sinaloa
Álvaro Aragón Ayala
Bajo la vigilancia de agentes de la DEA, observadores internacionales y la presencia de fuerzas especiales de la Marina Nacional, el gobernador Rubén Rocha Moya ajusta, cronometra, sincroniza, el plan de acción para consumar un megafraude electoral para garantizar el triunfo de los candidatos de Morena a cargos de elección popular.
Tres posiciones son prioritarias para el mandatario estatal: el Senado de la República, en cuya elección compite su candidato Enrique Inzunza Cázarez; la alcaldía de Culiacán, contienda en la que figura su ahijado Juan de Dios Gámez Mendívil, y Estrella Palacios, a quien apadrina, vía Morena, en la puja por la presidencia municipal de Mazatlán.
Es un hecho que el gobernador meterá “votos fraudulentos” a las urnas a favor de Enrique Inzunza, pues, él e Imelda Castro, no reportan cuentas claras. La campaña Senatorial morenista no impactó. Las acusaciones de acoso y hostigamiento sexual que la Jueza Ana Karina Aragón Kutiño dirigió al candidato de Morena lo “desinfló”.
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Ya se pronostica que Jesús Estrada Ferreiro, candidato del PT al Senado, le quitará miles de sufragios a Enrique Inzunza. La derrota del morenista está cantada. Si no se perpetra el megafraude electoral, el triunfo está garantizado para Paloma Sánchez de la coalición “Fuerza y Corazón por México”; también el grisáceo Juan de Dios Gámez y la descolorida Estrella Palacios necesitan la ayuda gubernamental para ganar las elecciones.
El gobernador tomó la ruta de intimidar a candidatos y operadores de los partidos de la coalición “Fuerza y Corazón por México” y la de la amenaza directa o velada contra directivos y abanderados del Partido Sinaloense. La conspiración electoral rochista es vigilada por la DEA y observadores de la ONU. Hay presencia de la Marina Nacional en Sinaloa, aunque la versión sembrada es que buscan a un peligroso delincuente
Rubén Rocha implementó un plan estatal de seguridad electoral “patito” para simular que cuidarán las casillas y protegerán la integridad física de los electores cuando la realidad es que vigilarán que no asalten al equipo que distribuirá los millones de pesos que el gobierno invertirá en la comprar votos, y facilitarán el embarazo y robo de urnas en las secciones donde vayan perdiendo los candidatos de Morena.